MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Reportaje: Zuriel y los jugadores más valiosos de la Espartaqueada

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Es originario de la colonia Unión Antorchista, primera sección del municipio de Tijuana, en el estado fronterizo de Baja California.A sus 11 años de edad Zuriel ha recorrido más de la mitad de la república sin sus padres ni familiares, pero en este último viaje de 55 horas hasta Tecomatlán, Puebla, estuvo acompañado de sus profesores, entrenadores y otros 35 niños más de diferentes escuelas del municipio.Su cita en la liga infantil de la Espartaqueada Deportiva era el motor de su próximo largo viaje.

Zuriel Nahum Morales Zenón es hijo de Margarita y Lorenzo; él trabajador de una de las tantas fábricas que aglomeran a miles de obreros tijuanenses, ella vendedora de ropa en los sobre ruedas.Desde los cuatro años, en Zuriel nació el amor por el fútbol.Su admiración por Nicolás Castillo, futbolista que juega en la posición de delantero de los Pumas, le llevó a las canchas y desde entonces sobre su muñequera izquierda posa una banda que hace alusión al equipo universitario."La compré en uno de los puestos de la feria y es mi mejor inversión", dice el pequeño delantero del equipo representativo bajacaliforniano.

La derrota es parte del juego

Zuriel es uno de los 250 deportistas que forman la delegación del Movimiento Antorchista bajacaliforniano en la XIX Espartaqueada Deportiva Nacional, evento que reúne este año a poco más de 21 mil deportistas de los 32 estados de la república.Las disciplinas de fútbol, béisbol, atletismo, natación, básquetbol, voleibol, ciclismo, han sobrepasado las expectativas de los organizadores.También creció el número de los espectadores en comparación del pasado 2016, como puede constarse en los encuentros simultáneos; todos tienen su propia afición, una suma de gradas entusiastas, libres de abucheos o connatos de violencia e incluso de alcohol.

Zuriel, como todos lo llaman, es parte del equipo de fútbol que viene de "La Antorcha", pues a falta de nombre así han bautizado al equipo conformado por jóvenes, vecinos de su colonia y aledañas así como compañeros de su escuela, representantes del balompié bajacaliforniano.Su entrenador es un profesor de deportes de la escuela primaria de Citlalmina, un asentamiento aledaño, hoy es el coordinador y asesor de la participación en los tres encuentros que tuvieron.

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Aunque la mala racha le llegó a él y a su equipo desde el inicio, hoy se sienten más que orgullosos de haber llegado hasta aquí, "ya jugamos, perdimos pero ganamos unos por default, pero ganamos risas- creo que ya no vamos a jugar porque nos ganaron dos veces y ganamos una, pero nos divertimos mucho", admite.

En la Espartaqueada la preparación deportiva cuenta mucho entre ganar o perder estos partidos, y es algo que admite este pequeño para cuantificar el peso de la derrota."Nosotros entrenamos en clases, por la tarde vamos a jugar con los de la colonia en la calle o en la cancha de tierra, antes no jugábamos con el maestro Isaid, actual entrenador del equipo, pero ahora estamos jugando y él nos dice cómo le hacemos… estuvo bien fuerte el partido pero perdimos" .

Algo creíble en Tijuana, esa gigantesca planicie siempre en construcción, cuyas canchas en mal estado, algo que admiten las autoridades como un problema recurrente, prueban el abandono gubernamental al deporte masivo y popular, de ahí el gigantesco contraste al llegar a Tecomatlán, cuyos espacios permiten a los deportistas como Zuriel ser tal, deportistas, con aciertos y errores.

"Jugamos en una cancha con pasto de plástico, está bien chila, así van a construir una en la secundaria 35, en la escuela de Antorcha y vamos a ir a entrenar ahí dicen los profes", su rostro irradia felicidad y mientras corre tras sus compañeros puede decirse que ese chico de 11 años es uno de los 21 mil jugadores más valiosos, los de la Espartaqueada antorchista, esos que hacen base en un pequeñísimo municipio poblano de apenas 15 mil habitantes, pero que son recibidos fraternamente, algunos hasta en las casas y patios de los lugareños, cuando las tiendas de campaña y los espacios de alojamiento se agotan.

