Otra de las promesas de campaña incumplidas del actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, fue que bajaría los índices de inseguridad en el país. Desde el inicio de su gobierno, el primero de diciembre de 2018, López Obrador se comprometió a reducir la violencia en el país, y especialmente el número de homicidios. Para ello según él, estableció una estrategia de seguridad distinta a la de las tres administraciones anteriores, que privilegiaron al combate militar contra los carteles del narcotráfico. En su lugar creó la Guardia Nacional, una corporación formada por policías militares, navales y algunos que formaron parte de la desaparecida Policía Federal. Incluso, ha dicho en varias ocasiones que se reúne con su gabinete de seguridad todos los días a las 6 de la mañana.
Sin embargo, hasta el momento su estrategia ha fracasado, así lo revelan las cifras del propio Gobierno federal. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), informó que el año 2019 hubo 34,582 homicidios dolosos, por lo que fue el año más violento de los últimos 20 años en la historia de México, desde que se llevan registros, con 95 homicidios por día, con una tasa de 27 homicidios por cada 100 mil habitantes. Estos datos son superiores a los 33,743 homicidios dolosos que se registraron en 2018, el año más sangriento de la administración del expresidente Enrique Peña Nieto, y todavía contrastan más con los 27, 213 asesinatos contabilizados en el 2011, el año más mortífero, bajo la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa, el mandatario que inició la llamada "guerra contra el narcotráfico" en 2006. Ambos exmandatarios han sido duramente criticados en esta materia por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre todo durante su campaña, incluso, muchos analistas le atribuyen a estos señalamientos contra Calderón y Peña Nieto, para ganar muchos adeptos, que al final le llevaron a la victoria.
De acuerdo a los datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), los homicidios no fueron el único delito que aumentaron el año pasado. Los feminicidios, secuestros, trata de personas y denuncias de extorsión también registraron un aumento. En el caso de los feminicidios el número de casos registrados en 2018 fue de 912, mientras que en 2019 la cifra llego a 1,006, lo que representa un aumento del 10.3 por ciento. En el caso de secuestro también se incrementó, aunque en menor medida, en el 2018 fueron 1,559 contra 1,614 en el 2019, aumento un 3.5%. Por su parte el delito de trata de personas creció un 12.6 por ciento llegando a contabilizar 644 víctimas en 2019. La extorsión fue el delito que más creció, al pasar de 6,606 en 2018 a 8,523 durante el 2019, con un 29 por ciento de incrementó.
Para este 2020 el panorama no se ve nada alentador, ya que el mismo SNSP informó hace algunos días que en sólo cuatro meses, de enero a mayo se han cometido 14,631 homicidios dolosos, siendo el mes de marzo el de mayor incidencia de este delito con 3,029 homicidios. Aquí es importante remarcar que en el 2019 no había covid-19, y que ya con la nueva estrategia de seguridad del gobierno de la autollamada Cuarta Transformación fue el año más violento de las últimas dos décadas. Ya en 2020 con la pandemia encima, tampoco parecen mejorar las cifras en materia de seguridad como lo vimos líneas arriba. México está de luto desde la llegada de la 4T al Gobierno Federal; si sumamos las muertes por violencia de sólo este 2020 que son 14,631, más los fallecidos por coronavirus que hasta el día 25 de junio son 25,060, nos da un total de 39,691.
El gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, aunque tenga "otros datos", debe reconocer estos que los proporciona su propio gobierno, debe reconocer que su estrategia de "abrazos y no balazos" está fracasando y poniendo en riesgo a millones de mexicanos, que está dejando miles de familias destrozadas, con miles de viudas y huérfanos. Debe reconocer que su mala estrategia contra el narcotráfico está peor que sus antecesores, su prueba máxima hasta el momento ha sido el culiacanazo, el 17 de octubre del año pasado, pero resultó ser un fiasco por una pésima estrategia de captura, que después nos quisieron vender como una acción heroica de su gobierno, soltando al presunto delincuente, para "salvar vidas de gente inocente", en vez de reconocer que los delincuentes superaron en número, en armamento y en estrategia a su gobierno. Desde entonces, el gobierno de la Cuarta Transformación quedo arrodillado ante el crimen organizado, si quería usted más pruebas señor presidente, hoy 26 de junio nos amanecimos con la noticia que a las 6:38 de la mañana, un comando armado atacó a Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, en la alcaldía Miguel Hidalgo, en la colonia Lomas de Chapultepec. Hasta el momento se sabe que el Secretario ya está fuera de peligro, que hubo 3 muertos y varios heridos, entre ellos gente inocente, que por la hora del ataque se estaba trasladando a sus lugares de trabajo.
Con este atentado el crimen organizado le está declarando la guerra al Estado Mexicano; por el calibre de armamento que se utilizó; por la ubicación del ataque, en pleno corazón de la capital del país; por el perfil del blanco, etc., el atentado queda como una amenaza para todas las autoridades del más alto nivel del país. Porque los delincuentes también saben, que el actual, es un Estado Mexicano débil y sin rumbo en materia de seguridad.
Ante un presidente de la República como López Obrador, que es necio, terco y soberbio. Que no escucha a nadie y menos a los especialistas en materia de seguridad, es casi imposible que cambie de estrategia. Mientras tanto los mexicanos, no podemos quedarnos cruzados de brazos ante un posible estado fallido y peor en manos de la Cuarta Transformación. Ahora más que nunca, nos debe quedar más claro que debemos organizarnos en un frente común todos los mexicanos conscientes de la grave situación que atraviesa nuestro país, para quitar a esta corriente de dizque políticos, que no tienen principios y menos una estrategia clara para gobernar el país; es urgente quitarlos por la vía democrática, a través del voto popular, primero en el 2021 y después en el 2024. Aunque en ello se nos vaya la vida, será por el bien de la mayoría de los mexicanos.
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