A propósito de las reflexiones obligadas en el marco del 500 aniversario de la caída de la gran Tenochtitlán y la colonización española, es necesario analizar algunos aspectos altamente nocivos que trajo el avasallamiento español sobre México, como lo fue el saqueo y la explotación desmedida tanto del territorio como de nuestros antepasados en pro del enriquecimiento de España a costa del empobrecimiento local, la perdida de una identidad propia por la fuerza y la imposición de nuevos dogmas extranjeros, así como la implementación de un nuevo régimen político en el que los indígenas pasaron a ser solo sirvientes del nuevo modelo de gobierno, entre otros.
Algo similar está aconteciendo en Chimalhuacán con motivo del proceso electoral del pasado 6 de junio, en donde algunos decidieron hipotecar su riqueza a cambio de espejitos traídos del “señorío de Texcoco” por el grupo de Higinio Martínez, mejor conocido como “el cacique de Texcoco”.
El Grupo de Acción Política (GAP) estuvo en todo momento detrás de las candidaturas de Morena en Chimalhuacán, no es casual que la primera foto pública que subió a redes sociales Xóchitl Flores, después de las elecciones, haya sido con Higinio Martínez y Nazario Gutiérrez, lo que deja ver cuál fue “la mano que meció la cuna” detrás de los controvertidos triunfos de Morena en las pasadas elecciones. Diversas preguntas se generan al respecto, ¿cuál es el interés de Higinio Martínez por apoderarse de Chimalhuacán? ¿Por qué el GAP de Texcoco decidió invertir carretadas de dinero en Chimalhuacán? ¿Qué repercusiones traerá para Chimalhuacán los “favorcitos” a Morena emanados de Texcoco? Las respuestas no son nada alentadoras.
Para ir despejando interrogantes, lo primero que debemos saber es quién es Higinio Martínez y por qué su mala fama. Higinio Martínez ha sido dos veces presidente municipal de Texcoco y cabecilla del Grupo de Acción Política (GAP), lo preside de manera vitalicia y exclusiva. Dicha agrupación es próspera en recibir acusaciones por diversos actos de corrupción. Actualmente la ambición más acariciada de Higinio Martínez es ser gobernador del Estado de México. Para cumplir dicho capricho viene moviendo desde hace tiempo los hilos necesarios para que el epicentro del poder político se desplace a Texcoco. Por tanto, ha inyectado fuertes cantidades de dinero en los municipios circunvecinos para apropiarse políticamente de un motín lo suficientemente grande para dar la batalla. Así se explican las grandes cantidades de dinero que se inyectaron a la campaña de Xóchitl Flores y que sirvieron para comprar miles de voluntades, al fin de cuentas Higinio es experto en “invertir” su dinero para después cobrar con jugosos réditos y acrecentar su “negocio”.
¿Cuál es su modus operandi? Desde la campaña de 2012 en Texcoco puso en práctica la estrategia misógina de “Las juanitas” que consiste en poner a mujeres desconocidas y nada experimentadas para venderlas, a través de los artilugios del marketing político, como personas honradas y capacitadas, que al final resultan ser títeres al servicio de Higinio. Así fue como llegó Delfina Gómez a la presidencia de Texcoco, cuya única experiencia era ser directora de una escuela primaria. En dicho trienio, es sabido por propios y extraños, que quien verdaderamente gobernaba era Higinio y su sello principal fue el nepotismo ya que impuso a Alberto Martínez Miranda (hermano) como tesorero del ayuntamiento; su tío Agustín Miranda Meneses fue secretario de Seguridad Pública; su nuera, Elizabeth Terrazas, fue directora del DIF municipal; Mónica Quintero Miranda, prima de Higinio, fue directora de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, y su esposo, Manuel Hernández Romero, tuvo la dirección de Regulación Comercial y al esposo de otra prima, Juventino Larriva, le tocó ser director de Desarrollo Económico. El resultado de este jugoso trienio para Higinio fue la acumulación de 85 millones de pesos en propiedades inmobiliarias.
Se ha dicho por mucho tiempo que “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. No discernir entre el bien y el mal, tomando determinaciones irresponsablemente antojadizas en el proceso electoral pasado, fue jugarse el futuro del municipio. No exige mucha memoria recordar los hechos vergonzosos que han marcado el actuar de Higinio Martínez, por tanto, es altamente predecible el futuro que tendrá Chimalhuacán, ahora convertido en la nueva colonia del “Señorío de Texcoco” y que pronto será presidido por la nueva “Juanita” local. Lo advertimos a tiempo.
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