El mundo se empeña en mejorar la forma en que produce los bienes que necesita para vivir; "lo que diferencia a una época de otra no es lo que se produce sino cómo se produce” sentencia Marx en su obra cumbre, El capital. Es una necesidad humana la de vivir mejor, cada vez con más y mejores bienes que faciliten su existencia. Que, de esta necesidad, la economía de libre mercado haya hecho una mina de oro, transformando e inventando cada vez más y mejores satisfactores de necesidades, vendiéndolos en forma de mercancías y obteniendo jugosas ganancias, eso es otra cosa. Pero al final, la innovación tecnológica va con la historia y corresponderá a las generaciones actuales y futuras hacer que todo lo bueno algún día esté al alcance de todos y no sólo de los que puedan pagarlo. Mientras tanto, todo lo que pueda facilitar la vida humana bienvenido sea, porque para que haya repartición, primero tiene que haber qué repartir.
El día 13 de enero de los corrientes se publicó en el portal de noticias Russia Today la siguiente nota: "En la ciudad china de Chengdu, provincia de Sichuan, fue presentado este miércoles el prototipo de un tren de levitación magnética súper rápido (…) El tren tipo Maglev, desarrollado por la Universidad Southwest Jiaotong conjuntamente con las empresas China Railway Group Limited y CRRC Corporation Limited, puede alcanzar una velocidad de 620 kilómetros por hora. (…) también se presentó una línea férrea de 165 metros de longitud, donde se realizarán las pruebas del tren, que utiliza tecnología de levitación magnética con superconductores de alta temperatura (HTS, por sus siglas en inglés). (…) "La tecnología HTS puede hacer que el tren flote sin electricidad, y se le puede mover con una sola mano", afirma Deng Zigang, subdirector del centro de investigación para el transporte de levitación magnética de alta velocidad en tubos de baja presión de dicha universidad.
El citado tren, una maravilla, se emplearía en el transporte de carga y de pasajeros. En algunos años, los trenes ultrarrápidos en tubos de vacío podrían circular y sustituir incluso, en varia rutas, los servicios de transporte aéreo, pues se calcula que puedan alcanzar "fácilmente&rdquo, velocidades de más de mil kilómetros por hora, disminuyan riesgos de transporte y trasladen pesadas cargas. En muchas partes del mundo, en los últimos años, se ha intensificado la investigación científica que permita masificar esta forma de transporte, que va hacia el futuro.
Pero ninguna de esas partes incluye a México. Aquí, el gobierno mexicano quiere anclarse y anclarnos así a todos, en el pasado. Veamos cómo algunas notas periodísticas dan cuenta de esto:
El metro más grande de América Latina agoniza por el abandono. (The Washington Post, 13/01/2021)
El Tren Maya, proyecto prioritario del Gobierno federal, utilizará en los primeros años de circulación tracción a diésel en los convoyes de los primeros tres tramos de la obra de infraestructura en el sur-sureste del país, lo que significará un consumo aproximado de 166 mil millones de litros de combustible anuales, por lo que la producción de dióxido de carbono será de 430 mil 936 toneladas de este contaminante al año. (El financiero Bloomberg, 23/06/2020)
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) gastará 2,000 millones de pesos aproximadamente para comprar 2 millones de toneladas de carbón y generar electricidad en dos plantas de la compañía. Esta adquisición será para los siguientes 18 meses (julio 2020 – diciembre 2021) (…) Forbes México consultó a CFE por la inversión en captura y almacenamiento de dióxido de carbono en estas centrales, pero no obtuvo respuesta. (Forbes México, 14/06/2020).
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador pretende que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) siga utilizando el combustóleo producido por Pemex para generar electricidad durante el resto del sexenio. El problema ambiental con el combustóleo producido en México es su alto contenido en azufre (3.5 a 4%), que incluso incumple con el límite establecido por la Comisión Reguladora de Energía (2%) para combustibles en la zona metropolitana. (Forbes México, 13/07/ 2020)
Y hay más ejemplos en este sentido, que demostrarían que no estamos caminando hacia el futuro, que el Gobierno de México y su titular viven en el pasado. No hace tanto que el mismo presidente de la república invitaba a fomentar el uso del trapiche y a construir caminos solo con la experiencia del pueblo. ¿Qué podemos esperar de un conductor del país con semejante aprecio por lo viejo? Al presidente no le interesa la educación de la gente y menos la investigación de altos vue que prepara investigadores de gran nivel que pueden generar nuevo conocimiento y, con él, desarrollo de los diversos sectores productivos del país, tal como están haciendo los chinos.
He aquí más elementos, entre una gran cantidad, en torno al retroceso que está representando el gobierno de López Obrador para el país. Si aquel estuviera verdaderamente del lado del pueblo, invertiría ingentes recursos en infraestructura educativa, dotaría a los estudiantes de buenas condiciones que les permitieran llevar una educación de calidad, fomentaría la investigación científica que permitiera crear tecnologías propias, que nos permitieran dejar de usar energías fósiles, condenadas a la extinción; en vez de eso el presidente fomenta la entrega de pequeñas becas para corromper conciencias y asegurar votos; desaparece fideicomisos que financiaban investigación científica, e impide una aplicación realmente productiva del gasto público. Con semejante "guía&rdquo, no nos espantemos de que México retroceda aún más, deteriorando así la vida de las mayorías. A menos que hagamos algo al respecto.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario