Miguel Alemán se ha destacado por ser un centro de captación -si se me permite llamarle así sin intención de discriminación- de personas humildes que vienen de los estados del sur del país, como Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz y otros más (muy trabajadores por cierto), en busca de un empleo que les permita sobrevivir en este sistema capitalista, donde cada quien debe rascase con sus propias uñas. Ahí, en el poblado, la economía se mueve desde dos principales fuentes: el trabajo agrícola y el trabajo informal: vendiendo comida, ropa usada, zapatos y demás, en los llamados tianguis que le dan la oportunidad a familias humildes y trabajadoras de obtener un poco de recurso para poder sufragar sus gastos diarios.
Frente a la central de autobuses de la Costa hay una serie de puestos, un tianguis que desde hace 30 años viene trabajando de forma permanente. Son familias humildes que han encontrado una forma de ganarse la vida y contribuyen a satisfacer demandas comerciales del pueblo. Sólo que para obtener la mercancía, tienen que trasladarse hasta Guadalajara o a los Estados Unidos para traer cantidades de tenis, ropa, bisutería y todo lo que puedan vender en Miguel Alemán. Imagínese todo el sacrificio que tienen que pasar para poder traer desde muy lejos la mercancía que les va a dar de comer, o para pagar la luz, el agua u otro servicio básico, y aparte de ello, el riesgo de ser estafados, detenidos o abusados por la propia autoridad aduanal que a veces les quitan la mercancía y los obligan a pagar cuotas de manera injusta. Esto es lo que tienen que pasar los tianguistas para tener que vender.
En estos días se les ha presentado otro problema, el cual ya habían enfrentado hace 10 años con la administración panista de Javier Gándara Magaña, quien, por la vía de la fuerza pública, arrancó de manera violenta las estructuras metálicas que tenían los comerciantes para que no se más instalaran en ese lugar. La lucha de los mismos integrados en el Movimiento Antorchista logró que se instalaran de nuevo las estructuras, permitiéndoles trabajar como lo venía haciendo. Como lo menciono, en estos días de viva voz del director de inspección y vigilancia, Gino Saracco Morales ha manifestado a una persona comerciante -omito su nombre por seguridad- que tienen hasta el domingo 13 de diciembre del presente año para quitar sus estructuras, ya que de no ser así, utilizarán otros medios para quitarlos a la fuerza, y lo mismo le han manifestado funcionarios cercanos a la alcaldesa, Célida Teresa López Cárdenas. Los comerciantes alarmados por estas declaraciones, han decidido organizarse y no permitir que se les cometan estas injusticias.
Pero puntualicemos un poco, ¿qué no estamos viviendo en los tiempos del nuevo gobierno morenista -en Hermosillo también gobierna Morena- todo es paz y tranquilidad? ¿Qué no se supone que en esta Cuarta Transformación primero son los pobres, y que se les iba a escuchar y dar soluciones? Pues como dice el dicho, nos dieron gato por liebre. La Cuarta Transformación es una farsa. Quitar a un grupo de comerciantes que buscan obtener un poco de dinerito para comer, es un atropello para el pueblo, es un acto deshonroso para el gobierno de Hermosillo. Sobre todo porque ni siquiera hay un plan de reubicación racional ni se les ofrece una alternativa laboral que compense los ingresos que por la vía del tianguis obtienen. Nada, simplemente la amenaza brutal de desalojo. En tiempos de pérdida de empleos, de crisis económica y de salud, esta acción sería un gran despropósito que arriesgaría más todavía la frágil economía de esta gente trabajadora.
Los tianguistas de Miguel Alemán, de la mano del Movimiento Antorchista están dispuestos a luchar para que no sean desalojados del lugar que llevan décadas trabajando de manera honrada. No se trata de una lucha de fuerzas, sino de respetar los derechos del pueblo a contar con un mínimo de ingresos, y hacemos un llamado a la presidenta municipal de Hermosillo, Célida Teresa López Cárdenas a que intervenga en este asunto, y responsabilizamos a su gobierno por cualquier acto que les pueda pasar a nuestros compañeros tianguistas de Miguel Alemán. Que conste que lo advertimos a tiempo.
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