En las últimas dos semanas, el incremento a los precios de los productos en la canasta básica fue tan drástica que la vox populi halló su mayor expresión en las amas de casa con frases habituales como “todo subió”, “el huevo está carísimo”, “las tortillas cuestan más caras”, etc., etc. etc.; las que a su vez pueden resumirse en otras igualmente ordinarias pero contundentes: “el dinero ya no alcanza para comer”; “ahora tenemos que comprar menos cosas del mercado”, “el gobierno de AMLO y Morena no ayuda a los pobres, son unos farsantes y nos dicen puras mentiras”.
Estos comentarios que diariamente se escuchan en los mercados no son exagerados. De acuerdo con los datos de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) de la Ciudad de México (CDMX) y de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), la mayoría de las mercancías de la canasta básica se han elevado. Y si comparamos los precios que tenían en octubre de 2018 con los que tuvieron en noviembre de 2021 –es decir, pasados los tres primeros años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)– la preocupación de los mexicanos está plenamente justificada, pues muchas de las familias están a punto de estallar porque sus ingresos no les alcanzan para comer.
En el festejo por el tercer año de su gobierno, el Presidente anunció que el salario mínimo del año próximo tendrá un aumento del 22 por ciento, aunque todavía debemos esperar que no sea una más de sus mentiras. Pero aun con dicho incremento, de acuerdo con el portal elceo.com, “México iniciará 2022, con un aumento en el salario mínimo del 22 por ciento, respecto de este año; pero aún se ubica por debajo de 31 países que forman parte de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE)”. Con ese aumento, el salario mínimo diario será de 172.87 pesos y el mensual llegará a cinco mil 186.1 pesos, “los cuales equivalen a 293 dólares. Este monto ubica a México en el último lugar del listado; además está muy por debajo del promedio de mil 338 dólares”.
Con la inflación de más del siete por ciento reportada el mes pasado –una de las más altas en lo que va del siglo– y aun concretándose el anuncio del Presidente, el incremento al salario mínimo será únicamente un mejoralito que no logrará quitar a las familias mexicanas la pulmonía que ya padecen con los precios elevados de los productos básicos que, como ya vimos, aumentaron por encima del 22 por ciento. El incremento salarial será insuficiente y la crisis alimentaria se profundizará, como han advertido varios especialistas.
Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, recientemente reveló que el salario mínimo no es lo que los trabajadores quieren ganar, no es un buen salario porque su monto solo sirve para mantener al trabajador en la pobreza.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), aseguró que “si se toma en cuenta que la inflación no subyacente –también llamada alimentaria, porque incluye los precios de los productos agropecuarios y los energéticos, como la gasolina– se ubica en 11.68 por ciento, se puede concluir que el alza al salario mínimo no es suficiente, ya que está por debajo de lo que a los mexicanos les cuesta comer y pagar servicios y, por tanto, por debajo del costo de la canasta básica”.
Con la inflación y el alza desmedida de los precios, bien vale recordar una frase del escritor francés del Siglo XIX, Honoré de Balzac: “El hambre hace salir al lobo del bosque”. Hoy, el hambre puede hacer que el pueblo mexicano salga a buscar su comida y que, por primera vez, quienes acaparan la riqueza de la nación –como antes lo hicieron sus antecesores u otros explotadores– tengan que verse obligados a devolver un poco de esa riqueza. Por el momento, querido lector, es todo.
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