La educación es la base fundamental para el desarrollo de naciones enteras. Sin la comprensión de las diferentes disciplinas del conocimiento, pocas cosas se harían para el mejoramiento de su aplicación.
Hace apenas unos años, las tecnologías dieron un paso importante para las generaciones futuras. La utilización de programas y aplicaciones que hacen la vida más sencilla es ya un avance enorme en comparación con el siglo pasado, cuando nada de esto era una realidad.
Ahora se nos hace difícil, por ejemplo, sustituir el calendario digital por el físico, y si se tiene uno físico, pocas son las personas que todavía se acuerdan de cambiar la hoja del mes o, si está por día, cambiarla todos los días.
Es notoria la deserción de cientos de estudiantes en estos dos niveles educativos, pero también es notoria la falta de empatía de los Gobiernos para dar las oportunidades a los jóvenes de continuar su educación.
La utilización de alarmas digitales para despertar no era muy común en el siglo pasado; era todavía el canto de los gallos el que marcaba la hora, y el despertar era con los primeros cantos. Como decimos, un avance sustancial para el mejoramiento de la sociedad.
Sin duda, estos avances llegaron para mejorar la vida de las personas. Sin embargo, también y desgraciadamente, llegaron para erosionar uno de los temas fundamentales para la comprensión de la educación. Los teléfonos móviles, si bien han proporcionado una vida más fácil y sencilla, también han hecho olvidar la importancia de los contenidos. Hoy por hoy, se olvida el verdadero valor de la educación, se exhorta a sustituir o eliminar palabras para minimizar los mensajes, por ejemplo.
Las canciones que contenían los versos más elegantes, las palabras más sutiles y que estaban llenas de encanto, porque entonces se requería de la inteligencia necesaria y un bagaje cultural alto para componer, hoy están tan carentes de todo. Se hacen virales temas tan polémicos que, aunque no tengan importancia, somos presa de ese contenido, aunque no queramos, aunque no nos interese.
Todo esto viene a relucir por las graduaciones que se están celebrando en cientos de escuelas de Tamaulipas. Los niños de preescolar continúan avanzando y subiendo escalones en su educación, pero ¿qué pasa cuando estos escalones están ahí, pero no pueden seguir subiéndose porque los padres ya no pueden cubrir los gastos de esa educación?
Principalmente, esto ocurre siempre en la educación media superior y superior, uno de los niveles más complicados para los padres de familia y los estudiantes.
Y aunque los gobiernos se han jactado por muchos años de decir que la educación debe ser gratuita y obligatoria, todos sabemos que esto en muy pocos casos se cumple.
Es notoria la deserción de cientos de estudiantes en estos dos niveles educativos, pero también es notoria la falta de empatía de los Gobiernos para dar las oportunidades a los jóvenes de continuar su educación. Pero no solo eso, porque la cosa no termina aquí.
Una vez que los estudiantes concluyen su educación superior, se dan cuenta de la falta de oportunidades que existe en el mundo laboral, terminando por emplearse en lo que sea para poder mantenerse a ellos y a sus familias. Es importante entonces, que los gobiernos federal, estatales y municipales creen las oportunidades necesarias para que los jóvenes que egresan puedan tener las condiciones necesarias para trabajar y vivir.
Sólo así se estará contribuyendo al avance tecnológico que hoy representa a las nuevas generaciones, pero también a los contenidos más educativos, que tan necesarios y urgentes son en estos días. Solo así estaremos avanzando como país, solo así estaremos sacando a nuestro país del atraso en el que nos encontramos.
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