Hace apenas unos días tomó protesta como nueva gobernadora la licenciada Ma. Eugenia Campos Galván, en una escenario medio turbio por las inconsistencias en las arcas de las finanzas del estado; pues de acuerdo a información brindada por el equipo de transición, el estado se encuentra en número rojos, debido a la deuda que supera los 54 mil millones de pesos en deudas por empréstitos, por adeudo a proveedores y recursos que estaban destinados para pagos de nómina, que el gobierno anterior encabezado por Javier Corral usó durante su gestión. En su toma de protesta la nueva gobernadora anunció a los chihuahuenses que sería un comienzo difícil por tanto adeudo. Que serían 3 años de austeridad la que sufriría el pueblo, pero que sin embargo, su administración seria de gestores que lograran aniquilar recursos para obras en el estado.
En los últimos dos años de la administración de Javier Corral comenzó a pintarse oscuro por la falta de obras y programas , que de acuerdo a testimonios de los chihuahuenses, es por lo que más se caracterizó el gobierno de Corral. A pesar de que al inicio de su gestión se mostró firme en la posición de convertir a Chihuahua en un estado con un verdadero progreso y una guerra incansable para encarcelar a César Duarte por actos de corrupción, también en sus dos últimos años, Corral se colocó como el peor gobernador del país.
Chihuahua tiene municipios que registran un incremento en la pobreza. Los índices de marginación en el estado, emitidos por el Coneval, dice que son más de 300 mil los chihuahuenses que del 2018 al 2020 cayeron en las filas de los catalogados como pobres, es decir, que padecen algún tipo de carencia. Y por principio de cuenta, seria erróneo culpar por completo a la pandemia, pues esto lo único que ha hechos es agravar las cosas, pues pobreza ya había, carencias de servicios ya había, deficiencias y problemas en escuelas, ya había.
Es cierto que lo que espera a Chihuahua en los próximos años es incierto, sin embargo, se vuelve necesario un verdadero plan de desarrollo que haga que Chihuahua tenga un repunte, que bajen los índices de marginación, que se invierta más en obras de infraestructura, más programas de apoyo a la vivienda, de apoyo al campo y a la educación.
Los chihuahuenses guardan cierta esperanza en la administración entrante. En estos momentos en que estamos atravesando por una tercera ola de contagios de Covid-19, y aunque se ha estado anunciando la posibilidad de que Chihuahua cambie al semáforo verde, la nueva administración manifestó que serían las autoridades sanitarias las que determinarán las verdaderas condiciones para tomar tan grande responsabilidad.
Hasta la fecha, son más de 16 escuelas en el estado las que han cerrado por contagios de covid entre los estudiantes o por presentar síntomas. Antes de que iniciaran las clases presenciales, el ahora secretario de educación, Javier González Mocken dijo que más de la mitad de las escuelas en el estado no estaban en las condiciones mínimas para el regreso. Y aunque una declaración así debería servir para tomar cartas en el asunto, lo cierto es que solo fue un grito al aire que se perdió.
Los chihuahuenses, como todos los mexicanos que padecemos algún tipo de carencia no podemos esperar hasta las calendar griegas a que el gobierno actúe de manera inmediata para transformar las condiciones materiales inmediatas, debemos asumirnos como una fuerza transformadora.
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