La sequía ya cubrió prácticamente todo el territorio de Tamaulipas y es la sexta entidad más afectada. De acuerdo con la Conagua, 41 de los 43 municipios presentan algún grado de sequia, alcanzando el 95.3% de la geografía del estado. Los municipios en condición severa son Burgos, Villagrán, San Carlos, Cruillas, Hidalgo, Mainero y San Nicolás.
Los niveles de agua en ríos, embalses, abrevaderos y pozossiguen a la baja, pasando de un promedio de 32.7 a principios de julio al 28.7% actual. El embalse más afectado por la sequía es “La Patria es Primero”, situada en el municipio de Abasolo, que actualmente contiene el 18.4 por ciento de su capacidad. Después está la presa “Vicente Guerrero” con 20.1% en el municipio de Padilla, que abastece a Ciudad Victoria en donde el abasto de agua a la población se ha complicado, al grado de tandearse el suministro. Le siguen la “Pedro José Méndez” en Hidalgo con 21.0%, la “República Española” de Aldama con 21.1%, “Las Blancas” en Ciudad Mier 23.8%, “Emilio Portes Gil” de Xicoténcatl 24.6%, “Ramiro Caballero” de Ciudad Mante 38.3% y “Marte R. Gómez” de Camargo con 38.6%. Otros municipios como Matamoros, Reynosa ya registran un problema de abasto de agua.
En gran parte de Tamaulipas, los pastizales que el ganado usa para alimentarse están tostados, por lo que se ha producido la muerte de muchas reses principalmente en la zona centro. En los últimos 4 años (2018-2022), el inventario ganadero del estado cayó hasta un 15 por ciento, en el año 2018 había un registro de 1 millón 176 mil 571 cabezas de ganado, pero este 2022 la cifra disminuyó a sólo un millón 86 bienes semovientes. A falta de líquido en las pequeñas presas de sus ranchos, los ganaderos tienen que llevar agua para su consumo y suplir el pasto con pacas de zacate y de sorgo, así como suplementos alimenticios para el ganado; lo que repercute en el precio de carne, la leche y otros productos pecuarios.
La sequía que se extiende a zonas con cosechas agrícolas que destacan por su aportación a la demanda nacional de granos básicos, como el maíz y el sorgo, cuya trascendencia comienza a impactar en el precio de los alimentos. Ante las condiciones climatológicas adversas, se prevé una baja en la producción del campo mexicano, que llevaría a un aumento de las importaciones de granos, las cuales ya registraron un alza general de 56.5%, según la consultora Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
“El principal efecto de la sequía es que nos está encareciendo más de lo normal la importación de los granos básicos y eso tiene un efecto directamente sobre la canasta básica del consumo nacional”, señaló Jorge Luis López, vicepresidente de Asuntos Hidráulicos del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
Si bien la cosecha de sorgo ya terminó; este grano, materia prima para la alimentación de ganado, es insuficiente y tendremos que recurrir a su importación, causando un aumento en el precio de la carne, el huevo y la leche y con un impacto sobre la canasta básica, nuevamente caemos en que el principal efecto va a ser un componente inflacionario.
Tan solo en el distrito 25 de Rio Bravo, en el presente ciclo se perdieron 250 mil hectáreas de riego y en la región norte central que abarca los municipios de Díaz Ordaz, Camargo, Miguel Alemán, Mier y Reynosa se dejaron de cultivar 426 mil hectáreas de maíz. A esto hay que sumar las afectaciones por el menor uso de fertilizantes debido a su encarecimiento por el conflicto bélico en Ucrania, pues México tiene una alta dependencia a la importación del insumo.
Sigue y suma; en el sur del Estado los productores de soya pasaron de 110 mil toneladas a solo 25 mil por la falta de agua; los productores de chile, cebolla, tomate y otras verduras se enfrentan al dilema de invertir con un alto riesgo de perderlo todo; amén de que el precio de los productos seguirán encareciéndose aún más.
Por otra parte; estudios realizados por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), basados en recorridos e información obtenida con fotografías satelitales, revelan que cada vez hay más zonas dañadas por la erosión eólica en el estado y existen áreas a punto de convertirse en una zona desértica; fenómeno que se presenta con mayor crudeza en el Valle de San Fernando, Valle Hermoso, Matamoros y Reynosa.
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