Cuando hablamos de arte, pensamos en la belleza de las cosas materiales que nos rodean, en los criterios que hemos aprendido en la televisión o en internet. Nos han enseñado durante nuestro proceso de crecimiento qué es lo bonito de la vida, pero no, el concepto del arte es mucho más complejo que sólo decir "belleza" (ya que la concepción de belleza cambia de acuerdo con las sociedades).
Lo que pretende el arte es transmitir un mensaje que no se puede expresar con palabras, pero que está ahí, materializado en una pintura o representado en una obra de teatro.
El arte no debe limitarse a la belleza superficial, sino comprometerse con la realidad y expresar las injusticias para provocar una conciencia crítica en la sociedad.
El arte es una forma de lenguaje, una manera de comunicación que existe entre los hombres para expresar las imágenes de sus cabezas hacia el exterior.
Pero no todo arte es un arte comprometido con la realidad, pues no todo el arte busca transformar. Como sabemos, la sociedad se encuentra dividida entre ricos y pobres, y los artistas también pertenecen a una determinada clase social.
Por ejemplo, ¿qué es lo que hacen las escuelas de arte? Enseñan a los artistas la idea de que lo importante en una "obra de arte" es la técnica. Pero no abarcan el fondo, el porqué de una obra, qué busca sacar a relucir o cuál es el mensaje que está impreso entre líneas.
El arte también es un arma ideológica, pero lamentablemente, el arte que se hace está basado en la ideología dominante.
Como ya hemos escuchado, el ser social determina la conciencia social, pero la conciencia social tiene un carácter activo e influye sobre las relaciones materiales que conforman el ser social.
Estas circunstancias rodean al arte, pero como en todos los aspectos de la vida, el arte debe conocer y saber cuál es su propósito fundamental: si es el de servir a expresar sentimientos individuales, como en el arte abstracto, o el de plasmar en sus obras el sentir de los trabajadores, campesinos, estudiantes, etcétera.
Por ello, Aquiles Córdova Morán hizo un llamado en su conferencia a los artistas que estudian en el Instituto de Artes Macuil Xóchitl:
"El arte tiene que comprometerse, tiene que tomar posición, partido. Ciertamente, el alejamiento de los problemas sociales lo único que logra es empobrecer las obras de arte; los lleva a una búsqueda incesante de formas nuevas, y la forma no puede existir sin el contenido, porque depende de él".
El maestro mencionó además que se ha establecido la teoría del "arte por el arte" entre los cantantes, pintores, músicos, poetas, etcétera.
Esta filosofía no critica ni abarca los problemas sociales a profundidad, sino que les da la vuelta, explicó, ya que hacerlo significa criticar al sistema, hablar de sus fallas o de la necesidad de luchar contra él.
Debemos volvernos personas cultas, conocedoras de la realidad que vivimos, de la historia. Debemos enamorarnos y hacer que otros se enamoren del conocimiento, para que así todos los sectores de la sociedad puedan conocer, sentirse identificados y hermanados con su clase.
Ese papel también le toca al artista, y con mucha más responsabilidad, pues, como sabemos, las grandes obras que se han impreso en la humanidad han sido aquellas que han criticado las injusticias de los hombres contra los hombres, como lo son las obras de Homero, La Ilíada y La Odisea o Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, entre otras grandes obras inmortales.
Estas no fueron escritas por personas que no conocían la realidad, sino por quienes vivían y sentían las injusticias de la sociedad en lo más profundo de su ser.
Esa es la gran tarea de los artistas: expresar las injusticias, criticar las fallas del sistema, expresarlas en una pintura, en un poema, en una obra de teatro, para hacer conciencia y llevar el lenguaje de los hombres, y hacerles saber que se puede combatir la injusticia, pero para ello también deben ser conscientes.
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