En los días que corren, termina el plazo para que los diferentes partidos políticos, respetando el derecho de sus militantes, decidan quien tendrá la responsabilidad de representar a cada uno de estos en las elecciones constitucionales del próximo mes de junio. Como pasa cada tres años, varios de sus militantes alzan la mano para que los consideren como candidatos de sus respectivos institutos políticos.
Por estos días, la mayoría de las dirigencias partidistas ya decidieron quién de sus militantes serán los que carguen con la responsabilidad de convocar a la sociedad, para que deposite la confianza en la oferta social que representan y alcanzar así el fin propuesto: La presidencia municipal, la diputación local o federal.
Empieza el entusiasmo político. Los partidos que ya decidieron quienes serán sus candidatos, aprovechan para visitar a sus bases, hacen compromisos, avanzan en la consecución de voluntades que les permita reunir los suficientes votos que los haga alzarse con el triunfo o, mínimamente, alcanzar una regiduría.
Así también, la preocupación de los partidos recién registrados, es reunir los votos suficientes que les permita permanecer en ese selecto grupo, que cada tres años, tiene el privilegio de sustituir a los funcionarios públicos que, por ley constitucional, deben ser designados a través del voto popular.
Por aquí en nuestra región, solo hay un partido; morena, que aún no alcanza el consenso de sus militantes para nombrar a sus candidatos. Con el fin de superar esta situación decidieron dirimir el conflicto de intereses que cada precandidato representa a través de una encuesta. Por la información que ellos mismos han filtrado en las redes sociales, algunos precandidatos no confían en la imparcialidad de este método y empiezan a manifestar sus inconformidades.
Solo en el municipio de Autlán de Navarro, cabecera del distrito electoral XVIII, fueron diez los precandidatos apuntados para presidente municipal. Es importante señalar de ellos que, lo único que tienen en común, es que ninguno de ellos surgió como la propuesta de algún grupo social organizado, que hayan encontrado en la singularidad y actitud de cada uno de ellos, la garantía de que realmente vayan a trabajar en beneficio de la gente más necesitada, a la que dicen querer representar. Son precandidatos simplemente porque así lo decidió cada uno de ellos, y esperan contar con la suficiente simpatía de su dirigencia para alcanzar tan anhelada candidatura.
No vemos alguna diferencia verdaderamente significativa, que realmente nos haga creer lo que el guía moral de morena a cada rato afirma; “ahora ya no es lo mismo” y, exige que comulguemos con esa rueda de molino, simplemente porque él lo afirma, sin que lo que hace en la vida real guarde congruencia con lo que dice. Es evidente que son intereses personales los que motivaron a cada uno de estos precandidatos, el buscar ser los escogidos para participar en el próximo proceso electoral. Revisando sus actividades sociales y políticas, encontramos que la gran mayoría de ellos hasta el día de ayer eran unos perfectos desconocidos en sus mismos arrabales.
La mayoría de los precandidatos, en su vida han encabezado la más mínima actividad social para mejorar algún punto de la ciudad a la que aspiran representar, como diputado o a gobernar, como autoridad municipal. En el mejor de los casos, presumen de alguna gestión que ya hicieron, pero por la cual cobraron como regidores que son o ya fueron. Su “fructífera” actividad social y de gestión termina cuando ya no perciben el salario correspondiente de servidor público, quieren hacer creer al ciudadano de a pie que realmente tienen vocación de servidores públicos.
Con estos datos ahí siempre presentes, advertimos a todos los que aspiran a conseguir la gracia del gran elector, que es el pueblo, que existe en las bases de las colonias, comunidades y ciudades, grupos de ciudadanos organizados, que no se impresionan de las actitudes mesiánicas y protagónicas de algunos de los hasta hoy precandidatos, que están atentos de la manera que piensan resolver los problemas que nuestras comunidades tienen.
En la cabecera del Distrito XVIII, la ciudad de Autlán de la Grana, es evidente entre otras carencias, la falta de servicios de calidad para sus habitantes, el nulo apoyo a la vivienda popular, la poca atención a la creciente incertidumbre de un amplio sector de autlenses, que nada seguro tienen del espacio que habitan. Quienes conforman este sector, en toda su vida no han escuchado de autoridad alguna, una propuesta viable que les garantice y les dé tranquilidad de la posesión del espacio que habitan con sus familias.
Sin duda, los problemas a resolver en ciudades como la nuestra, exigen algo más que exteriorizar la buena voluntad de querer aspirar a un cargo público. El tiempo rápido avanza, los autlenses preocupados por realmente mejorar las condiciones en que vivimos, estaremos atentos a las propuestas que presenten cada uno de los candidatos designados, esperamos que sean propuestas que tengan la intención de empezar a resolver a fondo los problemas sociales que siempre hemos padecido.
Tenemos exactamente 91 días, para decidir el relevo, o en su caso, ratificar a las autoridades actuales, por lo que es importante establecer claramente, puntos de referencia, que nos permitan distinguir un antes y un después en lo que la gente del pueblo aspira a mejorar, que sabemos depende de quienes se proponen a representar nuestros intereses y a administrar nuestros municipios.
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