“Todo niño es un artista”, dijo alguna vez Pablo Picasso. El problema está en cómo seguir siendo artista al crecer, cómo desarrollar esa habilidad sin perder el sentido innato, cómo mantenerse firme. Y esa es la cuestión que quiero abordar en este texto.
El arte está íntimamente relacionado con la naturaleza humana. Las diferentes formas de representación artística corresponden a la necesidad que tiene el ser humano de expresarse, de transmitir, mediante éste, su sentir. En otras palabras, el arte desempeña un papel mediador y motor de la comunicación que nos hace reflexionar sobre nuestra existencia, los problemas sociales o la vida en general. Desde esta perspectiva, se convierte en una herramienta importantísima que puede cambiar y educar a una sociedad, cualesquiera que sean sus condiciones.
¿Qué efecto causa practicar arte y por qué influye tanto en las personas? Quien practica alguna disciplina del arte, aunque sea de manera amateur, por gusto o por afición, desarrolla instintivamente su nivel de sensibilidad, la lleva otra etapa, la eleva, lo que convierte a esa persona en un ser con sentido humano capaz de sentir, hasta las entrañas, el dolor ajeno.
Considero que el impacto que genera el arte en el ser humano es tan grande y a la vez importante, que debería formar parte de la vida diaria del hombre; es decir, que toda persona practique de uno o de otro modo alguna disciplina artística, sin importar edad. Que el arte debe llevarse y ejecutarse en todos los rincones del mundo.
Ahora imaginemos, aunque peque de utópica, un mundo donde la mayoría goce de este privilegio. ¿No se imagina mejor? Yo creo que sí. ¿Es posible? También.
Y en este sentido quiero orientar ahora mi opinión y poner como ejemplo a China. Este país que ha tenido un desarrollo económico acelerado, le apuesta a la cultura y al arte, implementando políticas y medidas que incentiven la educación artística entre sus ciudadanos, promoviendo escuelas y centros educativos con las mejores instalaciones, y para ofrecer más oportunidades a los futuros profesionales chinos, el Ministerio de Educación de China, implementó la obligatoriedad de los cursos de arte para los estudiantes universitarios del país.
Es decir, parte del desarrollo avanzado de este país obedece a esto: a que el gobierno implementa políticas que desarrollen las habilidades del ser humano, la sensibilidad, la inteligencia misma. Un hombre que guarda dentro de sí estas características, indiscutiblemente da mejores resultados en todos los aspectos.
Particularmente en México, el escenario es diametralmente opuesto, dado que no se invierte con la misma intención porque ni siquiera hay intención. Es más, hasta se minimiza el carácter: mientras menos se invierta en el arte y la cultura, mejor. Hay resistencia.
Y los resultados son palpables. Basta con ver a nuestro alrededor. No podemos compararnos con un país como China porque no lo somos, estamos años luz de serlo. Nosotros no tenemos (lamentablemente) con un gobierno que le invierta a este sector, no contamos con escuelas, mucho menos con instalaciones que permitan el desarrollo del hombre en el ámbito artístico.
O pregunto: ¿conocemos escuelas, centros educativos, apoyos que impulsen el arte? Seguramente sí. ¿Son suficientes? No. Lo poco que se impulsa es realmente marginal.
Pues bien, dentro de este panorama que suena un tanto catastrófico, surgen movimientos que, preocupados por los lamentables resultados, tratan de rescatar y, al mismo tiempo, impulsar el arte en la sociedad. Dentro de ellos está el Movimiento Antorchista Nacional, una organización que creó, dentro de sí mismo, una estructura que se encarga de promover el arte y la cultura en los mexicanos mediante la Espartaqueada Nacional Cultural.
Este 2022) el movimiento está ejecutando diversas disciplinas a nivel nacional en las que los niños, jóvenes, adultos, amas de casa, obreros, participan demostrando su talento. Todos ellos, reciben clases y practican arte en las colonias o centros que el mismo movimiento ha creado. En algunos estados como Puebla, Estado de México, Veracruz, tienen escuelas especializadas en el arte que toman como ejemplo el modelo chino, que se dedican y tienen profesionales de la materia a educar a la población en general.
Considerando esto, cabe hacer reflexión sobre el impacto que generaría que un modelo así, como el de China, y como el del Movimiento Antorchista, se implemente en nuestro país. Las cosas serían distintas, nos estaríamos acercando a ese mundo donde todos vivamos felices, a ese mundo “donde todos los seres tengan pan y vestido; donde todos los niños tengan aula y hogar; donde el alma se eleve como el águila al nido, y el espíritu humano pueda libre cantar”.
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