Es indudable que el confinamiento durante el año 2020 y parte del 2021 trajo muchos cambios a nuestras vidas, en todos los aspectos la pandemia y otros sucesos que han tenido lugar, han marcado profundamente nuestra vida cotidiana. En la actualidad el arte se ha convertido en el refugio y escape de muchas personas de todas las edades que buscan escapar de una realidad que no les gusta, de los confinamientos y de la pandemia generada por la covid-19.
En México, el mundo artístico y cultural afronta los terribles recortes presupuestales de la autoproclamada “Cuarta Transformación” agravados por la pandemia. Desde el inicio de la pandemia se suspendieron los eventos artísticos y culturales. Actores, escenógrafos, músicos, bailarines, poetas, y directores de museos se enfrentan a despidos, recortes salariales y cierre de sus espacios de trabajo, donde obtenían el sustento económico de muchos hogares. Esto llevó a la gente del gremio cultural a buscar ingresos dedicándose a otras actividades. Algunos pintan casas, venden comida de temporada y ofrecen sus servicios como cargadores en mudanzas. A tal grado de catalogarse como "mil usos” con tal de ganarse la vida.
A pesar de vivir una tormenta económica y sanitaria, el mundo artístico se muestra optimista sobre el futuro, a diferencia de los profesionales de otras áreas, muchos de los artistas y agentes culturales viven de la ilusión de que la pandemia pasará y retomarán las profesiones que dan sentido a su vida. Aunque la pandemia ha tenido un impacto en varios ámbitos, como es el caso de los programas virtuales, en la mayoría de los casos sólo sacó a la luz problemas que se venían arrastrando, y el sector cultural evidenció una crisis no atendida por décadas y hoy más que nunca se deben emprender acciones para su rescate, sobre todo porque, ahora más que antes se encuentran en riesgo los jóvenes de nuestra patria y se están desperdiciando talentos juveniles.
Las dificultades financieras y creativas representan riesgos para la cultura mismas y sus creadores. Urgen diseños alternativos que permitan anticipar hechos y acciones, prevenir y no improvisar como la mayoría de las instituciones que han “administrado” la cultura durante la pandemia. El futuro se crea a través de la planeación estratégica prospectiva y no con la improvisación de algunos cuantos. Con este modelo, se podrían consolidar proyectos culturales asertivos, inclusivos, interculturales e innovadores, que se puedan adaptar a las diversas generaciones de la sociedad actual.
Sin embargo, más allá de la modificación en el consumo del arte y la cultura y el surgimiento de nuevos modelos de difusión, el mayor impacto tras la pandemia es en la dimensión sensible de la humanidad. Expertos afirman que “experimentar el arte a través de las pantallas elimina los afectos individuales y colectivos que se experimentan al tener contacto físico con los sonidos de una canción, el movimiento de la danza, la proyección de un actor o la mirada de un cuadro”.
En este contexto, es oportuno extender la invitación a la comunidad artística a que se organice y se sume al proyecto del Movimiento Antorchista para así exigir espacios en los circuitos de prestigio y promover que los cuerpos legislativos se capacitan en derechos culturales, que se rompan las cadenas de corrupción y mala administración que existe en la creación de infraestructura municipal, estatal y federal con el pretexto del fomento de la cultura.
El Movimiento Antorchista aparte de reconocer la grandiosidad del arte, ensalza la importancia del pensamiento creativo para la humanidad debido a que todas las expresiones artísticas aumentan la concentración, el pensamiento complejo, la imaginación y la creatividad. Asimismo, promueven la autoestima, la tolerancia y la ética, fomentando el interés por todo lo que nos rodea, logrando con esto la transformación del hombre a través del arte, puesto que ¡hay arte en todas partes! Sólo hay que saber mirar con los ojos adecuados.
El arte y la cultura van a prevalecer, los políticos que han tomado las malas decisiones serán olvidados, serán intrascendentes, si no es que, expuestos en sus grises y negros, para ser denostados generación, tras generación. Habrá, sin duda, un arte que nos recordará la fragilidad del exterior y de nuestro interior y ese arte sólo lo promueve el Movimiento Antorchista
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