MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Che farò sensa Eurídice…

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Todos conocemos la historia de Orfeo y Eurídice. Orfeo,era hijo de Apolo y Calíope,y heredó talentos increíbles de ambos progenitores.Como, por ejemplo, aprendió a tocar la lira de su padre, que es insignia durante su vida, de las atribuciones que éste tiene.

Según cuenta la mitología, Orfeo integró la tripulación de Jassón y la salvó del canto de las sirenas con su música. Este mito ha inspirado innumerables composiciones artísticas que se han materializado en la escultura, pintura y, por supuesto, en la música. Tal vez la versión contemporánea sea el ¡Oh, eterno! de la adaptación Orfeo Chamán, interpretada magistralmente por Nahuel Pennisi.

“¡Oh, eterno! ¿qué serán mis huesos?, ¿acaso seré capaz de luchar contra la muerte y conjurar sus tinieblas donde seré invisible?, ¿qué hombre podría salvarse de su noche indeseable? Nuestra vida es tan breve,como el aroma del vino que enardece los sentidos y nos arrulla en los sueños”. Y, sin duda, parece estar navegando al lado nuestro, el majestuoso Orfeo con su Lira.

Cuando regresó de la travesía conoció a Eurídice, quién se mostraba cautivada por su música, provocando incluso, el celo de Orfeo por sus obras. Un día, mientras Eurídice caminaba por el campo, fue interceptada por Aristeo (el apicultor) quién la persiguió para poseerla.

Ella, aterrada, huyó temiendo el ultraje de su cuerpo, pero, al correr, fue mordida por una serpiente venenosa. Al enterarse del suceso, Orfeo partió rápidamente, pero era tarde, ella ya estaba muerta.

A partir de entonces de su lira sólo brotaron canciones tristes.Sumido en su tristeza e inconforme va al Olimpo para pedir la intervención de Zeus, quién advierte no poder intervenir en las decisiones de su hermano Hades pero, conmovido, le dice que Hermes lo llevará al mundo de los muertos para conversar con el señor del inframundo.

En el trayecto convence con su triste canción a Caronte para que lo lleve a los aposentos de Hades, asimismo se encuentran con Cerbero, el perro de tres cabezas, para quién Orfeo tocó una canción tranquila y consiguió que el imponente perro se durmiera.

Hades y Perséfone se asustan al ver entrar a Orfeo y el rey del inframundo lo condena a sufrir en el tártaro. Pero la lira lloró sobre los dedos de Orfeo quien cantó una triste canción y mientras tocaba, el mundo de los muertos se detuvo para escucharlo, hasta Sísifo dejó de girar su piedra, la canción provocó que Hades arrojara una lágrima de hierro. La reina Perséfone intervino entonces, para que Eurídice y Orfeo se reencontrasen.

Según cuenta la mitología, Orfeo integró la tripulación de Jassón y los salvó del canto de las sirenas con su música. Este mito ha inspirado innumerables composiciones artísticas que se han materializado en la escultura, pintura y, por supuesto, en la música.

“Pueden irse -condenó Hades- más debes ir al frente y no puedes voltear atrás o la vas a perder de nuevo y, esta vez, para siempre”.

Orfeo recorrió todo el camino de vuelta por un túnel que se abrió desde el inframundo al mundo de los vivos y, cuando estaba casi al final, cediendo a la ansiedad de volver a encontrarse en los ojos de su amada, volteó a verla.

A partir de aquí, una versión atina a que todo el cuerpo se encontraba ya en el mundo de los vivos, salvo el tobillo de Eurídice, que se encontraba aún en el mundo de los muertos, otra versión dice que fue vencido por el ansia al empezar a sentir el sol en el rostro y, en ese momento, Eurídice se fue al mundo de los muertos, y así el túnel se cerró.

¿Cuál fue la canción de Orfeo que pudo detener al inframundo, hacer que la pena de Sísifo se frenará, que el dios del inframundo llorara, que Caronte y Cerbero cedieran el paso al infierno? Gluck, en su pentagrama, entrega el Che farò sensa Eurídice o, en español Qué haré sin Eurídice así, sin interrogativos; Monteverdi también tiene su versión del canto, Christina Pluhar hizo una versión de lo que puede ser la canción de con una oración introductoria que parece ser lema de epitafio.

“Cubrámonos con cenizas en este día maldito, que la tierra se detenga y las estrellas se apaguen”.

Mencionar aquí la cantidad de pinturas y esculturas que,sería motivo de un escrito nuevo. Pero, lo que busco aquí, querido lector, es hacer de su conocimiento la transversalidad artística tan grande que ha provocado esta obra de la mitología.

Al final, Orfeo quedó desolado, mientras unas enfurecidas bacantes que eran sacerdotisas de Dionisio, tiraron piedras sobre Orfeo quien era protegido por su música, al verse frustradas, las bacantes empiezaron a gritar y a golpear campanas para ensordecer su música, así fue muerto y despedazado, sus restos fueron arrojados al río.

Las bacantes fueron castigadas y la lira de Orfeo llegó a convertirse en una constelación. Provocando, al fin que, en los Campos Elíseos, lugar sagrado donde las almas heroicas, en contraste del tártaro, podían vivir en paz y tranquilidad, se encontrasen.

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