Los funcionarios públicos de cualquier nivel están obligados, por ley, les guste o no, a atender a todos los ciudadanos que acudan a cualquier oficina de gobierno en busca de que sean atendidas diferentes problemáticas de su calle, colonia, municipio, estado y del país porque los graves problemas que se viven, día con día, no se podrán resolver sin la participación de las mayorías, así como se grita en cada campaña electoral que los ciudadanos deben salir y elegir al mejor, a través del voto popular.
La mayoría estamos de acuerdo en que tenemos que ser gobernados por alguien que asuma el compromiso de administrar los impuestos de los ciudadanos de manera correcta y lograr un equilibrio social entre las zonas más exclusivas y las zonas más pobres. Es aquí donde la historia se ha encargado de poner en su lugar a los que el poder los marea y lo único que aceptan del pueblo son aplausos y reverencias.
Algo de esto está sucediendo con el presidente municipal de Los Cabos, Oscar Leggs Castro, le recuerdo amable lector que familias que decidieron organizarse en el Movimiento Antorchista de Los Cabos, haciendo uso de derechos constitucionales, el 8 de diciembre de 2021, como cada año, asistimos al palacio municipal a entregar un pliego de peticiones donde plasmamos demandas de agua potable (un grave problema en nuestro municipio), ampliaciones de electrificaciones, obras de drenaje, terrenos para familias que no tienen la capacidad de adquirir uno por los altos costos, programa de mejoramiento de vivienda, alumbrado público para colonias que están en la oscuridad total, acciones de empleo temporal, material ortopédico para niños o adultos con capacidades diferentes, paquetes alimenticios, vestuario para jóvenes que integran un grupo de danza en la colonia L. Gastélum, material deportivo para niños y jóvenes que entrenan fútbol en la misma colonia.
Todo esto fue debidamente sustentado con firmas de la gente, mucha de la que también creyó y votó por el hoy alcalde. ¿Nota usted alguna petición que sea un exceso? Yo tampoco, sin embargo, el munícipe, al recibir a una comisión de más de 150 antorchistas dijo: “me tuve que salir de la sesión de Cabildo para venirlos a atender, pero les digo que las cosas no se hacen así, yo atenderé a los ciudadanos de manera directa, no necesito que vengan hasta mi oficina, yo conozco muy bien los problemas y trabajaré para toda mi gente del municipio, pero bueno, voy a analizar sus demandas y, a través de sus líderes, les vamos a informar”.
Vaya manera de pisotear nuestra constitución, esa fue la primera señal que nos decía que este gobierno sería más de lo mismo y que no eran tan diferentes como tanto lo pregonaron en campaña.
Los antorchistas, hasta la fecha, hemos seguido dándole puntual seguimiento a cada demanda, pero no hemos tenido soluciones palpables, sólo han sido buenos tratos y se sigue pateando el bote.
Hago un llamado a mis compañeros antorchistas y vecinos de las diferentes colonias de San José y de San Lucas, debemos seguir en el camino de la lucha, en cualquier trabajo se te exige que cumplas con lo que estípula el contrato laboral, tienen a supervisores y encargados vigilándote y exigiéndote que trabajes sin parar.
Las familias, organizadas en Antorcha o no, deben hacer lo mismo con cualquier funcionario, el pueblo es el que con sus impuestos paga los altos sueldos de cada servidor público, eso nos da todo el derecho de exigir que se atiendan los graves problemas sociales, aunque esto les moleste a más de uno. Nuestra lucha seguirá, la historia se encargará de poner en su lugar a los malos y falsos políticos, porque aquí en tierras cabeñas, la flecha apunta para ese rumbo.
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