“Busca en todas las cosas un alma y un sentido oculto; no te ciñas a la apariencia vana”, decía Enrique González Martínez, poeta jalisciense, queriendo significar con ello que el individuo vea más allá de lo que está a simple vista, que nos esforcemos por conocer los fenómenos sociales a plenitud, en cualquiera de sus manifestaciones, y nos enfoquemos en aquellos que tienen trascendencia real para la clase trabajadora, más allá de las apariencias que solo buscan distraernos de lo que realmente importa. El hombre no debe adecuarse a los problemas que propicia vivir en una sociedad dividida en clases, debe justipreciarlos y darse cuenta de que la manera en la que actualmente está configurada la sociedad no le garantiza una vida digna, que, por tanto, debemos promover y participar en su transformación de acuerdo con las necesidades e intereses de la clase trabajadora.
Es una manifestación de la profunda crisis que se refleja en la falta de inversión, las condiciones materiales de las escuelas y los salarios indignos de los docentes.
Para poder llevar una acción transformadora auténtica, es imprescindible comprender la esencia de lo que ocurre día con día, hacer un trabajo de gambusino, separar la tierra del oro, separar el problema fundamental de lo que se difunde con bombo y platillo. En días recientes, los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Miguel Hidalgo” de Atequiza, en el municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos en el estado de Jalisco, fueron víctimas de una campaña feroz de desprestigio que culminó con la irrupción violenta en su plantel educativo (de ello dieron cuenta varios videos que circularon en las redes sociales). Más allá de tratarse de un evento aislado, es una manifestación de la profunda crisis que se refleja en la falta de inversión, las condiciones materiales de las escuelas y los salarios indignos de los docentes. Veamos.
México es el país que menos invierte en educación; según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), solamente invierte el 4.2 por ciento del PIB en este rubro, mientras que el promedio es de 4.9 por ciento. Esta falta de inversión tiene consecuencias directas en las condiciones materiales de los planteles educativos: 50 mil escuelas carecen de servicios básicos como agua potable y electricidad, y los salarios de los docentes son alarmantemente bajos. Por ejemplo, un maestro de primaria gana en promedio 7 mil 460 pesos mensuales, mientras que en secundaria el salario es de 7 mil 330 pesos y, finalmente, en el nivel de enseñanza media superior y superior, un monto de 9 mil 100 pesos. Estas cifras contrastan con el promedio de la OCDE, donde los salarios son un 23 por ciento más altos.
Según datos del mismo organismo, en México la relación docente-estudiante es la siguiente: en primaria es de un docente por cada 24 estudiantes y en educación secundaria de un docente por cada 30 estudiantes, lo que prácticamente duplica y triplica el promedio de los países de la OCDE, que es de 14 y 13 estudiantes por docente, respectivamente; es decir, existe escasez de maestros. La atención deficiente a un sector fundamental en el desarrollo de un país, obviamente tiene
Continuemos. Según datos de la Encuesta Nacional de Afectaciones de la Población Estudiantil (ENAPE), el 30 por ciento de los estudiantes de nivel medio superior abandona la escuela debido a problemas de reprobación o por bajo rendimiento académico, a esto se suma un 20?por ciento que la abandona por falta de interés, cifra muy cercana al 21 por ciento que lo hace por razones económicas. Por otro lado, asignar becas de manera “universal” ha generado que los recursos no siempre lleguen al estudiantado que más lo necesita; solo el 51?por ciento de los estudiantes del nivel de ingreso más bajo (quintil 1) recibe una beca, una cifra que no ha cambiado a pesar del incremento sustancial de recursos destinados. En contraste, el nivel más rico (quintil 5) ha visto un aumento de 33.1 puntos porcentuales, beneficiándose ahora el 35?por ciento de los estudiantes. A pesar de los discursos sobre equidad, el sistema de becas es regresivo. ¿Dónde quedó el “primero los pobres”? Esto refleja una política que, lejos de priorizar a los más pobres, continúa con las desigualdades e injusticias sociales.
Por último, la cereza del pastel: el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de 2025 solo asignó 195 pesos por docente para “capacitación”. Si usted lo duda, lo invito a preguntarle al maestro más cercano; ellos tendrán la comprobación de estos datos. El primer presupuesto educativo de la presidenta Sheinbaum no contempla la ampliación en la cobertura en el nivel medio superior y superior. La situación es crítica para el sector educativo y es en este contexto que debemos aprender a ver más allá de la apariencia vana, como decía González Martínez, desvirtuar una lucha estudiantil o magisterial por parte de los dueños de los medios de información y quienes pagan por ello, solo lleva a la sociedad mexicana a adoptar una posición equivocada en cuanto a los verdaderos problemas educativos del país, el enfoque en la apariencia solo orillará a la sociedad mexicana a ser cómplice del infame trato que se le está dando a la educación. Mientras que en otras partes del mundo los estudiantes y maestros construyen drones de última generación y sistemas de inteligencia artificial (IA), en México seguimos exigiendo condiciones mínimas para estudiar e impartir educación de calidad en las aulas por parte de los maestros.
El caso de Atequiza en Jalisco solo es una manifestación concreta de los problemas estructurales del país, problemas que nos aquejan día con día; la realidad siempre nos los recuerda. Las condiciones actuales del mundo y del país exigen que busquemos el sentido oculto de las cosas, que hagamos labor de gambusinos y tomemos parte en la solución de los problemas de México. Mañana puede ser tarde para transformar un sistema que hoy condena a millones de estudiantes y docentes a condiciones indignas.
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