El viaje de los tres mil kilómetros

La salida fue el miércoles por la noche, 11 y media de la noche para ser exactos.La caravana de cuatro camiones no eran nuevos fichajes del balompié mexicano, sino la delegación que iniciaba su recorrido por gran parte de la República, rumbo a la mixteca poblana, cuya geografía se asemeja al panorama desértico de la tierra fronteriza.Con solo dos o tres paradas por día para ir al baño o comer algo, el grupo logró arribar para el sábado 27 de enero; con cansancio aun del viaje pudieron participar en el desfile de inauguración de la XIX Espartaqueada Deportiva.

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Los más pequeños fueron los consentidos en el recorrido, recuento de estados que quedaban atrás, innumerables cambios en el GPS, convivencia entre los deportistas y un sinfín de historias fueron contadas en los más de tres mil kilómetros de Tijuana hasta Tecomatlán.

"Cuando me aburría de ver las películas me ponía a ver por las ventanas, se veía bien bonito, todo verde con los árboles, en Tijuana no hay casi.Pasamos de por donde es mi tía, Los Mochis, pero solo estuvimos un rato en la gasolinera, no tardamos nada", sus manos se han puesto un poco resecas por el frío que ha cubierto a Tecomatlán y aún así porta con orgullo el uniforme que le dieron para representar a Baja California, un binomio rojo y negro, con predominio del rojo, que se antoja reproduce los colores de los Xoloitzcuintles, el equipo local.

Abismos en el impulso deportivo

El contraste entre la gran infraestructura que ha podido ver en Tecomatlán con las instalaciones que ha visto Zuriel en la Zona Este de Tijuana, es casi la distancia entre BC y Puebla.La zona este es una de las zonas más marginadas de Baja California, la pelea por recursos para inversión en obras públicas incluso espacios deportivos asoma gracias a los esfuerzos de los colonos organizados, pero todavía no son una realidad.La realidad de Zuriel son las canchas de tierra. "En la colonia nomas jugamos en la calle o vamos a la cancha de tierra, pero dicen que van a construir la cancha y con un techo para el sol, si le ponen luz, vamos jugar en la noche" dice el pequeño que ya tiene en mente su terreno de juego.

Tecomatlán cuenta con una de las mejores infraestructuras deportivas de Puebla, un estadio de béisbol, un estadio de fútbol con pista de tartán, tres canchas de voleibol, cuatro de básquetbol, una cancha con pasto sintético y una de tierra-habilitada ante la gran demanda de equipos,además de un complejo de albercas en las que se llevan a cabo las disciplinas en natación.Corona esta ciudad deportiva una plaza de toros que cada vez se vuelve insuficiente para el número de espectadores que concurren a los eventos deportivos o culturales.

"Cuando llegamos en la mañana se veía bien bonito.La entrada tenía luces y una antorchota grandota, no había visto una así, de ese tamaño, igualita a la de las banderas que qué hay cuando vamos a las marchas", dice el delantero que por momentos se vuelve cronista, con la emoción que irradia en su rostro y se resume en una sonrisa.

Tijuana, ciudad de innumerables fábricas y con el mayor número de obreros del país, en varias administraciones municipales no ha podido consolidar una infraestructura social como lo muestra Tecomatlán.Pese al desarrollo industrial, las canchas en el municipio fronterizo son escasas, envueltas siempre en líos sobre su "regularidad", ahijadas a los que usan los espacios para mantenerlas, esa es la realidad cotidiana de los tijuanenses, panorama que empeora a medida que la zona es más marginada, como la Presa Este, el hogar de Zuriel.

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No es extraño que el pequeño describa si la cancha está empastada.Si lo es, en los deportivos de Tijuana llegan a tener un costo por hora de hasta de 300 pesos, cantidad que los equipos formados por los deportistas de colonias muy humildes no pueden pagar.

"yo quería meterme a un club, pero cobran muy caro, mi papá no tiene mucho dinero para que yo entre y por eso los domingo jugamos con mis amigos, con los que vengo ahorita.Faltaron unos porque no tenían dinero sus papás para darles y vinieran, y otros no les dieron permiso", explica el joven deportista.

Ni "astros" ni estrellitas, deportistas

Las llamadas "Espartaqueadas Deportivas" tuvieron sus inicios en el municipio mexiquense de Ixtapaluca y después comenzaron a celebrarse en Tecomatlán, Puebla.Tras 19 ediciones, la cita antorchista se posiciona como uno de los eventos deportivos no gubernamentales más importantes para el deporte popular, masivo.

