MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Despolitización y desinformación de las masas

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Un individuo politizado es aquel que conoce sus derechos y los hace valer, además de tener conciencia de su origen de clase y, por lo tanto, solidarizarse con los suyos. ¿Qué derechos? El derecho a la educación gratuita y laica, el derecho a la salud, del cual el Estado debe responsabilizarse, el derecho al empleo, al buen salario, a la vivienda, a tener los servicios básicos en su colonia, comunidad o ranchería, el derecho de petición, a ser escuchado por las autoridades de gobierno, libertad de expresión, por mencionar algunos. Nuestra Constitución es uno de los documentos mejor redactados a nivel mundial, que representa el sentir de los mexicanos y que engloba sus derechos y obligaciones.

¿Por qué me detengo a hablar de este tema? Porque la desinformación que reciben los mexicanos de un buen número de medios de comunicación, está dando buen resultado para quienes no quieren que el pueblo esté informado y conocedor de sus derechos. Y ¿Qué decir de la política?, la política es un arte, el arte de resolver los problemas del pueblo. ¿Pero quién educa al pueblo, quién lo defiende? Nadie, siendo presas fáciles de una política barata que nos vende la idea de que estamos muy bien y que día a día mejoramos cuando la carestía de los alimentos va en aumento, el servicio médico va de mal en peor, aún se carecen de medicamentos para niños con cáncer; y qué les puedo decir, si ustedes mismos, mis amables lectores, en alguna ocasión han sido presas de este problema del desabasto de medicamentos por parte del sector salud.

El litro de gasolina continúa en aumento, crece el sector de comerciantes ambulantes ante la falta de un empleo que les permita sobrevivir, el problema de vivienda se ha agudizado ante la falta de oportunidades para las nuevas generaciones; es común observar que en una casa pequeña viven hacinadas dos o tres familias.

En fin, la lista es larga y las expectativas de los mexicanos de resolver estos problemas es muy poca; normalmente he escuchado a gente que dice, “esto no va a cambiar”, “los políticos prometen mucho en campaña, pero al final no resuelven casi nada”. Aunque existe hartazgo y cansancio por parte del pueblo, aunque somos millones los desprotegidos, los injustamente tratados, ¿cómo es posible que un grupo muy pequeñísimo de personas decidan el destino de los mexicanos? Condenándolos a ser eternamente fuerza de trabajo para los patrones, recibiendo un salario miserable para mal comer con su familia. Esa campaña de desinformación evidentemente da buenos frutos: la apatía y el conformismo de las masas despolitizadas.

   

Por eso es importante el ejemplo de grandes movimientos revolucionarios que nos han mostrado que un mundo mejor sí es posible. Tal es el caso de la Comuna de París, el cual es un hito en la historia mundial de la clase obrera, con un gran significado histórico, porque demuestra que el proletariado sí puede llegar a tomar el poder de una nación y ponerlo verdaderamente al servicio del pueblo pobre.

Sin embargo, este movimiento fue atacado no sólo por la aristocracia francesa, sino por los gobiernos de países europeos que sintieron el peligro de que una revuelta así fuera a poner en riesgo el control que ejercían sobre sus gobernados. Por lo anterior, recurrieron precisamente a la desinformación entre el pueblo para evitar que todos los obreros del país se identificaran y defendieran este movimiento. Para este objetivo recurrieron a los buenos servicios que les prestó el clero de ese tiempo y desde luego a la prensa vendida que una vez más le puso precio a su trabajo sucio, creando toda una campaña de desacreditación y desinformación de los objetivos que se perseguían por parte de los obreros de París.

Pero no hay que perder de vista los objetivos que perseguía la Comuna de París, ni las decisiones más importantes que tomaron en el corto tiempo que se establecieron como gobierno. Los decretos más importantes de los que se tiene  conocimiento  son:  educación gratuita para todos los obreros, condonación de las deudas de los obreros, designación de un obrero como ministro de trabajo, decretó la separación de la iglesia y el Estado, estableció que los jueces y ministros debían ser elegidos por el pueblo,  abolieron el trabajo nocturno, clausuró las casas de empeño, fijó sueldos de obreros a funcionarios del gobierno, eliminó de las escuelas  los símbolos religiosos, destrozaron la guillotina frente a todo el pueblo, se propusieron transformar los medios de producción al servicio del pueblo, eliminaron las multas excesivas a los obreros, denunciaron y prohibieron la prostitución, entre otras muchas decisiones importantes que tomaron los comuneros de París, demostrando que el pueblo sí sabe gobernar y que la clase obrera puede ejercer el poder político de una nación (información de la Comuna de París la escuché de la conferencia  magistral impartida por el Dr. Abel Pérez Zamorano). 

La despolitización y desinformación del pueblo mexicano es bastante grave, ya que a pesar de las tristes condiciones en que viven los obreros mexicanos, hoy al igual que en los tiempos de la Comuna de París, prevalecen oscuros intereses entre las cúpulas sindicales que llevan a cabo una política economicista que separa a los obreros de cualquier objetivo político que los lleve a querer gobernar su país. Uno y otro día y todos los días escuchamos a los medios informativos que están al servicio del gobierno que nos repiten que estamos muy bien y que tenemos un sistema de salud mejor que el de Finlandia. ¿Creé usted semejante barbaridad, cuando la mitad del pueblo mexicano no cuenta con seguridad social? ¿Cuándo el desempleo en Tabasco está en los primeros lugares nacionales? ¿Cuándo la enorme carestía de los alimentos trae como consecuencia pobreza alimentaria?

Estimado lector, desde esta humilde tribuna te invito a leer todos los días, a informarse a profundidad de los problemas que atraviesa nuestro país, pero sobre todo a comprometerse con las causas sociales justas, un gobierno del verdadero pueblo sí es posible. Permítame, amable lector, compartir contigo algunas de las gloriosas estrofas del himno de la Internacional: “ya no queremos salvadores, que sirvan sólo al capital, en adelante los obreros impondrán su voluntad. A la lucha de proletarios, al combate final, que sea la raza humana, soviet internacional”. 

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