Varias han sido las notas periodísticas que han circulado en esta semana sobre las declaraciones de la presidenta municipal de Tijuana, Montserrat Caballero, quien durante una transmisión en vivo comparó a la ciudad fronteriza con un mazapán, pues al ser una tierra tan inestable como el concentrado de un mazapán, dijo, todas estas condiciones atípicas que se presentaron después de las constantes lluvias, reparan en un solo hecho, que nuestra ciudad se encuentra en mal estado y habrá que componer las cosas.
Pues no solo es la inestabilidad de la tierra, la gran cantidad de baches que existen o la gran cantidad de basura que no se recoge en la ciudad; sino que también hay cosas que tienen que cambiarse en esta enorme, pero bonita ciudad, tal es la inseguridad y la falta de desarrollo en las colonias, la falta de oportunidades para que las familias tengan condiciones de desarrollarse plenamente.
Las declaraciones de la presidenta morenista han puesto al descubierto varias anomalías que ha sufrido la ciudad, pero, sobre todo, lo que en otras administraciones no se hizo, y mucho también, por qué no decirlo, de lo que ella misma no ha podido resolver, pues la cantidad de problemas, aunque muchos, no se ha avanzado en nada. Por ejemplo, en Tijuana, siete de cada 10 habitantes considera que la delincuencia seguirá igual o empeorará en 2023, de acuerdo a la Encuesta de Seguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El último reporte trimestral de 2022 detalla que 69.4 por ciento de los encuestados manifestaron sentirse inseguros, lo que representa un aumento de 2.7 por ciento en la percepción de inseguridad en la ciudad respecto al 66.7 por ciento obtenido en el trimestre anterior.
Uno de los delitos que en los últimos cuatro años ha visto un aumento significativo es el de secuestro, puesto que reportes de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Estado (Sspcbc) indican que en este periodo ha habido un incremento del 1,200 por ciento en el número de casos.
Los daños que sufre nuestra ciudad, no solo se acabarán con otra forma de gobierno, sino con una mayor inversión en obras, en infraestructura social, que los recursos del gobierno no se vayan en tarjetas, en la desmedida compra de votos, sino que se invierta en obras a favor de la ciudadanía, esto tendrá que ser fundamental para desarrollar la ciudad de Tijuana, pues a pesar de que existan buenas intenciones, como las que tiene la actual presidenta, es necesario aplicar una política a favor de las clases más pobres, de las clases que trabajan todos los días para sostener esta enorme ciudad.
Para los mexicanos, la sátira sobre las declaraciones del mazapán, es muy común, pero lo que se demuestra en realidad es que no existió en su tiempo un plan real para poner en marcha una política de suelo estable, pues no son las familias pobres las que hoy sufren estos desastres, sino que son las familias de clase media que tuvo los recursos para edificar en dicho lugar, o pagar inmuebles en dicha zona.
Antorcha ha impulsado cuatro ejes, que, si bien no cambian en el sistema económico, modifican las políticas para en beneficio de los más pobres, ejes que están encaminados a desarrollar la nación, sin necesidad de explotar más a la clase trabajadora.
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