MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Carlos Joaquín dejará Quintana Roo peor de lo que estaba

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Los habitantes de Quintana Roo se preparan para elegir a su próxima gobernadora o gobernador en la próxima jornada electoral del 5 de junio, mientras que Carlos Joaquín González, gobernador en turno, alista sus maletas para dejar al estado en peores condiciones de las que lo recibió.

La entidad se ha visto muy perjudicada en el último sexenio, sobre todo en materia de pobreza y desempleo, González tampoco deja buenos números en términos de actividad económica, corrupción y violencia.

Muy lejano quedó el recuerdo de la radiografía expuesta por el todavía gobernador del estado, cuando en su frenética campaña para hacerse del voto ciudadano y llegar al poder, ofreció, como buen político, las perlas de la Virgen a los quintanarroenses, que deseosos, anhelantes y necesitados de atención en sus carencias, se creyeron las mentiras que, en ese entonces, indilgó el hoy mandatario estatal y en el pecado se lleva la penitencia, pues Quintana Roo dejó de prosperar y hoy ocupa los primeros lugares negativos de todo. 

La situación es igual de preocupante en términos de pobreza. En 2016 Quintana Roo era el doceavo Estado menos pobre, con el 31.7 por ciento de su población en esas condiciones, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Sin embargo, para 2020 la entidad se convirtió en el treceavo Estado más pobre, con 47.5 por ciento de su población en situación de pobreza. Es decir que entre 2016 y 2020 Quintana Roo avanzó más en pobreza, con un aumento de 15.8 por ciento de su población en esta situación y bastante lejos del segundo lugar, la Ciudad de México, en donde la pobreza incrementó seis puntos porcentuales.

Cuando Joaquín González estaba a punto de entrar al poder, en el tercer trimestre de 2016, Quintana Roo fue el tercer Estado con mayor actividad económica, sólo detrás de Aguascalientes y Querétaro, de acuerdo con el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi). Cinco años y una pandemia después, en el tercer trimestre de 2021 la entidad bajó hasta el noveno sitio en materia de actividad económica. Y también es el noveno Estado que menos se ha podido recuperar en esos términos entre 2016 y 2021; es la tercera entidad que más aumentó el desempleo (1.3 por ciento) entre el cuarto trimestre de 2018 -mitad de sexenio de Carlos Joaquín-, y el cuarto trimestre de 2021. 

La actual administración tampoco deja buenas cuentas en materia de corrupción, en 2015, un año antes de que entrara al poder, Quintana Roo era el treceavo Estado más corrupto del país con una tasa de 13 mil 85 víctimas por cada 100 mil habitantes, según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) del INEGI. 

Cuatro años después, según la ENCIG 2019, Quintana Roo era el cuarto estado más corrupto del país, con 19 mil 946 víctimas de corrupción por cada 100 mil personas, este aumento de 52 por ciento pone a la entidad como el noveno que más creció la corrupción entre 2016 y 2021.

Esa cifra nada alentadora evidencia la mala política de Carlos Joaquín, los datos estadísticos no mienten, esta es la realidad que contradicen todas las promesas, mentiras e inacción del Gobernador del Estado, que tal vez vive en una burbuja irreal donde todo es perfecto, donde no hay hambre, pobreza, necesidades, el progreso es pujante y donde ha cumplido todas sus promesas realizadas a la ciudadanía en general.

La difícil situación y carencias que padecen miles de personas que a diario tienen que enfrentar el flagelo de la pobreza, dado que por la falta de empleos y a la vez por salarios de hambre. Muchas personas tienen que ingeniárselas para adquirir algunos pesos para que en el hogar no falten los alimentos porque el estómago no espera, y más cuando hay niños y enfermos que hay que atender.

Sin duda el gobernador Joaquín González ya está próximo a concluir su sexenio, y se la llevó tranquilo, sin contratiempos, no había motivos de preocupación, al menos no trascendían los graves índices de pobreza e inseguridad que padecía la entidad, se mentía, se maquillaban las cifras, se ocultó la realidad al pueblo hasta que llegó la crisis de salud por la covid-19, que evidenció el verdadero rostro de su Gobierno, y del que fue incapaz de hacerle frente, lo que afectó a miles de ciudadanos quintanarroenses.

Por ello es necesario que el pueblo despierte de ese marasmo en que se encuentra, de la apatía y de la falta de interés por lo que ocurre a su alrededor; es hora de despertar y exigir lo que por derecho nos corresponde. En las próximas elecciones debemos reflexionar y aprender de nuestros errores, a no dejarnos seducir con dádivas y limosnas, debemos elegir al candidato menos peor y comprometerlo a que cumpla sus promesas.

 

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