Quiero comenzar diciendo a mis sencillos lectores, que las colonias El Mezquite y Altos de Miranda, se localizan en el municipio de Los Cabos, Baja California Sur, y a la hora de escribir estas líneas viven allí más de 500 familias, literalmente, en la oscuridad.
Hace ya más de un año que Rosa Isela Gutiérrez, habitante de Altos de Miranda, asistió por primera vez a una asamblea en la colonia Las Palmas, donde nos congregamos antorchistas de diferentes colonias, que durante años hemos decidido no inclinar la frente y exigir que las autoridades atiendan necesidades de varias localidades de nuestro municipio. En esa asamblea, recuerdo bien, aprobamos el pliego de peticiones que entregaríamos a dependencias municipales y estatales, donde plasmamos cientos de demandas sociales, si la memoria no me falla, la compañera que asistió por primera vez, al término de la reunión, se me acercó y me preguntó que si yo tenía tiempo para ir a su colonia, (donde para ser sincero todavía no conocía), lo primero que le pregunté fue que cuáles eran las necesidades de esa colonia, y contestó que a su colonia le faltaba todo: luz, agua, escuelas, áreas verdes, pavimento, drenaje, a duras penas y pasa el camión.
Le reconocí su disposición y ganas de querer hacer algo y, sin dudarlo, agendamos día y hora, a partir de ese momento, como en muchos rincones de nuestra patria, empezamos a tocar puertas, realizar volanteos, perifoneo para convocar a las primeras asambleas y llevar la luz de nuestra Antorcha a esos lugares donde la pobreza y la injusta distribución de la riqueza parece no tener rival. Realizamos la primera reunión y explicamos el origen de nuestra organización, como nuestro líder nacional, el Ing. Aquiles Córdova Morán, fue convenciendo, con su manera tan aguda de estudiar la realidad, y la necesidad de formar a todo un ejército de hombres y mujeres que es de vida o muerte educar y organizar al pueblo pobre de México, para pelear por esos derechos que siguen estando sólo en el papel, la mayoría estuvo de acuerdo que la falta de obras y servicios nos había hecho coincidir, pero que el camino sería muy largo y que la clave para conseguir el triunfo era recorrerlo unidos.
Una lucha iniciaba, y el siguiente paso era buscar a los responsables de administrar los impuestos que el gobierno recauda y que deberían regresarse al pueblo materializados en mejoras de cada colonia o pueblo, así empezamos a tocar puertas ante el Gobierno municipal, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y también a pedir que el Gobierno del Estado le metiera las manos a este problema.
A más de un año, las respuestas han sido las mismas: no hay recursos, necesito equie o ye tramite, espérense más tiempo, estamos trabajando, no se desesperen, etcétera, la temporada de calor se avecina y tener un abanico que pueda refrescar seguirá siendo un sueño, ante estas negativas y porque esta necesidad sólo es una de tantas carencias que existen en colonias donde habitan mis compañeros antorchistas e inclusive personas que no militan en nuestro movimiento, pero que igual sienten y coinciden que es necesario mayor recurso para hacerle frente a estas y muchas obras urgentes.
Es de vital importancia que nuestra voz se escuche más fuerte, que nos decidamos con más energía a nutrir ese espíritu de sacrificio porque el gran cambio que nos prometieron los actuales gobernantes y los anteriores, en los hechos, está resultando una mentira, son unas cuantas familias que cada vez se vuelven millonarias, los humildes de esta patria no tenemos mucho que perder, porque la realidad es que no tenemos nada, sin embargo, tenemos mucho por ganar, muchos se quedarán en el camino y claudicarán, pero ya lo dijo el guía y fundador de la organización de los pobres de México, “el que sabe que su causa tarde o temprano triunfará, ese no se desespera nunca, porque tiene un motivo para esperar, una eternidad completa si fuera necesario”.
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