Este 8 de agosto se cumplen 142 años del natalicio de Emiliano Zapata Salazar, general del Ejército Libertador del Sur y revolucionario partidario del agrarismo y la lucha por lograr la justicia social tan anhelada en tiempos de Porfirio Díaz. Su valentía, lucha, ejemplo y tenacidad lo llevó a agrupar a miles de campesinos de Morelos que dieron su vida por defender los altos ideales de la Revolución Mexicana que con su muerte el 10 de abril de 1910 por las balas traidoras y enemigas, también murió la esperanza del triunfo de la revolución, puesto que el poder no pasó a manos del pueblo sino que siguió en manos de los de siempre, de ahí la gran deuda a la Revolución Mexicana.
El libertador del pueblo del sur, el general Emiliano Zapata, se ganó el respeto y el cariño del pueblo morelense al grado de seguirlo en su lucha por derrocar la dictadura porfirista y que luego de su muerte, el Gobierno federal se encargó de corromper al pueblo morelense para lograr que abandonará sus banderas de lucha, comprando con dinero y privilegios a los principales líderes de la revolución y entregando migajas al pueblo para que renunciará a su lucha, año tras año, elección tras elección.
Allí estamos, han pasado 102 años desde su muerte y hoy en Morelos la situación es muy lamentable. El pueblo que alguna vez se levantó en armas por la injusticia, ahora es testigo de los severos recortes al campo, Cuauhtémoc Blanco recortó todos los subsidios al campo morelense, la “austeridad republicana” ahoga a los hogares y en el campo la situación sigue siendo crítica, ahora ya no hay siquiera fertilizantes para los productores de granos básicos de maíz y frijol, el gobierno no quiere subsidiar nada, buscan ahogar a los productores para que entreguen sus tierras.
De igual manera, recordemos los datos del Coneval que hablan de un incremento considerable de personas que pasaron a las filas de la pobreza y pobreza extrema, en estos dos años del gobierno de Blanco Bravo, más de 60 mil personas formaron parte de la clase pobre de Morelos y la cifra sigue y sigue creciendo, no se molestaron en esparcir apoyos durante la pandemia, cerraron la economía y dejaron a miles de trabajadores de la informalidad a su suerte, pero eso sí, al cuestionarlos, declaran que el dinero fue destinado para combatir la pandemia, una burla en redondo.
Debemos caer en la cuenta de que los precursores de la Revolución Mexicana no son nuestros gobernantes, incluso, ni siquiera están interesados en rendirles el homenaje merecido, causando indignación para el pueblo morelense como lo hizo Blanco Bravo, que busca ser jefe de gobierno en la CDMX pero que tiene al estado de Morelos en una tremenda crisis social y económica en todos los niveles y que este fin de semana, mientras se llevaba a cabo el homenaje oficial al caudillo del sur, el gobernador se encontraba en otro evento político en la CDMX, desdeñando el homenaje al revolucionario morelense, pero no solo en la forma, sino en los hechos, no hay un gobierno que luche por lograr la justicia social que la Revolución Mexicana buscó hace más de cien años y que sigue sin llegar.
¿Cuál es la razón? No son un grupo emanado del pueblo que defienda a su clase, sino son un pequeño grupo político que busca perpetuarse en el poder y saquear al estado, pero que no se han dignado en resolver una sola de las demandas que el pueblo requiere para su sobrevivencia. Es por eso que los antorchistas llamamos a una gran unidad nacional, es momento de que levantemos las banderas de la revolución mexicana y exijamos justicia social, necesitamos conformar un partido político de nuevo tipo y luchar con sus propias armas para que el pueblo organizado logre gobernar y que garantice que los estatutos de la Revolución Mexicana se lleven a cabo al pie de la letra: Exigimos justicia social en el campo, que los gobiernos inviertan en el campo, salarios y empleos dignos para todo aquel que pueda trabajar y que pague más quien más gana y que pague menos quien gane menos, Antorcha propone una justicia social que se iguala a los altos ideales de la revolución mexicana y que seguirá defendiéndolos siempre, hasta el momento de la erradicación de la pobreza en México, hasta la victoria.
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