A través del tiempo, aquellas naciones que se han militarizado por voluntad de sus respectivos mandatarios, han coartado todo principio de libertad y democracia, condenando al pueblo a vivir de rodillas, con una mordaza en la boca y las manos atadas a su espalda.
Hoy, el actual gobierno mexicano llamado de la cuarta transformación que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, está haciendo lo mismo, asignando creciente responsabilidad al Ejército, militarizando la vida nacional pensando que de esa forma habrá de consolidar su propósito de que mujeres y hombres pertenecientes a su partido el de Movimiento de Regeneración Nacional o él mismo, sigan gobernando a los mexicanos.
Por supuesto que esa situación donde se puede estar percibiendo un golpe de estado paulatino debe preocupar a los diversos sectores del país, porque es evidente que si el apoyo popular del que presume el mandatario mexicano se pierde y los electores le dan la espalda en elecciones venideras se podría activar el botón que abra la intervención militar, mandando a la fregada la voluntad ciudadana que supuestamente se ejerce mediante el sufragio libre y secreto, para imponer en el poder a los morenistas a costa de lo que sea.
Hay contradicción inexplicable en la coexistencia de esta política de militarización y la gran popularidad del presidente, porque si ese apoyo popular es verdadero, López Obrador no tendría necesidad de apoyarse cada vez más en el Ejército para gobernar.
En estos momentos la Nación entera se encuentra sumergida en el caos con más del 50 por ciento de compatriotas en la pobreza, con escasez alimentaria, desamparados frente a graves problemas de salud como la pandemia Covid-19 y otros, con creciente desempleo, con educación de cuarta, sin esa esperanza que tanto han promovido los de Morena.
En contraparte, lejos de trabajar por la construcción de una patria ciudadana, donde sea el pueblo quien manda y ordena, el Presidente ha decidido entregar el poder de la Nación a los militares, como si con ello se resolvieran los graves conflictos que se han dejado crecer bajo la aplicación de medidas gubernamentales desastrosas.
El “pueblo uniformado” de López Obrador de ninguna forma es una acción de solidaridad para todos los mexicanos, suena más bien a una seria advertencia de lo que se podría tener en México si prevalece la existencia de grupos que no comulgan con las ideas lopezobradoristas, es decir, o están conmigo o se atienen a las consecuencias.
Hay quienes afirman que los motivos por los que López Obrador se apoya cada vez más en el Ejército, obedece a tres causas fundamentales. La primera es su tesis básica de que todos nuestros males derivan de la corrupción y no de la estructura del modo de producción vigente.
La segunda causa es que AMLO ve claro que la gran masa amorfa de sus pensionados es incapaz de resistir una ofensiva de los “conservadores” y de la “mafia del poder” en contra de su 4T. Esa masa, movida por la gratitud, está dispuesta a darle su voto sin condiciones, pero no podría, aunque quisiera, librar una batalla frontal, ni siquiera en defensa de su raquítica pensión.
Y la tercera es que, al asumir el poder, se dio cuenta de que la vieja burocracia del Estado que ha manejado la cosa pública desde siempre, no cambiará al influjo de su ejemplo de rectitud, honradez y austeridad franciscana, como lo creyó y difundió durante todas sus campañas por la presidencia.
López Obrador está consciente de que la corrupción crece y florece a su alrededor a pesar de sus sermones mañaneros, del innegable éxito de sus “shows” anticorrupción, como mostrar el interior de Los Pinos o el del avión presidencial, y sus agotadores viajes por tierra o con boleto de tercera en aviones comerciales y que nada ni nadie lo detendrán.
Nada más falso que pensar que la educación, la organización y la disciplina militar han blindado a las fuerzas armadas contra la ambición de poder y contra la corrupción, y lo han convertido en modelo de honradez, austeridad y eficacia operativa, después de que se ha vivido lo contrario en México.
Se está alimentando una dictadura castrense en la patria, la tragedia está latente para las grandes mayorías de mexicanos una vez militarizada la Nación entera con graves consecuencias para quienes se atrevan a contradecir al mandatario, para quienes anhelan la construcción de una patria plena de libertades, democrática y progresista.
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