Después de los acontecimientos ocurridos en los meses que han transcurrido del gobierno morenista, cualquier persona con sentido común, capaz de observar y reflexionar de manera objetiva, sin prejuicios, puede inferir que al gobierno de López y la 4T no les importa el pueblo de México.
No han dudado en seguir con su vieja cantaleta de que el pueblo lo es todo. Pero sus discursos, su palabrería engorrosa y repetitiva se contrapone frontalmente con la realidad. Al parecer tanta lisonja al pueblo y tanto hablar de él ha hecho que terminen por convertirlo en un ente abstracto que no toma cuerpo en algo concreto, con necesidades materiales y espirituales.
El que paga los platos rotos de esta estrechez de miras es la gente humilde que no tiene cómo curarse de covid-19; que muere en sus casas por no hallar lugar en los hospitales, por falta de material, por falta de médicos, por falta de información elemental para cuidarse durante la cuarentena, o que muere en la calle víctima de la violencia, en los asaltos en el transporte público o en las tiendas, por balas perdidas en los enfrentamientos, en los secuestros que aunque el presidente diga que solo a los ricos les pasa, hay cientos de casos de personas humildes que se ven obligadas a vender todas sus pertenencias, por pocas que sean, para pagar el rescate.
De enero a mayo, según datos de Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hubo 14 mil 631 homicidios. Cifra espeluznante nunca antes registrada en igual cantidad de tiempo. Mientras que por covid-19, al 28 de mayo, fue de 26,648 muertes, según información de la Secretaría de Salud. O sea, van 41 mil 279 personas fallecidas en México por omisión, negligencia, inacción o fallas de estrategia del Gobierno federal que tiene sometido a nuestro país en un "luto permanente".
Y si los funcionarios de la 4T no están haciendo algo productivo por los trabajadores, aunque se les paga puntualmente sus millonarios salarios; aunque a López Obrador se le mantiene con los impuestos que paga el pueblo en el descomunal y lujoso Palacio Nacional que, según información de transparencia de la presidencia de la República, cuesta seis millones de pesos al mes incluyendo sus comidas y el personal que atiende a la familia del mandatario nacional, ¿qué está haciendo entonces el Gobierno Federal? Quizá algunos piensen que combatiendo la corrupción como habían prometido desde hace años. Sin embargo, cada vez son más los escándalos de corrupción en Morena y en el gobierno que están muy lejos de siquiera revisarse por quienes deberían hacerlo.
No se nos deben olvidar las 23 casas del director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz; o las seis propiedades de la Secretaria de la Función Pública, Irma Sandoval, valuadas en más de 60 millones pesos, las cuales, según un reportaje publicado en el portal de noticias Latinus, cinco fueron adquiridas de contado en los últimos nueve años y la sexta fue un "regalo" del gobierno de la Ciudad de México cuando el titular era Marcelo Ebrard.
Tampoco debe quedar en el olvido la adquisición de ventiladores a sobreprecio (es decir, mucho más caros de lo que en realidad cuestan) al hijo de Manuel Bartlett Díaz. Tampoco debemos dejar de lado que actualmente a la exlíder nacional de Morena se le está investigando por corrupción, por un supuesto pago de 395 millones de pesos (que es dinero público) a dos empresas que no realizaron ningún trabajo.
En lo que se está concentrando el gobierno y el presidente es en desprestigiar, atacar, calumniar e intimidar con todo su aparato de estado a quienes se atrevan a levantar la voz en contra de la incompetencia de Morena en el gobierno.
Se están concentrando en hacer campaña y en postular candidatos desde ahora rumbo al 2021. Así es, en lugar de trabajar por México están haciendo labor proselitista. No por nada el presidente advirtió en la conferencia matutina del 22 de junio y en su discurso de segundo aniversario el triunfo electoral, que se convertirá en "guardián de las elecciones".
Se preocupa por ser "guardián de las elecciones" como no ha sido guardián (y por lo que se ve no lo será nunca) de la salud, el empleo, los salarios justos, la seguridad, la educación, la vivienda, la alimentación de los mexicanos. En eso no se ha preocupado y es lo que debería importarle.
A Morena no le interesan los mexicanos y sus necesidades humanas, solamente le interesan por cuanto que son emisores de votos, de ahí que su única labor es repartir dinero, es decir, comprar de forma descarada la conciencia de la ciudadanía.
Todo lo dicho nos lleva a una conclusión: si ni al presidente ni al gobierno le interesa el pueblo, el pueblo debe preocuparse por él mismo. Pero no de manera individual y fragmentada sino colectiva. Los afectados por el gobierno morenista no pueden seguir pidiendo favores a López y a Morena, que actúan con verdadera e indignante sordera política. Los afectados, que somos la inmensa mayoría de mexicanos, debemos unirnos en un solo objetivo: el defender un proyecto nacional que busque sacar al país del oscurantismo y la crisis económica en que nos está metiendo la 4T.
La situación que se presenta ante nuestros ojos demanda el eliminar prejuicios de antaño, fundirnos en un solo hombre que logre derrotar a Morena en las urnas en 2021. Si vamos juntos el triunfo está garantizado, si sumamos toda nuestra fuerza y todo nuestro entusiasmo el futuro del país será menos intrincado de lo que ahora es para todos.
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