MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ante los apagones, urge rescatar a México y no sólo el sector eléctrico

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Durante varios días, que comenzaron el pasado 15 del mes en curso, se registraron apagones prolongados de electricidad en varios estados del norte, que después se extendieron a prácticamente todo el país, afectando a 26 estados y a más de 5 millones de mexicanos en sus hogares y desde luego, a la industria manufacturera, principalmente a la automotriz, lo que originó paros temporales de producción, generando con ello multimillonarias pérdidas, que desembocaron en la incertidumbre y la desconfianza financiera de los señores del capital, a lo que abonó también, la contrarreforma eléctrica propuesta por el presidente y aprobada en la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, todo esto provocó la devaluación de nuestra moneda, que se depreció 2.8%, como si le hiciera falta a la quebrantada economía de México, la razón principal fue el corte en el suministro de gas natural proveniente de Texas; es decir, la dependencia de México con respecto al vecino del norte. 

El estado de Texas es considerado, la capital energética de Estados Unidos porque es el mayor productor de petróleo crudo y gas natural, aunque también es un importante productor de energía eólica y solar. La semana pasada fue afectado por un frio helado, marcado por temperaturas polares y tormentas de nieve, que provocó un aumento en el consumo de electricidad, pues tiene una población de 29 millones de habitantes; debido a estas condiciones extremas del clima varias de sus centrales eléctricas que se alimentan con gas natural y energía eólica  sufrieron una interrupción en su funcionamiento, por lo cual, dejaron de suministrar gas a México.  

El problema del sector eléctrico en nuestro país consiste, por una parte, en que desde hace décadas, la generación de electricidad, depende en un 80% de un solo tipo de fuente de energía, que es la fuente de energía fósil, que se compone de combustibles como el gas natural, el carbón y el combustóleo, altamente contaminantes; es decir, falta promover las fuentes limpias de energía eléctrica  como la eólica y la solar, que son las que están impulsando los países más desarrollados en esta materia, buscando la menor contaminación, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador y Manuel Bartlett las rechazan y las combaten con el argumento de que los contratos de la pasada administración federal con empresas privadas están llenos de corrupción. 

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Por otra parte, en que el 64% de la energía que generamos se produce con gas natural, que proviene principalmente de aquel estado de la Unión Americana. Aquí está la dependencia comercial y las consecuencias no pueden ser otras, que los apagones cuando el proveedor tiene contingencias como las que se presentaron en este caso.  

Ante esta situación el presidente declaró en la mañanera del martes 16, que debiéramos ser autosuficientes en la producción de gas natural, tarea que los gobiernos anteriores no atendieron, porque sólo les interesaban los moches que recibían por la compra de este energético en el extranjero. Pero, no dijo que acciones  instrumentaría para lograr esa autosuficiencia.

Hay preocupación entre los especialistas, por la aprobación de la contrarreforma en el pleno de la Cámara de Diputados, porque dicen que implica cambiar radicalmente el modelo energético. Pasaremos de un modelo que buscaba avanzar hacia la apertura, la participación privada, la competencia y la energía más limpia y barata, a otro semejante al que tuvimos en el pasado: un modelo estatista que busca el fortalecimiento de la CFE y minimiza la participación privada, la competencia y la eficacia.

La actual administración federal de la Cuarta Transformación, en este tema, como en toda su política de gobierno, parte de diagnósticos erróneos de los males que aquejan al país y, por tanto, las medidas que aplica para remediarlos son equivocadas y los resultados han sido un fracaso. Es como si un doctor  diagnosticara mal una enfermedad y recetara una medicina equivocada, el resultado es que el paciente no se curará, sino que seguramente se pondrá peor. Así le está pasando a México.

En el caso concreto de su propuesta de contrarreforma al sector eléctrico el Gobierno morenista, ignora olímpicamente, que en un sistema de libre mercado subdesarrollado y dependiente, como el nuestro, es prácticamente ineludible la Inversión Extranjera Directa y en vez de atraerla con números reales, que resulten de un análisis técnicamente serio, que beneficien a ambas partes, desde luego sin perder la rectoría en la conducción de este estratégico sector, la ahuyenta con ocurrencias y arbitrariedades legales, que finalmente no prosperan, (como sucedió con el aeropuerto de Texcoco, donde salió más caro el caldo, que las albóndigas), porque también "olvida” que las leyes fueron creadas  por los representantes de los señores del dinero, para proteger sus intereses y su propiedad y que las harán valer llegado el momento.

De igual manera, sigue empecinado en hacer creer a los más ingenuos y desinformados, que la corrupción  es la causa de todos los males de la CFE  y que basta con combatirla para obtener los recursos con los que modernizaran la producción de la energía eléctrica, así como la infraestructura de todo el sector, que los propios apagones evidenciaron que están muy deteriorados a grado tal, que sólo existe capacidad para almacenar gas por cinco días. Pero como dijo el maestro de todos los antorchistas, "la corrupción no es una ´enfermedad´ del sistema, sino algo consustancial al mismo, algo que brota de las propias leyes que rigen la existencia y el funcionamiento del mercado. He aquí por qué ninguna sociedad capitalista está libre de corrupción”. Por esta razón, a pesar de la contrarreforma eléctrica de López Obrador, la CFE seguirá tan corrupta como hasta hoy y los beneficios de la contrarreforma quedaran en buenas intenciones.    

Para dejar de ser un país pobre y sometido por el capital extranjero, principalmente el norteamericano, a donde van a parar el 85% de nuestras exportaciones, el reto que tenemos de los mexicanos, no es rescatar el sector energético, sino al país entero,  para lo cual es necesario un crecimiento económico suficiente y sostenido y un mejor reparto de la riqueza nacional,  para lograr un desarrollo económico y social integral. 

Por tanto, la invitación  que el Movimiento Antorchista Nacional ha realizado a los más vulnerables de nuestra patria durante 46 años, para que se organicen y se adhieran a lucha contra la pobreza, está más vigente que nunca.

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