En el año 1992, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente propuso que el 22 de marzo de 1993 se celebrará el primer Día Mundial del Agua; es decir, que son ya 29 años de celebración, pero existen comunidades que no tienen agua ni para consumo humano.
En países como República Democrática del Congo, 50 millones de sus habitantes usan agua, sin tratar, para cocinar, beber y bañarse. En Etiopía, de 105 millones de habitantes, 64 millones no tienen agua limpia.
Somalia tiene 15 millones de habitantes, y el agua potable es un sueño para el 69 por ciento de la población.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reportan que cada día mueren 4 mil 500 niños en el mundo por falta de agua.
Los censos de Población y Vivienda del INEGI arrojaron datos que determinan que 28.3 millones de mexicanos no tienen agua potable, y los estados donde se han prendido los focos rojos por esa condición de vida que es un inminente problema humanitario, son Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas.
En México no existe un plan real para empezar a tratar el problema de la falta de agua con la seriedad que se requiere.
Según la Conagua, de cada 100 litros de agua dulce que hay en México, 76 se utilizan a la agricultura, industrias e hidroeléctricas, mientras para el consumo doméstico solo se destinan 10 litros.
Una investigación de Hugo Maguey, para la Universidad Nacional Autónoma de México, evidenció que el 57 por ciento del agua que se destina al uso agrícola se desperdicia por infraestructuras de riego ineficientes y que se encuentran en mal estado porque son obsoletas o tienen fugas.
Los gobiernos tienen un reto para implementar medidas serias porque en 10 años la población ha aumentado en 14 millones de personas y la demanda de agua es mayor.
Aunque el Foro Económico Mundial ubica a México como el quinto país que más consume agua (366 litros diarios por persona), la realidad es que miles de personas tienen que esperar más de 20 días sin una gota o comprar un tinaco de mil 100 litros, en no menos de 350 pesos, para una familia de 6 integrantes; este es el día a día de miles de personas en diferentes colonias del municipio de Los Cabos, en Baja California.
Las autoridades saben perfectamente que la escasez de agua potable, para uso y consumo humano, es un problema añejo; sin embargo, lo están dejando crecer al no destinar mayores recursos para la construcción de tuberías en buen estado que pasen por todas las calles donde hay viviendas y también eviten fugas.
Lejos de apoyar a la población que no cuenta con el servicio de agua, las autoridades permiten que el agua se privatice y unos cuantos acaparen pozos y hagan negocio con la venta de ese recurso natural, y de esa forma se aprovechan de la necesidad de la gente.
La injusticia social que padece parte de la población en México, por la falta de agua, sigue empeorando, los males siguen creciendo, y nosotros, los de abajo, la gente pobre, podemos hacerle cirugía mayor a nuestro país antes de que agonice y sea demasiado tarde. Estamos a tiempo.
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