¡No, no, no! No estoy de acuerdo para nada, con la medida implementada por Delfina Gómez, secretaria de Educación Pública. Así lo anunció y lo leí en Expansión: “Por decreto, la SEP prohíbe reprobar a estudiantes de primaria y secundaria”.
No es que me sorprenda la noticia, pues es algo que en la práctica se induce, lo que me sorprende es que lo anuncien como una gran estrategia para combatir el rezago, pero no lo es, esas formas de actuar son viejas, muy viejas. Creo, por el contrario, que es totalmente contraproducente. Intentaré explicar por qué.
Creo yo, que ya ha quedado bastante comprobado con los resultados, que la calificación no es más que un trámite, y que no da garantías de las habilidades y cualidades que puedan desarrollar los estudiantes. Desde hace décadas, que los países más desarrollados y con mejores resultados en educación, como China, Japón, Finlandia, Singapur entre otros, han dejado de lado esa manera de evaluar, Pero en nuestro propio país, en el marco de la competitividad ha quedado en segundo plano un certificado con número, para darle más importancia a las habilidades sobre todo técnicas que el egresado debe poseer. La evaluación del aprendizaje es de por sí muy compleja, pues hacerlo con un método único y con los mismos criterios para todos los alumnos ya lleva dentro de sí un poco de injusticia, pues todos los estudiantes son distintos, y encasillarlos en buenos o malos según el número sigue siendo un problema pendiente de resolver, pues eso motiva o desmotiva al estudiante.
En gobiernos anteriores, como el del sexenio pasado, ya andábamos mal al querer copiar un modelo educativo de la Unión Europea que buscaba, justamente eso, desarrollar competencias, para la vida y para el trabajo. Todo en el papel se escuchaba muy bonito, sin embargo, fue casi imposible implementarlo pues no había condiciones y no se hizo el esfuerzo por generarlas, ese fue el caso en el nivel en donde laboro, en educación media superior.
Fueron muy muy pocos los planteles que pudieron certificarse para ingresar al sistema nacional de bachillerato. Fue así como dimensionamos que estamos muy lejos de tener las bases necesarias para edificar la calidad de la educación, que lo que en realidad ocupa la educación en nuestro país es una inversión seria para tener infraestructura que permita desarrollar una educación científica, democrática y popular.
Por otra parte, declarar esta medida como una estrategia para abatir el rezago educativo generado por la pandemia, la verdad hasta burla parece, pues el Estado actúa así, de manera estratégica evadiendo así su total responsabilidad de garantizar mejores resultados. Por ejemplo, en lugar de proponer una alternativa por la cancelación del programa de escuelas de tiempo completo, que sin duda significa un retroceso en la educación, pues este programa se consideraba piloto para aplicarlo después a la totalidad de las escuelas; como premio de consolación regala un pase al siguiente nivel, creyendo que esto abona al proceso, pero hasta el más ingenuo sabe, que el proceso de educación tiene una secuencia didáctica, que todo estudiante que no se desempeñe bien en primer grado, tendrá inevitablemente serias dificultades en el siguiente grado, entonces ¿por que la medida?, ¿en qué sentido abona a la educación? ¿Cuál es el objetivo de pasarlos sin que logren un nivel de desempeño aceptable? ¿por qué engañarnos a nosotros mismos?
Aquí, creo que se abusa tremendamente de la ignorancia del pueblo, que no ignora porque este falto de facultades, sino porque no le han enseñado. Que entienden como un gran apoyo que les pasen a sus hijos de grado sin saber lo necesario, sin considerar que solo se acrecienta con ello el rezago, pero además que se le ocasiona un grave daño a la autoestima del estudiante, pues mientras no se le preste atención como se debe (y para ello se requiere infraestructura educativa y personal docente capacitado), vivirá frustrado por no entender cómo se debe los temas correspondientes. Generando así, un tipo de personalidad muy falto de carácter y valentía, gente ideal para ser sometida y maltratada. ¿Será eso el fin último de esta medida?
Pero, además, si la 4T está implementando medidas viejas, como no reprobar a nadie, ¿Cuál es su mérito, ¿Cuál es su diferencia? Estos remiendos a la educación, son solamente un reflejo que demuestra de que está hecho Morena: de fantasmas del pasado, y que carece de claridad de rumbo para nuestro país, pues es en educación donde se nota que perfil de ciudadano están preparando, como nos quieren adoctrinar.
Porque no está bien, porque no es correcto, porque no es lo que se necesita, y todos los sabemos, debemos exigir un alto a esta mentira, no es pasando a los alumnos como los vamos a ayudar a ser mejores, sino ofreciéndoles una mejor clase, acompañamiento pedagógico, materiales de vanguardia que les brinden el acceso a la ciencia y a la tecnología.
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