En días pasados el colegio de ingenieros civiles señaló que el rezago en materia urbana era de aproximadamente 10 años en el estado de Morelos; además denunciaron la falta de mantenimiento en puentes viales, la concreción de obras de iluminación y señalización en el Paso Exprés, etc. Este rezago ya era detectado y reconocido en el plan estatal de desarrollo presentado en 2019 por el actual gobierno, donde se planteaba sin rodeos modernizar el estado para ser vanguardia y “anfitrión del mundo”, mediante un mayor desarrollo de las dos zonas metropolitanas reconocidas, Cuernavaca y Cuautla, con la propuesta de agregar la zona de Jojutla.
Sin embargo, desde entonces poco se ha hecho por el gobierno del estado, más allá de proyectos federales de SEDATU muy focalizados y sin la mayor trascendencia, pues en estos días, según las cuentas de la dependencia, estarían por terminar apenas 12 obras en escasos 4 municipios, los más poblados, mientras el resto que es la gran mayoría y con el mayor rezago relativo sigue en espera de que el dedo del presidente los señale como atención prioritaria.
Cabe recordar que el gobierno federal, a través de sus diputados morenistas, cancelaron en los hechos el ramo 23 del presupuesto de egresos que representaba una considerable inversión pública para la mejora de la infraestructura municipal y de los estados, sin ese apoyo y con la concentración de la escasa obra pública a nivel estatal hay poco margen para que los municipios atiendan las necesidades de sus habitantes.
Así las cosas, los actuales presidentes municipales estuvieron cabildeando con los diputados locales para que les regresaran el 2.5% de las participaciones que en otro tiempo recibían, pero debido a diferencias políticas en el pleno de la Cámara no se llegó a aprobar un nuevo presupuesto más acorde con las necesidades de la población morelense. Esta situación por supuesto que es muy lamentable, sobre todo porque había buenas expectativas para que la actual legislatura atendiera las demandas más sentidas de amplios sectores de la sociedad en materia de salud, educación, servicios básicos, vivienda, etc. Y, como ya se sabe, por falta de mayoría y de consenso entre los diputados no fue posible aprobar un presupuesto con mayor justicia social, sino que por ley el gobierno del estado ejercerá el mismo del año anterior.
Recientemente el gobernador Cuauhtémoc Blanco cumplió con el protocolo de entrega de su tercer informe de gobierno, a través de su secretaria de hacienda, a la vez rindió un mensaje por radio y televisión en el que señaló la realización de más de 400 obras en el estado en el último año, con una inversión de casi 350 millones de pesos. Sin embargo, organizaciones civiles como Morelos Rinde Cuentas cuestiona estas cifras, dado que no hay transparencia ni evidencias que soporten la realización de esa cantidad de obras; además, dicen, no existe algún sitio web donde se den a conocer las obras realizadas, ubicación, montos y población beneficiada, lo que indica opacidad y manejo discrecional de los recursos públicos. Pero a ojos vistas la modernidad prometida aún no llega, la gente de la calle no lo mira por ningún lado, calles sin pavimentar, carreteras en mal estado, etc., lo único real son las campañas publicitarias.
El resultado más contundente de que las políticas públicas y programas sociales implementados no funcionan, es el aumento de la pobreza en el estado, del orden de 114 mil personas entre los años 2019 y 2020, según estudios realizados por el CONEVAL. Este aumento trae como resultado que más de la mitad de la población morelense se encuentre en situación de pobreza y pobreza extrema, con serios riesgos para la estabilidad social, pues está comprobado que son alicientes naturales para el aumento de la violencia en todas sus vertientes, desde homicidios dolosos, robos, extorsiones, secuestros, etc.
Por consiguiente, hace falta que el gobierno del estado sea más sensible ante las demandas sociales de diferentes sectores de la población, porque de otro modo su inacción y las políticas erradas nos llevarán por el camino de una mayor descomposición social que a nadie beneficia. Al pueblo le queda la tarea de educarse, organizarse y luchar para conquistar una patria libre, más justa y equitativa para todos.
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