De acuerdo con Ignacio Acosta Montes, dirigente del Movimiento Antorchista en Baja California, explica que el evento ha tomado importancia en el estado a tal grado que hoy pueden trasladar a más de 250 deportistas vía terrestre que compitan en estas justas deportivas, pero lo mismo realiza el sureste, incluso con equipos peninsulares, es decir, conformados por jugadores de diversas entidades.

"Antorcha ha jugado su papel también en el terreno deportivo, mucha gente se pregunta qué es lo que buscamos con fomentar el deporte en zonas populares como en la Zona Este, pero es claro, nosotros sí buscamos inculcar el deporte entre las capas más olvidadas, hemos podido demostrar que por medio del deporte los jóvenes, niños y por qué no, los adultos, se superen como seres humanos", dice el dirigente social del antorchismo en el Noroeste en donde han salido grandes astros en todas las disciplinas deportivas, prueba del gran talento que existe en el país, unidos a sus equipos nacionales o internacionales mediante contratos millonarios que, en muchas ocasiones, les hacen olvidar sus inicios en las campos de terracería.

"Nosotros como organización hemos visto cambios concretos en pueblos en los que existe un equipo de tal o cual disciplina, desde el futbol hasta el béisbol, se fomenta la armonía, la convivencia, hay una disciplina impresionante entre los deportistas, además erradicamos poco a poco el que los jóvenes caigan en vicios", explica sobre el papel transformador del deporte que promueve su organización en todo el país.

El deporte en el estado fronterizo ha tomado el mismo carácter comercial que en otros estados de la República mexicana.Las grandes y pequeñas ligas ven a los jóvenes como a un cliente que pueda pagar una inscripción que va desde los 400 pesos mensuales hasta los tres mil pesos.Aun modesto el esfuerzo, Antorcha ha creado clubes deportivos en donde no existen cuotas de arbitraje, de renta de canchas o campos, o donde se les cobre por tocar un balón.

"A nosotros no nos cobraron nada, nomás traemos para comprarnos algo, aquí nos dan de comer, a veces nos dan cosas que no me gustan como las verduras, pero es comida y nos la tenemos que comer; a veces se nos antoja un agua de fruta y le pido dinero al profe del que le dio mi mamá", dice Zuriel, quien asistirá a las albercas a divertirse con sus amigos.

A este evento deportivo también asisten competidores de talla internacional, algunos de ellos ex competidores de las Olimpiadas, en más de seis ocasiones han asistido las ligas nacionales de béisbol, fútbol, voleibol y atletismo.Así se crea esa inmensa comunidad, de acentos, de tradiciones y técnicas deportivas que por espacio de una semana son el día a día de Tecomatlán.

"En su mayoría los deportistas son del pueblo, muy pocos clubes deportivos profesionales a los que se les hace la invitación y vienen, es poco su interés por asistir al evento, por el mismo carácter que se le ha puesto al deporte, que se quiere ganar dinero, nosotros premiamos a los ganadores con medallas, trofeos, es el orgullo de decir que le ganaron a tal estado o a tal delegación, no es el interés económico que se ha impuesto en esta sociedad, por eso nuestros competidores no van por dinero, van a hacer deporte y a competir verdaderamente por ser los mejores", señala Acosta Montes.

Zuriel en espera de su salida con destino a Tijuana asiste a los partidos de fútbol, básquetbol y voleibol que se realizan en las canchas de la ciudad deportiva "Wenceslao Victoria Soto", en donde desde las siete de la mañana dan inicio los partidos hasta las 10 u 11 de la noche, dependiendo del nivel de competencia.Sabe que este año dejó todo en la cancha, pero el reto empieza tocando suelo fronterizo, prepararse y volver dentro de dos años a conseguir un trofeo, regresará a seguir estudiando el sexto año de primaria.En esta edición jugó y perdió como defensa en el equipo La Antorcha y con esa pasión que despertara el chileno "Nico", no renunciará al deporte, seguirá preparándose para ser punta y marcar goles, incluso dobletes, lo que sea necesario para vencer al equipo rival en la XX Espartaqueada Deportiva.

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