MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Atención al campo, deuda histórica del Gobierno

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Fue un sexenio negro para los miles de productores del campo; ellos, como millones de mexicanos, creyeron en las promesas del expresidente Andrés Manuel López Obrador, pero al final se quedaron como al inicio, sólo mirando cómo otros sectores se beneficiaban de la administración, mientras los que producen el campo recibían puras promesas y otros datos.

La esperanza para millones de mexicanos simplemente nunca llegó; solo constatamos cómo se invertían grandes cantidades de dinero del erario público en obras como el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas. 

La atención al sector agrícola es una cuestión de justicia social, ya que su fortalecimiento impacta directamente en la calidad de vida de millones de mexicanos.

Además, todos fuimos testigos de cómo engañaron al pueblo con la rifa del avión presidencial, con la “megafarmacia”, que es un elefante blanco y no surte recetas, y con el AIFA, un aeropuerto que está más solo que el desierto de Samalayuca.

Los caminos artesanales fueron una ilusión, mientras las principales rúas del país, por donde circulan las mercancías, están destrozadas y sin inversión. Vimos cómo los hijos del presidente se daban la vida de ricos, mientras que los hijos de los obreros y campesinos no tenían ni para zapatos. 

Todos fuimos testigos de que la estrategia de seguridad no funcionó y de cómo a los productores del campo se les señaló de politiquillos, de personas que sólo querían desestabilizar el buen Gobierno de AMLO. Todos sabemos que en este sexenio se despreció la producción del campo.

Pero dentro de lo malo, lo bueno: ese sexenio ya se acabó y ahora tenemos un nuevo Gobierno que, aunque se dice que es el segundo piso de la 4T, esperamos que en esta administración que encabeza Claudia Sheinbaum, los temas del campo mexicano sí estén en la agenda nacional y se atiendan como se merecen.

Que se brinde todo el apoyo a quienes todos los días salen a producir la tierra para que México tenga qué comer, a los que las sequías y las inundaciones los castigan constantemente y, aun así, no se rajan, como se dice coloquialmente.

Recordemos que el sector agrícola contribuye significativamente al Producto Interno Bruto (PIB) de México y es una fuente importante de ingresos, tanto a nivel nacional como local. Este sector es una fuente vital de empleo, especialmente en las zonas rurales; millones de personas dependen del trabajo agrícola para su sustento, lo que ayuda a reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida en estas áreas.

Por donde se le quiera ver, la importancia del campo es vital para todos los mexicanos; sin embargo, las políticas recientes han dejado de lado, en el olvido, a los agricultores y ganaderos, sin pensar que si ellos no producen, la ciudadanía no tendría qué comer.

Uno de los problemas a los que se enfrentan nuestros agricultores y ganaderos es la poca inversión en infraestructura, tecnología y capacitación.

Sin el apoyo adecuado, los productores rurales no pueden modernizar sus métodos ni aumentar su productividad, dejándolos en desventaja contra la competencia con productos importados, a menudo más baratos debido a subsidios en otros países. Esto se ve agravado por acuerdos comerciales que no siempre favorecen a los agricultores locales.

Revitalizar el campo mexicano requiere un enfoque integral que aborde tanto los problemas económicos como sociales y ambientales.

Sólo mediante un compromiso sólido y sostenido se puede garantizar un futuro próspero y sostenible para el sector agrícola en México.

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