MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El aborto y su concepción en el imaginario colectivo

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El aborto inducido, como es bien sabido, es una práctica que se lleva a cabo desde hace muchísimos años. No obstante, la consideración de los aspectos morales del aborto no es tan sencilla ni tan simple. Ahora bien, se debe tener en cuenta la diferencia de las connotaciones éticas y morales al respecto del aborto, y su visión metafísica y las que pueden llegar a tener las diferentes religiones. La cuestión del aborto sigue siendo uno de los más divisorios en la opinión pública, gran parte de los partidos políticos en las democracias se encuentra dividida sobre la cuestión, y la continuación de las discusiones para legalizar o restringir el acceso al aborto legal. Los grupos pro-elección participando de forma activa en todos los estados, y luchan porque el aborto sea legal, teniendo distintos grados de éxito. Son pocos los países que permiten el aborto sin ninguna regulación, en cambio la mayoría sí permiten diversas formas limitadas de aborto. Es por ello que las asociaciones pro-elección y demás organismos abogan por que se tenga mayores medidas de salud y seguridad para con las mujeres que se ven en la necesidad de someterse a técnicas abortivas. El tema del aborto ha sido ampliamente estudiado desde diferentes disciplinas, y ha sido objeto de intensas discusiones. Pero pocas veces se tienen en cuanta la gran cantidad de contradicciones que hay entre la ideología y la práctica que se ven orilladas a tomar las mujeres. Es importante tener en cuenta que a falta de este tipo de medidas que debería cubrir el estado, se han hecho redes de apoyo y acompañamiento que tienen como principal objetivo el cuidar de la salud física y emocional de la mujer que desea terminar con su embarazo. Estas prácticas tienen gran alcance en otros países e incluso en otros estados México. En el área metropolitana de Monterrey se tiene muy poca información al respecto, he ahí la importancia de este trabajo y de la difusión de medidas alternas para tratar un embarazo no deseado. Existe un gran número de estudios y artículos publicados que fundamentan su oposición al aborto con afirmaciones religiosas y le exigen al Estado que también apoye la defensa a la vida del no-nacido, sin tener en cuenta los estudios científicos que afirman desarrollo del producto varía cada semana y no es hasta: las doce semanas no está formada la corteza cerebral, razón por la que dentro de ese lapso el embrión no es un individuo biológicamente caracterizado, no es una persona, ni un ser humano. El embrión no tiene las condiciones que particularizan a un ser humano, en virtud de que carece de las estructuras, las conexiones y las funciones nerviosas necesarias para ello.

Una de las principales razones por las que las mujeres que tienen un embarazo no deseado y no recurren al aborto, además de que no es legal, es porque no existe suficiente información y se sienten hasta cierto punto solas y sin ningún apoyo. Es aquí donde este tipo de redes de apoyo juegan un papel tan importante en la decisión de las mujeres.

El tema del aborto ha sido ampliamente trabajado desde distintas perspectivas, como la bioética y la salud pública, siendo sus principales herramientas las correlaciones estadísticas entre tasas de acceso a los anticonceptivos y abortos inducidos, recolecciones demográficas sobre la cantidad de mujeres que abortan, tasas de morbilidad y mortalidad, número de abortos que presentaron complicaciones, etc. Empero, los estudios sobre los procesos de aborto que viven las mujeres, cuáles son las razones para abortar y sus concepciones sobre el aborto, que están en función de las ideologías, los discursos y las prácticas de un contexto sociocultural específico, han sido los menos.

Los estudios sociales, feministas y de corte más interpretativo, han incorporado al análisis las voces de las mujeres, sus experiencias, los conocimientos, creencias y prácticas que rodean al aborto y el lugar que éstas ocupan en la toma de decisiones y en la vivencia de un aborto, espontáneo o inducido, por parte de las mujeres.

