Desde que tomó el poder presidencial, el licenciado Andrés Manuel ha visitado a Sinaloa al menos en siete ocasiones y los beneficios para la clase trabajadora no se ven, por el contrario, la situación económica de las familias, va de mal en peor por la falta de apoyo gubernamental en esta pandemia del coronavirus.
Sinaloa tenía, según el Coneval, hasta antes de la pandemia, poco más de 947 mil personas en pobreza y en pobreza extrema casi 85 mil, la tasa de desempleo rondaba el 3.2 por ciento, con la pandemia estas cifras, indudablemente, se agrandaron.Las clases trabajadoras han resentido como nunca la falta de ingresos para sacar adelante a sus familias; gremios enteros han salido a la calle a pedir apoyo para alimentar y curar a sus enfermos.La inseguridad está desatada, no hay día en que no haya asesinatos y secuestros, tan solo en abril del presente año se tuvieron 105 homicidios, siendo hasta ahora el mes más violento, a pesar de que el estado cuenta con dos mil elementos de la Guardia Nacional.
En los principales sectores productivos del estado el panorama es desolador: los agricultores simplemente no la ven llegar, la esperanza de que con Obrador les iba ir mejor, está esfumada, lejos quedó la promesa de pagar en siete mil pesos la tonelada de maíz, hasta el momento, ni siquiera Seguridad alimentaria mexicana (Segalmex) ha querido soltar el complemento para los $4,150 que ya había sido acordado entre productores y Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y publicado en el Diario Oficial de la Federación.Y no podía ser de otra manera, pues la Sader como institución vio reducido su presupuesto en un 30 por ciento, el mayor recorte de los últimos tres sexenios, quedando claro con esto, que para la autodenominada 4T el campo no es prioridad.
El sector ganadero también se la ha visto muy difícil, desde que se eliminó del Progran, los apoyos alimentarios en época de estiaje, los pequeños proyectos que beneficiaban a los pequeños y medianos productores; sus ingresos se han visto muy disminuidos, al grado de que cientos de ellos han abandonado la actividad.El programa "estrella" de entrega de vientres, no llega aún al estado.
Las miles de familias que dependen de la pesca, por igual viven una constante crisis, los pocos apoyos que recibían como el subsidio al diésel marino, esencial para esta actividad o el empleo temporal, fueron cancelados y ahora solo reciben una parte de ellos, un apoyo de 7 mil pesos, que el gobierno trata de magnificar cuando en realidad es menor al que en total recibían los pescadores en las anteriores administraciones.La Secretaría de Pesca en 2020 solo recibió 655 millones de pesos, cifra menor a los 716.2 millones que recibió en 2019 y mucho menos que los 811.3 millones que recibió en 2018; esta reducción drástica del presupuesto indudablemente ha golpeado a miles de familias sinaloenses dedicadas a esta actividad.
Y qué decir de los doscientos mil jornaleros agrícolas que trabajan en el estado, pobres entre los pobres, que también cifraron sus esperanzas con el gobierno "izquierdista", para mejorar su nivel de vida.La principal institución que atiende este sector de la población, el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) que sustituyó a la Comisión de Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), vio drásticamente disminuido su presupuesto, que de por sí era muy raquítico, pasó de 5,880 a 3,918 millones de pesos, es decir, tuvo un 33 por ciento de recorte, afectando principalmente a educación indígena; al programa de apoyo a jornaleros agrícolas (PAJA); el de movilidad (pago de su traslado a sus centros de trabajo); los comedores comunitarios y estancias infantiles que operaban dentro de las empresas y daban alimento y educación a sus hijos, mientras trabajaban.Se dejaron de hacer obras de agua potable, drenaje sanitario, electrificaciones, etc., en las comunidades indígenas, aumentando más el rezago social.El "primero los pobres" quedó solo como slogan de campaña, nada más.
En salud, el mal manejo de la pandemia, el no equipar oportunamente con equipo y medicinas a los hospitales, ocasionó que Sinaloa esté, a la fecha, entre los primeros lugares del país, con 13,198 contagios acumulados y 2,270 defunciones; además del descuido a la atención a otros padecimientos de la población, por no tener suficiente personal médico.A lo largo y ancho del estado persiste el desabasto de medicinas en hospitales y centros de salud, en estos últimos ni paracetamol hay.Lejos quedó la promesa de igualar el sistema de salud del país con el de los países europeos.
En las becas estudiantiles que supuestamente tienen carácter universal, para niños sinaloenses de preescolar, primaria y secundaria, simplemente no llegan; en las de preparatoria y universidad todavía hay cientos de jóvenes que no reciben dicho beneficio (ejemplo, preparatoria "Rafael Ramírez" de Culiacán) y, los que reciben, les llega con mucho retraso.
La obra pública en colonias populares y comunidades rurales no se ve, porque el señor presidente Obrador "por sus calzones" les redujo el presupuesto a estados y municipios, y estos, con lo poco que llega tienen otras "prioridades".Para terminar, miles de amas de casa se quedaron sin ningún apoyo, al cancelarse el Prospera, y no se les ha incluido en los programas de "bienestar".
En síntesis, Sinaloa ha sido maltratado en el presupuesto, por el gobierno de Andrés Manuel, esto a pesar de la "buena relación" del gobernador Quirino Ordaz con el presidente, relación que de poco le ha servido a los sinaloenses pues, la pobreza en lugar de disminuir está aumentando.
Bien harían los diputados locales y federales de Morena, su senador Rubén Rocha Moya, en decirle al Presidente Obrador, la triste realidad que viven los sinaloenses para que se destinen mayores recursos al estado, y las familias puedan atender sus problemas de salud, alimentación, empleo y obra pública; no hacerlo por falta de valor o adulación, los convierte también en responsables del drama que vive el pueblo sinaloense, en especial, los más pobres.
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