Para empezar, quiero dejar claro, que me cuento entre quienes defienden y practican el derecho a la libre manifestación y la protesta, consagrado en nuestra Constitución; pienso que ninguno de los derechos escritos en nuestra Carta Magna, tienen tanta importancia y relevancia como lo establecido en los artículos 8º y 9º de nuestra Ley fundamental. "No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; [...]. No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto a una autoridad si no se profieren injurias contra ésta, [...]." (Constitución Política, Título primero, capítulo I, de las garantías individuales, artículo 9º)
Lo anterior lo digo, ante los innumerables actos de violencia y saqueo que se están haciendo pasar por manifestaciones de protesta contra el aumento a la gasolina, implementada por el gobierno federal a partir del primero de enero de este año. También lo digo, porque en muchos de estos actos de pillaje y desmanes, hay voces con nombre y apellido, como la coordinadora de los diputados del partido Morena, Norma Rocío Nahle García y una tal Socorro Quezada, diputada local del PRD en Puebla, que sin más prueba que su mala fe, están mintiendo para calumniar al Movimiento Antorchista, acusándolo de promover y participar en los saqueos y actos vandálicos en centros comerciales y gasolineras a raíz del gasolinazo. Digo que mienten con premeditación y encargo oficioso estas diputadas, que nada saben salvo injuriar a nombre de sus partidos, creyendo así alejar las sospechas que pesan sobre ellos.
En relación a lo que llaman el gasolinazo quiero decir, que éste, contrario a lo que se ha dicho, no empezó el día primero de enero de este año, ni ha sido el único golpe dado a la economía de los mexicanos más pobres; en una nota publicada en la página de El Economista, del mes de diciembre de 2014, se dice lo siguiente: "En México ya son siete años desde que la política de deslizamiento gradual en los precios de los combustibles, gasolinazos, arrancó. [...] De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Petróleos Mexicanos (Pemex), en total, desde el sexenio de Felipe Calderón, los precios de los combustibles subieron 95.6% para la gasolina Magna, 69.0% para la Premium y 142.1% para el diésel." (El Economista, 15/12/2014). Ante este y otros datos fáciles de consultar, pregunto: ¿Por qué, los que hoy salen a la calle y llaman a la violencia, el pillaje y los saqueos, como medida para detener el gasolinazo, no protestaron desde entonces?, ¿no serán, las protestas de ahora, una medida premeditada y atizada desde las redes sociales por el imperialismo norteamericano, para vulnerar nuestra soberanía, utilizando para ello la llamada "teoría del caos"? Sólo hay que recordar que así empezaron y aún continúan, las matanzas espantosas de Túnez, Libia, Egipto, Siria y otros.
Indudablemente que del gasolinazo, como de la falta de empleo, de los bajos salarios y de la pobreza en general que padecemos la inmensa mayoría de los mexicanos, tenemos que defendernos, pero no imitando a los gobiernos y políticos corruptos, en el robo, pillaje y el saqueo; debemos organizarnos y luchar por un nuevo proyecto de nación, necesitamos un gobierno auténticamente popular que tome las riendas de la nación para bien de todos. Esto, como bien lo prueba el gasolinazo que padecemos, nunca lo van a hacer los partidos que ahora gobiernan; el pueblo se debe organizar para que reclame democráticamente la dirección del país, y desde ahí, promover los cambios necesario. No hay de otra.
En agosto de 2016 el Secretario General del Movimiento Antorchista, Ingeniero Aquiles Córdova Morán, en relación a los argumentos que ya daba desde entonces el gobierno federal para justificar el aumento de los combustibles, escribió lo siguiente: [...] yo he sostenido y sostengo que esto no es así; que la actual política recaudatoria es totalmente regresiva, inequitativa, por cuanto que descarga su mayor peso sobre los hombros de las clases de menores ingresos y grava el consumo (el famoso IVA), un impuesto injusto y regresivo si los hay. [...] El informe completo sobre esta cuestión dejaría al descubierto el hecho de que las clases de mayores ingresos, las que se llevan la parte del león de la renta nacional, aportan una cantidad ridículamente pequeña al erario nacional y, por tanto, demostraría irrefutablemente que sí hay otro camino para enfrentar la crisis: elevar la tributación de los ricos en vez del precio de los combustibles."
Transcribo a continuación, para sostener lo escrito por el Maestro Aquiles Córdova, la investigación del Doctor en Desarrollo Económico por la London School of Economics, Abel Pérez Zamorano: "México es, de facto, un paraíso fiscal para los grandes, los verdaderamente grandes, empresarios. Veamos. En Dinamarca, el gobierno percibe vía impuestos 48.6 por ciento del PIB, para distribuir ese ingreso a través del gasto, entre los sectores más desprotegidos. Así, los ricos comparten sus utilidades con los pobres, vía fiscal; en Bélgica el gobierno percibe el 44.6%; en Francia el 45%, en Finlandia el 44%, en Italia el 42.6%; en Argentina el 37%. Entre los 35 países de la OCDE, el promedio es de 33.7; México, con un miserable 19.7, es el país con menos recaudación de todos los miembros del grupo. [...] Si los grandes corporativos contribuyeran con el fisco, habría suficiente dinero para cubrir el gasto público y la inversión, sin dañar a los pobres, sin andar buscando "ampliar la base gravable" ni aplicando gasolinazos en daño de la economía popular, como hoy."
Ahora ya no hay duda, mienten también por ignorantes las señoras Rocío Nahle y Socorro Quezada: si tan siquiera aprendieran a leer con cuidado las opiniones de los dirigentes del Movimiento Antorchista, entendería –supongo-, que los antorchistas sí sabemos cómo construir una patria nueva, justa y soberana para todos; que por lo mismo, no necesitamos de violencia, vandalismo y saqueo, que todo lo que se necesita es que el pueblo se organice, exija y luche para que se aplique la Constitución, que fue creada, como ya se ha dicho, con un sentido humanista y para garantizar los derechos de todos.
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