El pasado 17 de agosto se cumplió el tercer aniversario luctuoso de un gran luchador social, el maestro Carlos Noé Sánchez Rodríguez, quien encabezó la lucha de los antorchistas en el estado de Tlaxcala y dejó una huella imborrable en la historia del Movimiento Antorchista Nacional.
Originario de Acatlán de Osorio, Puebla, Carlos Sánchez dedicó su vida entera a la causa de los más necesitados. Su trayectoria en el Movimiento Antorchista comenzó en la década de los 70, cuando era estudiante en la Escuela Nacional de Agricultura (hoy Universidad Autónoma Chapingo). Desde entonces, su compromiso con la justicia social no hizo más que crecer.
Carlos Sánchez vive hoy en cada lucha, en cada logro y en cada paso que da el movimiento hacia un México más justo y equitativo.
Antes de llegar a Tlaxcala, Sánchez realizó un trabajo invaluable en la sierra norte de Puebla y en Tecomatlán, donde participó en la gestión de importantes proyectos educativos como el CBTA No. 168 en Zacapoaxtla y el Instituto Tecnológico de Tecomatlán. Sin embargo, fue en Tlaxcala donde su labor como dirigente del Movimiento Antorchista alcanzó su máximo esplendor.
Durante casi dos décadas, de 1999 a 2017, Carlos Sánchez se entregó en cuerpo y alma a la lucha por mejorar las condiciones de vida de miles de tlaxcaltecas. Su legado en el estado es tan vasto como impresionante.
Gestionó y logró el reconocimiento de seis escuelas preparatorias, siendo la más destacada la de El Rosario.
Además, fundó la Casa del Estudiante "Tlahuicole", un proyecto que permitió a jóvenes de escasos recursos concluir sus estudios universitarios.
Pero su trabajo no se limitó al ámbito educativo. Sánchez fue el artífice de la fundación de varias colonias en diferentes puntos del estado, como la "6 de junio" y "La Antorcha", entre otras.
En estas nuevas comunidades, no solo gestionó la dotación de servicios básicos, sino que también sembró la semilla del Movimiento Antorchista, formando a nuevos cuadros que hoy continúan su lucha.
El impacto de su trabajo en la vida de miles de tlaxcaltecas es innegable. Gracias a su gestión, las familias enteras accedieron a una vivienda digna, educación de calidad y servicios básicos. Más allá de las mejoras materiales, Carlos Sánchez dejó un legado ideológico y organizativo que sigue vivo en cada rincón del estado.
Es imposible hablar de Carlos Sánchez sin mencionar a su familia. Su esposa, Ana Lilia Trujillo Guerrero, y sus hijos Vania, Eneas y Samira, no solo compartieron su visión, sino que la han hecho suya, dedicándose de tiempo completo a la lucha por los más necesitados de México.
Es un testimonio conmovedor de cómo el compromiso social puede ser un valor familiar que trasciende generaciones.
A tres años de su partida, el ejemplo del maestro Carlos Noé Sánchez Rodríguez sigue inspirando a nuevas generaciones de activistas.
La tarea por la cual luchó el "Maestro Carlitos", como cariñosamente lo llamaban, continúa. Los activistas que siguen sus pasos no cejarán en su empeño por conseguir aquello por lo que él tanto luchó y dedicó su vida.
En el Movimiento Antorchista, su memoria se mantiene viva: "Morir por Antorcha no es morir, Morir por Antorcha es vivir". Carlos Sánchez vive hoy en cada lucha, en cada logro y en cada paso que da el movimiento hacia un México más justo y equitativo.
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