Llega el tiempo, ciudadanos. Por un lado, de recorridos, visitas, sonrisas, abrazos y besos, con todo y pandemia, de quienes únicamente nos valoran en tiempo electoral y nos ven cara de voto, de escalón en la escalera para subir al poder y volvernos a olvidar y abandonar por tres o seis años más, mientras ellos se siguen enriqueciendo a costa de nuestro dinero del presupuesto oficial. Por nuestra parte, es hora de recordar, reflexionar, razonar y de emitir un voto consiente y con dignidad a la hora buena. O una vez más, hacer como que creemos en promesas que sabemos que son falsas porque así siempre han sido, a cambio de una chuchería, una camiseta raída, una cachucha de trapo o de plano por 100 pesitos para unas tortillas o para una caguama.
Con lo que hemos visto y vivido, no es difícil razonar, a menos que no queramos hacerlo. Quienes hoy se presentan como novedad salvadora prometiendo las perlas de la virgen, son los mismos que siempre nos han robado desde el poder, negándonos las obras, apoyos y servicios a que tenemos derecho; inflando costos en otras de pésima calidad o, de plano, en el colmo del cinismo y la desvergüenza, informando oficialmente la ejecución de algunas, con gastos millonarios, pero sin haber invertido ni un cinco y embolsándose todo. Viles obras fantasma.
Una parte de nuestro propio dinero así escamoteado lo utilizan para inflar sus cuentas bancarias y poner prósperos negocios familiares y personales.
También lo utilizan para sus campañas electorales, como ahora.
¿Lo dudas? Sólo recuerda que quien nunca te dio la cara y se te escondió en su oficina cuando más necesidad tenías, hoy te visita y finge que le interesa la miserable situación de tu pueblo, de tus hijos y tuya; quien te negó la perforación de un pozo o la instalación de una red de agua potable, ahora te quiere convencer llevándote una limosna de 2 tamborcitos de agua de aljibe; quien te negó la pavimentación o de perdido grava en la carretera de tu pueblo, hoy quiere que le agradezcas porque manda una máquina a raspar piedras; quien te ha dejado morir sólo en la pandemia, hoy te lleva una despensita y se toma contigo la foto para el "feis"; quienes te abandonaron a tu suerte en la contingencia por sequía, que repartieron entre compadres los tractores, la maquinaria agrícola, el fino ganado de registro, mientras a ti solo te usaron para la foto del "evento campesino" dándote a comer algún taquito de barbacoa, ahora te dejan un rollo de alambre o 10 kg de semilla; esos que repartieron los cuartitos entre incondicionales, aviadores y empleados del ayuntamiento, hoy te avientan 3 bultos de cemento o 4 láminas.
Y todo medio escupido con la misma saliva de promesas huecas. Míralos. ¿En serio no los reconoces? Son los mismos caciques de siempre.
Cierto que, en algunos municipios, esos grupitos mandan a competir electoralmente a una persona diferente al "saliente"; que el suspirante finge (puro fingir) estar en contra del que termina su gobierno y jura que él gobernará diferente, mejor, para el pueblo. El mismo circo de siempre, pues ya en el poder, sigue protegiendo los intereses de su grupo y les permite seguir mangoneando y robando.
En otros municipios donde creen que la gente es más noble, tonta, sin memoria y manipulable, lanzan como candidato para intentar que se reelija, exactamente al mismo que elegimos hace dos años y al que desde entonces no le veíamos la cara, para que nos visite y nos convenza con las mismas promesas, las mismas sonrisas y los mismos cien pesos, aliado de sus amigos, los mismos caciques conocidos por todos, diferentes sólo por el color de la camiseta, pero que ahora se mezclan en un mismo color, en los mismos sudores, con los mismos intereses, las mismas mañas y otras nuevas que aprendió.
Ciudadanos. Todos sabemos que lo escrito es cierto. Es hora de razonar e impulsar entre todos un cambio verdadero para lograr una vida más digna para nuestros hijos y nosotros. En las próximas elecciones no te vendes los ojos ni vendas el futuro de tus hijos y tuyo por migajas compradas con tu propio dinero.
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