Nuestro país, con una población de 130,262,220 habitantes, padece una desbancarización del 63%; un 21% de sus transacciones son en efectivo y solo el 44% realizadas vía tarjeta. Existen 61 cajeros por cada 100 mil personas adultas y una penetración del internet baja de solo 66%. México es un país muy poblado y presenta una moderada densidad de población con un promedio de 66 habitantes por kilómetro cuadrado.
Un gran porcentaje importante de la población rural en México está marginada y ha sido relegada durante mucho tiempo a utilizar mecanismos financieros informales para que, de alguna manera, satisfaga sus necesidades de consumo y de inversión. Esta población no es considerada como un mercado redituable, económicamente hablando, para el sistema bancario tradicional debido a las condiciones de pobreza, ubicación, dispersión, falta de garantías convencionales y bajo nivel educativo, entre otros.
Esta exclusión financiera es costosa y afecta la calidad de vida de las personas ya que les impide invertir en su futuro, las deja sin oportunidades si llegan a perder su empleo o si enferman. En otras palabras, el acceso a los servicios financieros es un factor vital para enfrentar y salir de la pobreza, lamentablemente esta situación es real y ha prevalecido durante mucho tiempo no solo en la actualidad.
Para dar un poco de claridad sobre lo que con esta humilde colaboración pretendo, me referiré al 31 de diciembre de 1949 fecha en la que nace esta institución bajo el nombre de Patronato del Ahorro Nacional (PAHNAL), y que fue fundada con la finalidad y el objetivo de promover el hábito del ahorro entre la población mexicana por medio de Bonos del Ahorro Nacional. Dicho patronato era el encargado de emitir, colocar, vender, redactar, pagar y manejar esos bonos y, para invertir los fondos obtenidos en la colocación de los mismos, controlar y vigilar las inversiones. Inició sus operaciones a partir de diciembre de 1950 y contaba con 300 sucursales principalmente en áreas urbanas, dejó de operar el 31 de diciembre de 2001, pero no desapareció, sino que se transformó en el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, Sociedad Nacional de Crédito, Institución de Banca de Desarrollo (BANSEFI) e inició sus operaciones a partir del 01 de enero de 2002.
Con el paso del tiempo, BANSEFI, al igual que su predecesora, sirvió de apoyo al fortalecimiento y desarrollo institucional que fue apoyada por el Sector de Ahorro y Crédito Popular. Operaba con una alianza comercial llamada L@Red de la Gente, misma que, en 2016,estaba integrada por 185 Sociedades Cooperativas de Ahorro y Crédito Popular, 22 Sociedades Financieras Populares y una Sociedad Financiera Comunitaria, todas ellas autorizadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
BANSEFI participó en la entrega en efectivo de los apoyos gubernamentales como PROSPERA desde 1997 hasta 2012. Para 2019, contaba con 429 sucursales y administraba 11 millones de cuentas, se hicieron envíos y recepción de remesas nacionales e internacionales, pagos de servicios y micro seguros teniendo presencia en 928 municipios.
Uno de los principales objetivos de BANSEFI, en ese momento, era proporcionar servicios financieros básicos, como cuentas de ahorro y préstamos a tasas de interés bajas y con requisitos menos estrictos en comparación con los bancos tradicionales, con el fin de promover la inclusión financiera y el desarrollo económico en las comunidades más pobres del país.
Pero esta institución crediticia sufrió, de nueva cuenta, un cambio significativo ya que, a la llegada al gobierno de Andrés Manuel López Obrador; se anunciaba enero del 2020 la creación de un banco que seria la salvación para todos los mexicanos que no tuvieran acceso a la banca; se nos dijo que se crearía un banco de carácter social que promovería y facilitaría el ahorro entre los mexicanos y que brindaría financiamiento, además de impulsar la inclusión financiera con la ubicación de sucursales en localidades aisladas y de mas alta marginación. Este banco buscaría resolver las necesidades de grupos específicos, como los migrantes, al ofrecer mejor tipo de cambio en el envío de remesas; también se habla de servicios bancarios a jóvenes y mujeres con edades a partir de los 17 años; dijo también que se abrirían 100 sucursales al mes, y que esto tendría una inversión de 10 mil millones de pesos en dos años. Esto quiere decir que en un año construirá 1,350 sucursales con una inversión de 5000 millones de pesos, esto sería construir 4 sucursales al día, con un costo de 3.7 millones de pesos cada una.
Pues bien, con estos datos históricos, nos debe quedar claro que el Banco Bienestar no es un banco de nueva creación, como lo dijo López Obrador, sino que sólo tomo como base lo que en su momento era BANSEFI. En la actualidad, L@Red de la Gente tiene 2,282 sucursales en todo el país y BANSEFI 429 ubicadas principalmente en 928 municipios de los 2,457 existentes, lo que quiere decir que, si se pretende instalar una sucursal en cada municipio, solo harán falta instalar 1,853 sucursales.
El gobierno de la 4T, con sus cuentas alegres, pretende cerrar el sexenio con 7000 sucursales operables al 100% del Banco Bienestar, pero hasta hoy no se ha mostrado un costo beneficio real, ni se ha calculado el impacto que causará en el Sistema Bancario Nacional. En su reporte trimestral, el Banco del Bienestar, informó el cierre de más de 45 mil 200 cuentas, promovidas por los mismos clientes de manera directa, dando por terminada su relación con la institución bancaria, además de esto, se puntualiza en el informe que los préstamos que se han entregado a los ciudadanos, a través de diversos programas, no han sido liquidados por parte de los beneficiarios, y esto representa significativamente una pérdida.
Si bien es cierto que el Banco de Bienestar en México puede ser una herramienta importante para ayudar a las personas de bajos ingresos a mejorar su calidad de vida, ya que les permitiría acceder a servicios financieros que de otra manera no estarían disponibles para ellos, todavía hay obstáculos por vencer para que se pueda garantizar que estos servicios sean aún más accesibles y realmente eficaces, pues existen grandes controversias en cuanto a la efectividad de estas iniciativas en el sentido de que contribuyan de forma eficaz en la reducción de la pobreza e influya en la mejora de las condiciones económicas de la gente de las comunidades desatendidas.
Algunos expertos se han atrevido a señalar, con argumentos sólidos, que estos bancos enfrentan problemas de liquidez y que aún no han logrado atraer a un gran número de clientes como se tenia previsto. Para brindar los servicios que el Banco del Bienestar ofrece se requiere de la instalación de miles de cajeros automáticos en todo el territorio nacional; el Banco de México lo considera inviable no solo por costos, sino también por la operación misma y los niveles de seguridad.
Tristemente, quienes vuelven a creer en los cantos de sirena, siguen siendo los que aun depositan su esperanza en la política obradorista sin darse cuenta de que solo es echarla en saco roto. Cambiarle de nombre a una institución bancaria, sin cambiar la realidad, es una manera, al estilo de la 4 T, de seguir hundiendo en la pobreza y en el engaño al pueblo. Juzgue usted mismo.
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