Hace unos días, apareció una publicación de OXFAM titulada “El virus del hambre se multiplica: los conflictos, la covid-19 y el cambio climático agravan el hambre en el mundo”, donde se señala que, a un año y medio de haberse iniciado la pandemia, las muertes por hambre superan a las provocadas por el virus, creando nuevos núcleos de hambre en el mundo.
De acuerdo a esta publicación, hay estimaciones que apuntan a que 11 personas estén muriendo cada minuto a causa del hambre extrema provocada por la combinación letal de los conflictos, la covid-19 y la crisis climática. Este ritmo superaría la actual tasa de mortalidad de la pandemia, que es de siete personas por minuto, señala el documento.
El grupo humanitario también señalo que 155 millones de personas en todo el mundo viven en estos momentos en niveles de crisis de inseguridad alimentaria o más grave, unos 20 millones más que el año pasado. Alrededor de dos tercios de ellas pasan hambre debido a que en su país está envuelto en algún conflicto militar.
Y sentencia, a menos que los gobiernos actúen de forma urgente para abordar la inseguridad alimentaria y sus causas, lo peor esta aún por llegar. Deben centrar sus recursos en financiar sus sistemas de protección social, así como programas que aborden las necesidades de las personas vulnerables que permitan salvar vidas de manera inmediata, en lugar de destinarlos a comprar armas, que perpetúan los conflictos y la violencia.
Una nota del periódico El País, publicada también hace unos días, señala que México es uno de los países más desiguales de Latinoamérica y que el ritmo de reducción de la brecha se ha ralentizado en los últimos años, según la ONU.
Continúa la nota, los altos niveles de desigualdad en México son, cada vez más, el 1% y el 10% más rico concentra el 29% y el 59% del ingreso total, respectivamente, según el informe ¿Atrapados? Desigualdad y crecimiento económico en América Latina y el caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El estancamiento mexicano es una realidad que se repite en el resto de Latinoamérica, la segunda región más desigual del mundo, solo por detrás de África subsahariana. Aunque el meollo del análisis deja fuera los últimos dos años de la pandemia y su impacto económico, el informe recuerda que en México solo el 9% de la población afirmó no haber sufrido una perdida de ingreso a raíz de la crisis, frente al 22% regional, según cifras de Latinobarómetro para 2020.
Y finaliza la nota. Con todo, los mexicanos sobresalen por sus percepciones más tolerantes hacia la concentración de los ingresos en una minoría. México es también uno de los cinco países de la región donde la población subestima el grado de desigualdad existente y cree que el 20% más pobre posee una mayor rodaja de riqueza de la que en verdad tiene.
No hay duda, ambas publicaciones llevan a la conclusión de que la pobreza en el mundo y particularmente en nuestro país se ha incrementado. Sin embargo es necesario señalar que a pesar de esta calamidad que sufre la población, agravadas por las pésimas políticas de este gobierno que han llevado al país a situaciones nunca antes vistas, como lo son, decenas de miles de asesinatos y el crimen desatado, el estado de abandono de los hospitales, carencia de medicinas, falta de obras y servicios en las comunidades, la desaparición del Fonden y el abandono de la ciencia y la educación, entre otras más, comprueban la falta de educación política de la sociedad mexicana, que le impide ver la gravedad de la situación.
Esta falta de educación y conciencia del pueblo, no es su culpa. Así lo ha educado por muchos años quienes se sienten dueños de este país a quienes les conviene mantenerlo ignorante, enajenado y manipulado para seguir ellos acrecentando sus fortunas. Ante ello, es urgente, elevar el nivel de educación de los sectores de más bajos recursos, para que aprendan a entender los problemas del país y las medidas correctivas que se deben tomar para acabar con su pobreza. Aunque no es sencilla la tarea, se necesita realizar con dedicación y paciencia, son ya muchos años que el antorchismo nacional lo viene realizando, aunque hay que redoblar esfuerzos, con la confianza que más pronto que tarde, tendremos resultados positivos.
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