Desde los tiempos en que el hombre dejo de ser nómada y se asentó en un lugar fijo para dar paso al florecimiento de las primeras culturas, el acto de educar se convirtió en un factor de suma importancia para el desarrollo del hombre.
Al correr del tiempo y con el nacimiento del excedente de producción, un grupo reducido comenzó a adueñarse de los medios de producción para explotar a una masa numerosa de ciudadanos que quedaron a merced de la parte dominante, la educación paso entonces a ser un privilegio del minúsculo conjunto que comandaba las poblaciones, los nuevos avances y descubrimientos también eran propiedad privada.
Durante la edad media, la Iglesia se convirtió en el gran concentrador de documentos, escritos por sabios, que fueron escondidos a los ojos comunes; quiero decir con esto que la educación representa un arma para rebelarse en contra de la opresión y ayudar a formar un mundo más justo y equitativo.
En febrero de 1917 en nuestro país nacía, producto de la revolución, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el que se asentaban las aspiraciones de los miles de ciudadanos que se sumaron al movimiento armado con el propósito de terminar con la dictadura encabezada por Porfirio Díaz, en este documento se asentó que la educación debería ser laica, obligatoria y gratuita; se abría entonces un gran horizonte para el ingreso de México a los tiempos modernos. Nada más distante de la realidad, letra muerta para los mexicanos.
La evolución de la educación en nuestro país ha atravesado por una serie de reformas estructurales que han impulsado algunos cambios positivos, pero aún podemos ver un importante rezago en diversas áreas.
Algunas cifras relevantes nos dicen que el sistema educativo mexicano es de los más grandes del mundo, lo que de manera natural implica la existencia de una serie de retos y por ende la necesidad de implementar estrategias que permitan nivelar las condiciones de los componentes del sistema. En términos cuantitativos, la más reciente publicación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) arroja los siguientes datos: solo en educación obligatoria (básica y media superior) existe 30.9 millones de alumnos, quienes son atendidos por 1.5 millones de docentes en 243 mil escuelas.
Podrá entonces imaginarse amable lector, las dimensiones de este monstruo de siete cabezas.
En lo que respecta a la infraestructura, se pueden observar importantes carencias en distintas áreas, desde la falta de instalaciones sanitarias o de accesos para los usuarios con discapacidad motriz, hasta la ausencia de laboratorios de ciencias o aulas de cómputo en los planteles del nivel medio superior.
El nuevo Modelo Educativo para la educación obligatoria es una de las mayores apuestas del gobierno actual, como parte de la Reforma Educativa, para cambiar el paradigma del sistema. Fomentar en los estudiantes la importancia de aprender a razonar, pensar por sí mismos y resolver problemas: aprender a aprender.
Lo anterior resulta a primera vista un planteamiento propio de los tiempos actuales, sin embargo, escudriñando un poco más, nos daremos cuenta que es un modelo desfasado de la realidad mexicana. Se están tratando de empatar dos piezas que no coinciden. El nuevo modelo no resuelve el problema de raíz.
En primer lugar, como se mencionaba en renglones atrás, el sistema no cuenta con la infraestructura básica para la atención puntual del nuevo plan educativo. Según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) sobre la situación de estudiantes y maestros en nuestro país dice:
-El 36% de las escuelas carece de drenaje.
-El 24% de las escuelas no tiene agua de la red pública.
-El 10% de las escuelas no cuenta con baños.
-El 8% de las escuelas no posee energía eléctrica.
-El 59% de las escuelas carece de salidas de emergencia
En dichos datos también se menciona que el 45% de alumnos en educación preescolar, primaria y secundaria no tienen acceso a una computadora, mientras que el 61% no tiene acceso a la red, es decir internet.
La calidad educativa en México se considera como una debilidad más, aunado a nuestro sistema educativo, ya que el país es ubicado en el lugar 107 de 124 en cuanto a la misma, así se ve a nuestro país desde el exterior sobre todo en áreas como las Matemáticas y Ciencias.
Hace falta entonces una reforma integral, que no solo sea una copia de modelos extranjeros, sino que se contextualice a las necesidades propias del país, eso, por un lado. Por otra parte, también es importante garantizar la solvencia económica de las familias mexicanas que permita al estudiantado jamás abandonar las escuelas.
El otro problema también es de carácter económico, garantizar que los centros educativos cuenten con la infraestructura básica para que puedan entonces empatarse las aspiraciones a una educación de calidad con las herramientas necesarias para lograrlo.
De todo lo anterior podemos concluir que lo que necesita el país es una nueva forma de gobierno que nazca del pueblo, y que trabaje verdaderamente para el mismo pueblo en los hechos y no en el discurso, un gobierno así solo nacerá cuando de la sociedad surja una verdadera representación genuina de los intereses populares, un pueblo educado, organizado, solo así las cosas podrán cambiar.
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