El miércoles 3 de los corrientes se publicó el artículo del ingeniero Aquiles Córdova Morán, dirigente del Movimiento Antorchista, en medios digitales, impresos y redes sociales titulado "Los pobres del mundo, víctimas más del sistema que del coronavirus”. En él argumenta que la desigualdad existente a nivel global como al interior de cada país es la que genera las injusticias que padecen las mayorías y que así se explica el desigual combate a la pandemia por covid-19. El sistema, regido por el neoliberalismo; es decir, la política que deja sin intervención del Estado en la economía, en la producción de riqueza y su distribución, ha permitido que las élites de ricos y poderosos sigan concentrando la riqueza aun en momentos de desgracia como la pandemia.
Este análisis de la sociedad y sus problemas nos lleva a la conclusión de que el sistema capitalista en su fase neoliberal, bueno para producir riqueza y malo para distribuirla, tiene que cambiar y solamente puede ser cambiada por los que sufren precisamente por esta política, marginados, olvidados, a merced de las leyes que rigen al mercado. Para aliento de los pobres de nuestra patria, quisiera compartir algunos datos que nos muestran que este problema lo sufren otros en el "otro lado del mundo", y que la tarea derivada de la desigualdad que explica de manera clara y elocuente el maestro Aquiles Córdova Morán en el artículo mencionado arriba, no sólo es de nosotros los mexicanos sino de todos los pueblos oprimidos del mundo.
El 29 de enero del corriente, el diario El País publicó un artículo titulado "Desempleados con más de 55 años: Las empresas buscan ‘millennials’ que les dan más tiempo por menos dinero&rdquo, en el que comparte la situación de cuatro "parados” senior (una de las acepciones de la palabra es que son los profesionales con mayor grado de experiencia) en España.
De entrada, el título destaca el grado de explotación laboral para los jóvenes; en el primer caso, Justo López, uno de los medio millón de ciudadanos en paro (el 12.5% de la población activa de aquella nación), despedido en el 2013 y con ocho años desempleado, resignado a quedarse con una pensión mínima, lamenta: "Subir la edad de jubilación en un sistema que nos discrimina por viejos es absurdo”. Es decir, el sistema del que venimos comentando niega a la clase trabajadora una jubilación digna por los años de trabajo en una empresa; darle una pensión como corresponde a un obrero significa el desembolso de dinero por parte de las élites ricas y poderosas de los que ya hablamos y eso va en contra de la política neoliberal.
Ana Roa, el segundo caso, informática de 56 años, fue subcontratada en marzo (es decir, trabaja en una empresa sin disfrutar de las condiciones laborales que rigen a los empleados) y despedida siete meses después por el acelerado crecimiento del desempleo por la pandemia. Roa cuenta que los jóvenes empleados trabajaban 12 horas diarias y ella se tenía que acoplar al ritmo. El desempleo garantiza la explotación irracional de los obreros; el sociólogo Abel Ros explica: "Es la lógica actual… Si no lo quieres, hay cien detrás haciendo cola”. Ya Marx, 154 años atrás explicaba este fenómeno en el capitalismo, a este colectivo de desempleados le llamó "ejército industrial de reserva", este ejército garantiza al capital la sumisión de los obreros, así como lo relata Ana Roa, los obreros tienen que aceptar las injustas condiciones laborales a cambio de un miserable salario, si no están de acuerdo, habrá miles, millones de desempleados esperando el puesto. Según los datos que comparte El País, las mujeres son las más perjudicadas.
En el tercer caso, Charo Andreo de 62 años, con dos años desempleada sentencia: "El sistema me ve inservible. Se me cae la casa a pedazos", así como ella, hay decenas de miles en el limbo laboral, jóvenes para jubilarse y viejos para ser contratados; con la moral baja, deprimidos, vagan por la llanura inmensa del paro, uno de los síntomas de la profunda desigualdad existente en la sociedad capitalista y más aún en su fase neoliberal.
Por último, en el cuarto lugar, tenemos a Santos Becerra de 60 años quien lleva desde el 2011 sin trabajo cobrando sólo un subsidio de 430 euros. Becerra, consciente de su situación y de la solución a su situación dice: "Trabajar aporta dignidad, no solo dinero”. Y termina: "Un país que no puede garantizar el empleo es un fracaso”.
A este respecto, Antón Costas, catedrático de economía de la Universidad de Barcelona, comenta que las ayudas económicas, algo así como las becas Benito Juárez, "son parches y deberían implementarse políticas para reinsertarles", es decir, tiene que haber creación de empleos.
Esta situación que ya existía antes del 2019, vino a agravarse con la pandemia y lejos de instrumentar políticas de protección del empleo y/o creación del empleo de los obreros, se les dejó a su suerte a tal grado que, así como acabamos de comentar algunos casos de España, en México se sumaron al desempleo entre 10 y 12 millones de mexicanos. Aunque el señor presidente presumió alguna vez que con su gobierno había ya muerto el neoliberalismo, la realidad nos dice que el Estado mexicano no está interviniendo en la vida económica del país, el neoliberalismo sigue y más agresivo. Conviene recordar los datos de la pandemia para dimensionar el abandono de los mexicanos por parte del gobierno morenista: un millón 926 mil casos de contagios acumulados y 165 mil 786 fallecidos por covid-19 reconocidos por el gobierno.
Esta situación no se sostendrá por mucho tiempo. Los que sufren la vida neoliberal y más en el régimen cuatrotransformista tienen la tarea urgente de cambiarla, conscientes de su papel creador de la riqueza con su trabajo y conscientes también de que sí puede cambiar la sociedad en su favor. Así, llamamos a los trabajadores de nuestro país a formar un frente común contra las políticas neoliberales que han echado a andar los morenistas en el poder. Las elecciones que están a la vuelta de la esquina ofrecen la oportunidad de avanzar democráticamente en la conquista de los derechos de los trabajadores.
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