Ante un tema como el aborto, aparentemente se presentan contradicciones entre la práctica y la ideología de las mujeres. Aunque, de manera general, las mujeres asumen roles de subordinación y acatamiento a las normas y valores sociales que idealizan la maternidad y condenan la práctica del aborto, en países como México, son miles las mujeres que cada año recurren al aborto para resolver el problema de embarazos no deseados o no planeados (Erviti, 2005).

Es por eso que esta propuesta de trabajo parte de la tesis de que la interrupción voluntaria del embarazo es un proceso enormemente castigado por la opinión pública, y que en muchas ocasiones las secuelas emocionales o psicológicas pueden ser obstáculos tan fuertes para la realización de un aborto, como lo son las consecuencias legales, o las exigencias económicas para poder realizar este procedimiento de manera segura, y que a manera de resistencia a las acciones punitivas contra la práctica del aborto, las mujeres elaboran redes sociales de apoyo, difusión, acompañamiento, denuncia y otras estrategias que les permiten hacer frente a la ideología dominante que culpa a las mujeres que tienen abortos inducidos.

Los significados, las propuestas y las justificaciones del aborto difieren en los distintos momentos y países. Asimismo, los valores, ideologías y conceptos en torno al aborto -como mujeres, género, maternidad, familia y embarazo- varían social y culturalmente, y se modifican a lo largo del tiempo (Rylko- Bauer, 1996).

En su libro El aborto entre mujeres pobres: Sociología de la experiencia asegura que el aborto, a pesar de ser señalado como un problema social y de salud pública, es un tema poco explorado por el contexto de ilegalidad y condena moral que lo rodea y, por ende, conlleva la clandestinidad y el estigma. Puntualiza también que las consecuencias de segregación y etiquetación alcanzan no sólo a las mujeres que tienen un aborto y a los profesionales que las apoyan, sino también a aquellas personas que lo defienden como un derecho de las mujeres. Es un tema cargado de argumentos de moralidad que impiden a las mujeres ejercer el derecho a decidir sobre su reproducción. Ante la historia de una mujer que presenta un aborto, las lecturas, interpretaciones y soluciones están relacionadas con la ideología, la visión del mundo y la “moral sexual” de quien las realiza. Legisladores, médicos u otros actores sociales preguntarán si el aborto fue espontáneo o inducido, y buscarán posiblemente la responsabilidad y culpabilidad de la mujer y, por tanto, el merecimiento de sanción negativa e incluso de castigo (Erviti, 2005).

En una entrevista realizada por el periodista Rafael López para El Universal, Erviti declara que existe una responsabilidad social ante el problema del aborto que tiene que ver con el no reconocimiento de los derechos reproductivos para todas las mujeres en México. La autora sostiene que es una necesidad social reconocer el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y cuántos hijos desean tener, e incorporar a la legislación nacional la despenalización del aborto. La sociedad en su conjunto requiere intervenciones que promuevan cambios en las actitudes sociales hacia las mujeres. Esas intervenciones deben hacerse lo mismo del terreno de la acción política que desde la legislación. Hay fuerzas, como la Iglesia, que ahora mismo intervienen sin legitimidad política. De ahí que sea necesario el reconocimiento de un Estado laico para que no se impongan, sobre las leyes civiles, las eclesiásticas.

Denuncia también que “a diferencia de las mujeres con recursos, las mujeres pobres mueren o van a la cárcel por un aborto. De ahí que sea una injusticia mantener una legislación que penaliza sólo a mujeres de los grupos más desfavorecidos del país”. Es por esto que insiste en que se necesita un cambio legal, pero también un cambio en las actitudes de la población. Se necesita ver el aborto sin miradas condenatorias; aún más, reconocer a las mujeres de este país como sujetos con capacidad para decidir. En la condena se encuentra la actitud de visualizar a las mujeres, especialmente a las pobres, como incapaces de decidir. Por lo tanto, se debe promover un cambio en los significados que tiene el aborto en la población… Es algo que ocurre a las mujeres y sobre los cuerpos de las mujeres... El derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo no debe ser coartado por la pareja, ni por la legislación, ni mucho menos por la religión.

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