En la capital del país, el uso del Sistema de Transporte Colectivo Metro es el más utilizado por los capitalinos para trasladarse todos los días a sus trabajos, escuelas y para realizar otras actividades. De acuerdo con la Estadística Mensual sobre el Transporte Urbano de Pasajeros (ETUP), en el mes de abril de este año el Metro transportó a 83 millones de personas, cifra que representó un incremento de 20 millones de personas con respecto al mismo mes de 2021.
En sus primeros años de funcionamiento, muchos lo preferían como medio de transporte en relación con los existentes en aquella época, porque además de que era más rápido y seguro, su precio era más bajo. Hace nueve años, bajo el gobierno de Miguel Ángel Mancera, el precio del boleto pasó de 3 a 5 pesos, incremento que, se dijo, serviría para contar con un fondo de mantenimiento a las instalaciones. Habría que investigar dónde quedó dicho fondo, pues ahora se sabe que el Metro no ha recibido mantenimiento desde hace ya muchos años; como ejemplo, baste señalar el derrumbe de un tramo de la línea 12, cuyo plazo de arreglarla y volverla a poner en funciones ya venció, así como varios incidentes que han puesto en peligro la vida de los usuarios de este servicio, como el reciente incendio ocurrido en la línea 2.
Tomando en cuenta la falta de empatía que tiene con el pueblo la jefa de gobierno, Claudia Scheinbaum, cuesta trabajo creer que las pésimas condiciones en que se encuentra el Metro de la Ciudad de México le quiten el sueño. La realidad es que, como es público y notorio, la señora tiene rato en campaña para ser la próxima presidenta de la República. Seguramente por eso, a finales de junio, anunció que a partir del 11 de julio se arrancarían los trabajos de mantenimiento de la línea 1 del Metro, mismos que se harán en dos etapas: primero a 12 de las 20 estaciones que comprende tal línea y, al resto, a partir de marzo del año próximo.
El presupuesto que se llevará la obra, se dijo, es superior a los 36 mil millones de pesos; a ver cuánto más asciende el gasto, pues ya es costumbre en el gobierno de la 4T que los costos van subiendo paulatinamente mucho más allá de sus presupuestos originales. De acuerdo con el secretario de Movilidad de la CDMX, Andrés Lajous, el servicio de dicha línea, que transporta diariamente 500 mil personas, se reanudará en ocho meses (recordemos la promesa incumplida del presidente López Obrador con respecto al funcionamiento de la línea 12 ya reparada). El tramo que primero se cerrará es el que va de Pantitlán a Salto del Agua, por lo que los usuarios capitalinos no serán las únicas víctimas, también lo serán -y tal vez más aún- los trabajadores y empleados que vienen desde el Estado de México y tienen que iniciar su recorrido desde Pantitlán..
Pero el problema no termina ahí, pues resulta que este fin de semana dicha línea no funcionó en 10 estaciones, de Observatorio a Isabel la Católica, porque se realizarían trabajos previos a las obras del primer tramo. El resultado de ayer sábado (9 de julio), día en que muchos no trabajan, fue todo un caos, las personas estaban bastante enojadas y desesperadas por las filas interminables para poder abordar los camiones de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), al grado de que tuvo que intervenir la Guardia Nacional. ¡Imaginémonos lo que sucederá a partir del lunes!
Según el mismo Andrés Lajous, se pondrán a disposición de los usuarios del Metro 220 camiones de la RTP, que recorrerán la misma ruta de la línea 1 y, a pesar de las molestias que sufrirá el público, tendrá que pagar boleto completo por el servicio. A cada uno de esos camiones le caben 100 personas, por lo que utilizándolos todos nos arroja una cantidad de 22 mil personas. ¿Cuántos viajes tendrán que hacer y en qué lapso de tiempo podrán movilizar el medio millón de personas que la línea 1 transportaba cada día? Hasta ahora, las autoridades morenistas no lo han dicho, pero no cabe la menor duda de que, comparado con el Metro, habrá serias dificultades, por ejemplo, el tiempo de espera para el abordaje será mayor que en el Metro -a sus nueve vagones pueden ingresar un mil 530 personas en cuestión de dos o tres minutos en horas no pico- y la velocidad del traslado será mucho más lenta debido al terrible tráfico que ya existe en la CDMX; y, con ello, habrá una mayor saturación de calles y avenidas importantes.
Después del reciente aumento a la tarifa del resto del transporte público que, aunque fue de un peso, no son pocas las personas que tienen que tomar dos o tres transportes distintos para ir desde donde viven a sus lugares de trabajo o de estudio y de regreso, por lo que encima de la carestía de la mal llamada canasta básica y de algunos de los servicios necesarios para vivir, ahora se suma la calamidad de transportarse. Los capitalinos, pues, tendremos que prepararnos para una vida más dura. Pero es bueno que nos preguntemos, ¿por qué si las quejas de los usuarios del Metro ya tienen bastante tiempo, es hasta ahora que al gobierno morenista se le ocurre arreglarlo? Desde mi punto de vista, porque los altos políticos de Morena sólo tiene en mente ganar elecciones, primero la gubernatura del Estado de México el próximo año y, después, la presidencia de la república en 2024.
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