Para todos es conocido que hemos entrado en la fase 3 de la pandemia del covid-19, hasta el martes de esta semana, según el informe de la Secretaría de Salud (SSa), se han reportado 16,752 casos confirmados acumulados y 1,569 defunciones a causa de la enfermedad en todo el país. De éstos, los datos indican que la Ciudad de México continúa registrando el número más alto de contagios y defunciones, con 4,474 y 348 respectivamente. Dado que es de las urbes más pobladas del mundo y la más poblada del país resulta lógico el hecho que sea la que más contagios posea. Sin embargo, vale la pena reflexionar si las cosas son tan lógicas como aparentemente se nos presentan.
El fin de la cuarentena como hemos visto, se pospondrá mucho más allá de lo que la mayoría tenía previsto, son pocos los que esperan salir de ella e inmediatamente regresar a la normalidad. La secretaria del Trabajo capitalina, Soledad Aragón, comentó que al concluir la pandemia de covid-19, podría haber 100 mil desempleados nuevos en la Ciudad de México. Podría resultar innecesario en el contexto de la pandemia pensar en las consecuencias, en la suma total de desempleados, en deudas estatales o pymes en bancarrota que habrá después de la pandemia. Pero lo que sí es menester discutir, es si la economía se podrá levantar después de la cuarentena si la mayoría de los citadinos no puede mantenerse en sus casas y se ven sumados a las estadísticas de decesos por el virus.
Por ello es importante hacer hincapié en las medidas que nuestra gobernadora la doctora Claudia Sheinbaum está aplicando, analicemos el más prometedor:
Este lunes se abrió la convocatoria para el apoyo emergente a personas trabajadoras no asalariadas residentes de la Ciudad de México, que ofrece un apoyo emergente único por un monto de 1,500 pesos.
Consideremos primero que el costo de la canasta básica mensual –por persona- publicado por el Coneval asciende a $1,637 para las zonas urbanas. En una población en la que las familias se conforman de 4 integrantes en promedio, está claro que los apoyos únicos resultarán suficientes para cubrir los gastos de una semana solamente ¿y después qué?
Agreguemos a los males que nos aquejan que, según el Inegi para el año 2015, 52.18 por ciento de los capitalinos declaró que tenía una vivienda propia, mientras que en 2010 el dato fue de 66.72 por ciento, (alrededor de 4 millones de personas hoy tienen que vivir como dicen coloquialmente, de arrimados o bien, rentando). Está claro que para quienes ahora tenemos que quedarnos en casa, sin salario, cubrir los gastos de nuestra alimentación y además pagar el alquiler del departamento que habitamos la situación se torna mucho más sombría.
Por último, resulta obvio para quien se detenga a reflexionar acerca del tema de la vivienda en la Ciudad de México, que quienes tienen bajos ingresos y llegan a hacerse de su propiedad dentro del territorio capitalino optan por adquirir sus pequeñas propiedades en las periferias de la ciudad, lo que ha tenido como consecuencia un sinfín de asentamientos humanos irregulares (como los llaman las autoridades capitalinas) en Iztapalapa, Tláhuac, Tlalpan, Xochimilco, Magdalena Contreras, álvaro Obregón, que son las alcaldías en donde se concentran la mayoría de éstos y que han sido víctimas de la negativa de los gobiernos que han pasado desde varios lustros atrás –incluyendo el período de López Obrador-, a ellos se les ha negado todo tipo de servicios, agua potable, drenaje, luz eléctrica, pavimentación...de esto existe la viva prueba que a la gran mayoría de ellos no fueron contemplados por el actual gobierno en el Programa General de Desarrollo Urbano, es decir, se han negado a invertir en estas colonias. Sin servicios de algún tipo este segmento de la población debe quedarse resguardado en casa y ser de las personas que no podrán acceder a la mayoría de programas del gobierno de la Ciudad de México y deberán arriesgarse a ser parte de la estadística de contagios y lamentablemente, de decesos.
Considerados estos elementos, la poca efectividad de las medidas de contención se halla despojada de todo velo con que la cubren los informes oficiales. La situación tan difícil que nos aqueja a la población no solamente nace de la "irresponsabilidad" de quienes no se quedan en casa, sino de una clase política que ha servido a todos, menos a los pobres, cada una de las dificultades que se han mencionado nacen de políticas económicas erróneas que nos han mantenido en los límites de la miseria. Vemos hoy medidas emergentes como el apoyo a los adultos mayores de hoy se han registrado vía internet 1,526 de más de un millón que tiene contemplados el INEGI como mayores de 65 años; una ampliación del pago para el Impuesto Sobre Tenencia o uso de vehículos; y como se mencionó arriba, un apoyo único para los trabajadores cuya cobertura es deficiente...programas serios en beneficio de los más desprotegidos (!).
Vale la pena aprender la lección de esto que hoy sufrimos: nadie se preocupará por nosotros seriamente, la única solución es que quien gobierne sea el pueblo organizado, que instrumente políticas no solo para hacer frente a eventualidades como la que hoy vivimos, sino que le permitan acceder a un nivel de vida más humano. Debemos organizarnos, dejar de lado la pasividad política y apresurarnos a luchar por un mundo mejor.
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