MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

De que hay, hay

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Será el próximo nueve de noviembre cuando los grupos antorchistas de Sonora presentemos, ante las autoridades del Gobierno del estado, el pliego de peticiones que, sin ninguna exageración, contiene la lista de algunas de las necesidades más sentidas de la población que ha decidido organizarse en nuestras filas para intentar mejorar su situación.

Tenemos esperanza de que unidos podremos lograr que las autoridades nos escuchen porque, como resultado de una larga experiencia de nuestros hermanos de clase, a lo largo de siglos se nos ha querido atender a los humildes por separado, de a uno por uno a fin de debilitar la fuerza de nuestro reclamo o solicitud, y la única forma en que hemos vencido esta antipopular política ha sido con nuestra firme unión. Esta forma de pensar y de actuar de los más humildes proletarios es una convicción nacional que se ha transformado en texto constitucional y que actualmente los antorchistas reconocemos y exigimos su reconocimiento y obediencia. Todo mundo sabe esta verdad y por eso acudimos en bola, como algunos dicen, a hacer nuestras solicitudes, así nos damos fuerza entre los más débiles: lo sabemos nosotros y lo saben los funcionarios y patrones. Ellos mismos buscan unirse para actuar mejor en sus llamadas cámaras de empresas y en las organizaciones comerciales o militares entre países.

Por ello, nos lastima y ofende que, a estas alturas del desarrollo de nuestra patria y del mundo, aún encontremos funcionarios insensibles que insistan en seguir tratándonos como niños e incluso quieran regañarnos por actuar colectivamente, y peor aún, condenarnos como si fuéramos delincuentes, por hacer uso de los derechos constitucionales de organización y de petición. 

No ha sido, incluso, raro que se ponga a policías y militares frente a los humildes peticionarios de nuestra organización —y de muchas otras— cuando acudimos, presionados por las carencias, a demandar que los gobiernos cumplan con sus obligaciones.  A veces se hace tan grande despliegue policiaco y militar que pareciera que fuéramos el diablo mismo quien se presenta frente a los palacios municipales o estatales a reclamar almas para torturarlas en el fuego, y no sencillos trabajadores mexicanos que sólo pedimos para nuestras colonias, comunidades y barrios lo indispensable para llevar una vida con cosas que no existen en el hogar de Satanás: agua potable, salones de clases para escuelas, funcionamiento de centros de salud, pavimentaciones de calles, líneas de electricidad, drenajes y servicios eficaces. 

Ya nos ha pasado y la presente reflexión es resultado de esa experiencia que no queremos repetir ni que nadie nos repita. Se nos ha dicho casi hasta el cansancio que el actual es un gobierno para el que los pobres somos primero, pero ya transcurrió un año del actual gobierno estatal y más de cuatro años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador sin que se haya mejorado nuestra situación: podemos afirmar públicamente que al menos para los grupos que estamos organizados en el Movimiento Antorchista de Sonora, salvo algunas demandas muy menores, no ha habido solución de raíz a nuestras demandas más sentidas.

Esto que acabamos de mencionar es algo que queremos que escuche bien el gobierno actual, no como amenaza, claro está, sino como un señalamiento concreto de algo que debe evitar y que atentamente pedimos que corrija. Las demandas menores que sí se han logrado han costado mucho esfuerzo social y mucho esfuerzo de algunos funcionarios que (sin dejar de reconocerles su empeño y buena voluntad), la verdad, no deberían costar tanto pesado trámite a los gobiernos ni concederlas con tantos remilgos burocráticos como si fueran la última cocacola del desierto.

Con este espíritu, pues, iremos a entregar nuestro documento, con la esperanza de encontrar en el Gobierno de Alfonso Durazo al intermediario eficaz y comprensivo entre la voluntad popular que le nombró jefe de nuestro gobierno y sus gobernados, porque esa voluntad confió en que podría serlo. Lo diremos claro: queremos encontrar no sólo un gobierno de puertas abiertas, sino de soluciones reales para los grupos populares que llevaremos nuestro pliego. Además, hay algo que nos da mucha esperanza de lograrlo: nuestro país ocupa regularmente el lugar 14 en producción de riqueza en el mundo: o sea, de que hay, hay.

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