Han pasado cinco largos años, 1,825 días de que Omar Fayad Meneses se sentó en el dinero del pueblo hidalguense, ha manejado a su antojo más de 250 mil millones de pesos, si hubiera gobernado de acuerdo con la Constitución, ese monto de dinero bastaría para que todos los hidalguenses tuvieran agua entubada en sus hogares, que todas las colonias populares contaran con redes de drenaje sanitario, escuelas dignas, clínicas y hospitales con personal, equipo y medicinas suficientes para atender a todos los ciudad
Ante el informe de Omar Fayad, los más de tres millones de hidalguenses que pagamos impuestos debemos preguntarnos, ¿qué ha hecho con nuestro dinero, por qué han aumentado las carencias y los sufrimientos de la mayoría de los habitantes en vez de mejorar? El Inegi nos informa que ahora hay más pobres que antes, que hay 1,571,000 personas en pobreza y que también lo que llaman pobreza extrema, que son los que no tienen ni para comer, que comen una vez al día o no comen, aumentó y mucho en estos cinco años de mal gobierno de Omar Fayad, son 252,000 ciudadanos hidalguenses en esta horrible situación. Es verdaderamente inhumano, cruel en extremo, manejar tanto dinero y permanecer indiferente ante el dolor, el sufrimiento y la muerte de nuestros semejantes, pudiendo remediarlo.
Omar Fayad decidió olvidarse de los que padecen y mueren en tan triste situación, no gastar un solo peso para aliviar las condiciones de vida del pueblo trabajador, para realizar “obras de relumbrón”: arreglar la avenida Colosio y construir puentes multimillonarios. Disiento de los que les llaman “obras faraónicas”, pues han transcurrido más de tres mil años y siguen en pie monumentos y pirámides ordenadas por los faraones egipcios. En cambio, la avenida y los puentes de Fayad los vemos inundados con cada lluvia, obstaculizando la movilidad que supuestamente resolverían, son un despilfarro de recursos que sólo le sirve para justificar el derroche del dinero público, imposible la comparación con las obras milenarias de los faraones.
Es muchísimo lo que el gobierno de Fayad pudo haber hecho en favor del pueblo hidalguense, pero se negó a hacerlo, sea por el odio que les tiene a las clases trabajadoras, sea por su egoísmo acendrado que lo lleva a pensar sólo en su beneficio personal a costa de los demás o por su ambición de dinero y de poder, pero el caso es que perjudicó en vez de ayudar, Hidalgo retrocedió en vez de mejorar. Otro pequeño ejemplo de esta verdad son los albergues estudiantiles indígenas que durante veinte años venían recibiendo un pequeño subsidio para su alimentación y en vez de aumentar el apoyo, de un golpe bajo, se los quitó. Otro ejemplo: a las regiones más pobres del estado, como son la Huasteca y la Otomí Tepehua, antes de Fayad cada año recibían maíz para su alimentación, también se los quitó, empeorando su paupérrima situación.
Un último ejemplo del atraco a los trabajadores lo constituyen los 40 profesores del Bachillerato “Coronel Nicolás Romero”, a los que desde el inicio de la mortal pandemia ordenó, para variar, quitarles el salario, 18 meses trabajando, atendiendo a sus alumnos sin la correspondiente retribución. La injusticia resalta por ser una escuela rodeada de colonias populares, todos sus alumnos son hijos de auténticos trabajadores que realizan un gran esfuerzo para que estudien y se labren una carrera. Pero la maldad de Omar Fayad y su gobierno es ilimitada, pues al ver que después de año y medio sin salario no se doblegan los profesores, ordenó que le cortaran a la escuela el servicio de energía eléctrica, dejándola sin luz, sin internet (se les proporcionaba gratuitamente a los alumnos) y sin agua potable al no funcionar las bombas para subir el agua a los tinacos. Y esta última canallada en el pico más alto de la pandemia, cuando aumenta el número de enfermos y de fallecidos, lo que convierte esta agresión en un crimen artero.
El mal gobierno está llevando a la sociedad a una situación desesperante, provocando que algunos grupos sociales protesten en su contra, recibiendo del gobierno la represión violenta, tal fue el caso de los campesinos de San Salvador, a los que ordenó que la policía los golpeara con macanas, balas de goma y gas lacrimógeno, sin importarle que en el grupo hubiera ancianos, mujeres y niños, con un saldo de varios golpeados y un campesino muerto por los golpes de los policías.
Por todo lo anterior y tantas cosas más que no caben en este pequeño escrito, el mal llamado “quinto informe de gobierno” no puede ser más que una burla sangrienta, plagada de mentiras, falacias y demagogia. ¿Se puede esperar otra cosa?
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