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Beijing 2022: China reafirma su liderazgo internacional

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Los XXIV Juegos Olímpicos de invierno se convirtieron en una arena de disputa geopolítica desde 2015, cuando el Comité Olímpico Internacional decidió que en 2022 Beijing sería la ciudad anfitriona. En medio de una rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China, un evento de tal resonancia necesariamente tendría un impacto político internacional. Además de este contexto general, nuevos factores se añadieron para convertir estos juegos olímpicos en un verdadero escenario de disputas geopolíticas.

Quien dio el primer paso fue Estados Unidos, en diciembre de 2021, al anunciar que no enviaría representación gubernamental al evento deportivo. El argumento esgrimido fue la consabida violación de los derechos humanos y, en concreto, el “genocidio” que supuestamente el Estado chino comete contra la población uigur de la provincia de Xinjiang.

Al boicot anunciado por Estados Unidos se sumaron rápidamente sus aliados en Europa y Asia: Reino Unido, Canadá, Australia, Japón, Alemania, entre otros, hicieron público su respaldo al posicionamiento estadounidense. Sin embargo, al final fueron más los representantes que asistieron a la inauguración de los Juegos Olímpicos en Beijing que los que no lo hicieron. Los jefes de Estado de Rusia, Kazajistán, Arabia Saudita, Polonia, Argentina, Pakistán, además de Antonio Guterres, secretario general de la ONU, y Tedros Adhanom, director general de la OMS, entre otros líderes, participaron en la ceremonia de apertura. China salió avante y superó el boicot organizado por el imperialismo estadounidense.

Más importante que el boicot diplomático es la reunión que sostuvieron Vladimir Putin y Xi Jinping el día en que se inauguraron los juegos. Como resultado de ese encuentro se publicó una declaración conjunta en la que se anunciaron importantes acuerdos. A favor de Rusia, China respaldó la petición de que la OTAN detenga su expansión (verdadera causa de la crisis que se vive en Ucrania) y anunció que aumentará el volumen de importación del gas ruso (luego de que EE. UU. obligara a sus “aliados” europeos a dejar de comprarle gas a Rusia). A favor de China, Rusia respaldó la preocupación china por el pacto AUKUS y expresó su apoyo a Beijing en su campaña contra la independencia de Taiwán. En medio de la crisis que EE. UU. impulsa en Ucrania a través de la OTAN, y en medio del boicot y la guerra comercial contra China, la alianza Rusia-China se fortalece y se consolida como contrapeso a la hegemonía estadounidense.

Otro punto de importancia es la reunión de Alberto Fernández, presidente de Argentina, con Xi Jinping. Los dos resultados más trascendentes de este encuentro son los siguientes: primero, un financiamiento por 23 mil 700 millones de dólares para Argentina, y segundo, la integración del país sudamericano a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Con este acuerdo Argentina se convierte en el primer país grande de América Latina en formar parte de esta iniciativa (Brasil, México y Colombia no lo han hecho) y se suma a los 18 países latinoamericanos y 143 a nivel mundial que han levantado la mano para participar en esta iniciativa lanzada por China en 2013.

Además de Putin y Fernández, Xi Jinping también recibió a Andrzej Duda, presidente de Polonia, y a Imran Khan, primer ministro de Pakistán. Polonia, miembro de la OTAN, fue el único país de la Unión Europea que mandó un representante oficial a pesar de las presiones estadounidenses para boicotear el evento. Xi Jinping y el presidente polaco mantuvieron un tono amable en su conversación y ambos expresaron su interés en profundizar la relación en beneficio del desarrollo de ambos países. Con el primer ministro pakistaní, país con el que históricamente China ha mentido buenas relaciones desde la época de Mao, se hicieron compromisos para aumentar la cooperación en el corredor económico China-Pakistán y para continuar la construcción de infraestructura de comunicación.

En resumidas cuentas, China se fortalece con los Juegos Olímpicos de invierno. Como en 2008, el país vuelve a mostrarle al mundo su desarrollo y sus capacidades, pero esta vez lo hace desde otro lugar: ha dejado de ser aquel país que empezaba a despuntar en el terreno económico y se ha convertido en una economía destacada con un papel cada vez más importante en el escenario internacional. En Beijing 2022 China reafirma su liderazgo internacional y Estados Unidos observa con preocupación cómo sus estrategias de contención contra el gigante asiático no obtienen los resultados que Washington desea. La disputa internacional entre el imperialismo estadounidense y el eje China-Rusia avanza a favor del contrapoder asiático.

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