A tres años de la llegada de Morena y Andrés Manuel López Obrador al Gobierno mexicano, los más de 30 millones que votaron por él se han percatado de que fueron vil y cruelmente engañados.
Miles de mexicanos pensaban que el país ya no podría estar peor, que la violencia y la falta de oportunidades no podrían ser mayores; pero ya se dan cuenta de que no es así; día tras día el presidente lleva al país a las profundidades del abismo.
Fue mucha la expectativa del cambio en 2018 y hoy, en 2022, es enorme la desilusión y el engaño, no ha habido ni el mínimo resultado positivo. Los mexicanos estamos frente a un personaje improvisado que no sabe manejar el país.
A menudo, AMLO repite en sus mañaneras la ira que le provocan las personas que no están de acuerdo en su forma de guiar a una nación tan urgida de superar los regímenes anteriores, con palabras tan repetitivas como, conservadores, adversarios, corruptos, fantoches, fifís, mercenarios, se dirige a quienes no comparten su estilo de gobernar. La falta de respeto a la libre opinión es una de sus mayores muestras de autoritarismo.
López Obrador se ha olvidado de los grandes males que el país tiene, sus mañaneras se han convertido en simples justificaciones y lloriqueos de los viejos sistemas de gobierno.
A escasos días de hacer otro de sus caprichos presidenciales, como el tren maya, la refinería de tres bocas, el aeropuerto de Santa Lucia y también la consulta para la revocación de mandato que es su evidente miedo de perder todo el poder en 2024.
A sus tres años de mandato, aquí les recordamos algunos de muchos de sus fracasos, ¿Se vendió el avión presidencial?, no. ¿Se terminó el huachicol?, no. ¿Hay recuperación del empleo?, no. ¿Se domó la pandemia?, no. ¿El sistema de salud ya es como el de Dinamarca?, no. ¿Disminuyó el número de asesinatos?, no. ¿Ya se terminó la corrupción?, no. ¿Mejoró la economía?, no. ¿El ejército regresó a los cuarteles?, no. ¿Los funcionarios del gabinete son expertos?, no.
¿Bajó la gasolina?, no. ¿Se respeta la libre opinión de periodistas?, no. ¿Se apuesta a las energías limpias?, no. ¿Ha mejorado la infraestructura?, no. ¿La luz y el gas son más baratos?, no. ¿Hay más seguridad para mujeres?, no. ¿PEMEX y CFE son más rentables?, no. ¿Se respeta a las instituciones?, no. ¿Hay atención oportuna a las emergencias?, no. ¿Se acabaron los privilegios para amigos y familiares?, no. ¿A tres años de gobierno el país está mejor?, no.
Como vemos, una vez más, la demagogia logró manipular el pensar del pueblo, sí ese pueblo bueno y sabio que el propio presidente de la república así lo califico, pero si lo analizamos bien, solo lo dijo para darle atole con el dedo a todo aquel que le cree porque si en realidad creyera que el pueblo es bueno y sabio, entonces no lo estaría tachando de opositor por el solo hecho de cuestionar sus fallidas formas de gobernar y su imposición, ante todo.
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