La fallida gestión de Donald Trump viene a evidenciar al gran capital neoliberal, los consorcios y monopolios imperialistas, así como a la "democracia" misma que promueven los gringos a sangre y fuego hasta los últimos confines del planeta, que han resultado ineficaces, lentos y torpes para enfrentar la pandemia; el presidente, desde el inicio de su administración, se dio a la tarea de desmantelar los sistemas de salud pública y privilegiar los sistemas de salud privados y reducir drásticamente los recursos destinados a los servicios sociales, desmanteló el Consejo de Seguridad Nacional de Protección de la Salud Global y la Biodefensa, a cargo de resolver y atender la crisis sanitaria que viene agudizándose en el país más rico de la tierra, donde la covid-19 ha puesto al descubierto la excesiva desigualdad social en materia sanitaria. EE.UU., tiene miles de decenas de muertos y la situación se viene agravando con los 27 millones de estadounidenses, entre los que el 8.5 por ciento no posee seguro médico y 11 millones son trabajadores ilegales, sin documentos, que no se atreven a acudir a los hospitales por temor a ser deportados.
Estados Unidos es hoy el epicentro mundial de la pandemia, según los analistas se observa una exacerbación de la disparidad de salud, algunas etnias afroestaunidenses , hispanos, están teniendo, en efecto un alto índice de letalidad frente al coronavirus, muy superior a su representatividad social, en Nueva York por ejemplo; afroamericanos y latinos suman el 51 por ciento pero acumulan 62 por ciento de fallecimientos, en el Estado de Michigan los afroestaunidenses constituyen el 14 por ciento pero concentran el 33 por ciento de infectados y el 41 por ciento de muertes, en Chicago los afrodescendientes son 30 por ciento pero representa el 72 por ciento de los fallecidos, estas minorías raciales son las que menos acceso han tenido a los servicios de salud, padecen con frecuencia de una serie de patologías graves, como la diabetes, hipertensión, obesidad y asma. Teniendo hasta el día de hoy 906 mil 551 contagios 31.98 por ciento mundial, 52 mil 042 muertos, 26.2 por ciento mundial, superando por mucho a España, Italia y China, a nivel planetario los datos duros son 2 millones 834 mil 134 contagiados, 198 mil muertos.
Los capitalistas por su afán de ganancia, de riqueza, de acumulación de bienes, no invierten en servicios de salud y se niegan a cerrar sus empresas, exigen a sus trabajadores que regresen a sus puestos de trabajo, tenemos como prueba irrefutable los obreros que están muriendo en la Maquilas de Ciudad Juárez, Chihuahua y en otras fábricas, las minorías tienen que regresar a las calles, realizando las labores más duras, como en la construcción, limpiando edificios, conduciendo autobuses y taxis, desinfectando hospitales, atendiendo supermercados etc. El covid-19 no distingue personalidades pero en las sociedades desiguales y cuando la salud es una mercancía, los grupos sociales pobres, discriminados, marginados, explotados quedan mucho más expuestos a la infección.
El día martes 21 de abril, el gobierno mexicano decretó la Fase 3 del combate al Coronavirus, por la presencia contagios acelerados que van aumentando por encima del millar diario. Las manifestaciones diarias en diversas ciudades por parte del personal de los hospitales, que exigen medidas de seguridad contra el contagio, que exigen camas, equipo médico adecuado e instrumental y otras voces calificadas, nos dicen que con toda seguridad va colapsar el sistema de salud nacional.
En México las desigualdad social no se queda atrás; respecto al país del norte, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) son 52.4 millones 41% de los habitantes del país los que viven en situación de pobreza, que trabajan de tiempo completo y reciben un salario mínimo, pero que no tienen vivienda adecuada, servicios básicos, que sufren de mala alimentación, deficiente educación, malo o nulo servicio de salud y seguridad social. En México, 20.2 millones de mexicanos tiene carencia a los servicios de acceso a la salud.
López Obrador, al igual que su homólogo del norte, desmanteló los servicios de salud, quitó el Seguro Popular e instauró el famoso Insabi, recortó el presupuesto de salud, despidió a personal médico, les bajo el salario a los especialistas etc. En estas condiciones llega el coronavirus, pasaron tres largos meses, desde 1 de diciembre 2019, cuando se dio el primer caso en la Ciudad de Wuhan, Hubei, China, tiempo que tuvo el gobierno de la 4T para prepararse, con espacios especiales en los hospitales, camas, ventiladores mecánicos, equipar al personal médico con trajes epidemiológicos, mascarillas guantes, camas, cubre bocas, etc. Pero la negligencia criminal de López Obrador es inaudita, se dedicó a realizar actos políticos con gente acarreada como si anduviera en campaña, promoviendo a diestra y siniestra besos y abrazos e invitando a la gente a salir, cuando sus mismas autoridades de salud, encabezadas por López Gatell, habían decretado el nivel 2 de contagio y planteaban como estrategia elemental, quedarse en casa; el colmo del cinismo se dio cuando en el show mañanero en Palacio de Gobierno, declaró que la pandemia le "había caído como anillo al dedo" para "la consolidación de la Cuarta transformación" y que la crisis sanitaria se podía detener con unas estampitas religiosas, Desde ese momento tomé conciencia de que esta guerra contra la covid-19 estaba perdida para los pobres.
Para agravar todo, además se carece de un verdadero Plan de Integral de Rescate Económico para el país, me tocó ver en Chihuahua que se replicaran, como en todo el país, la manifestaciones de grupos vulnerables, amas de casa, campesinos, obreros, vendedores ambulantes, que no tienen para comer, que piden una despensa y piden auxilio para poder comer en estos días de confinamiento obligatorio, pero no solo ellos, sino que empresarios de micro y medianas empresas, se están quejando de que tienen que realizar paro forzoso y no pueden pagar a sus trabajadores, aseguran que van directo en la quiebra, que les urge un plan de rescate económico porque, de lo contrario, se acrecentaría aún más el desempleo, la pobreza, la violencia y la miseria que lacera nuestra sufrida sociedad. Otros gobiernos también capitalistas, pero más inteligentes políticamente, han destinado ingentes cantidades de dinero para rescatar la economía y disminuir los efectos nocivos que traerá irremediablemente esta crisis humanitaria y económica.
Estas conductas de parsimonia y sus políticas contrarias al interés de las masas de trabajadores (por no traer otros merecidos calificativos) de López Obrador, de Trump, de Bolsonaro en Brasil, dejan al descubierto la cara atroz, descarnada, pone al descubierto la verdadera ferocidad del imperio del gran capital, porque mientras la sociedad siga dividida en clases sociales, un reducido número de ricachos que lo tienen todo, y por el otro lado una inmensa cantidad de pobres que no tiene nada más que su fuerza de trabajo, los infectados los muertos los van a poner los más humildes. Esa es la gran enseñanza que nos muestra la conducta de los capitalistas. Todo hombre pobre, humilde honrado y trabador debe de organizarse, educarse y preparase para la tarea que la coyuntura política le presenta con la pandemia del covid-19, la toma del poder político por trabajadores, que deben erradicar con la pobreza, de expulsarla a la Luna, si queremos un mundo mejor, de paz, de equidad y justicia social.
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