La educación en nuestro país es un derecho consagrado en el artículo Tercero Constitucional que obliga al Estado a impartir los conocimientos científicos necesarios a los niños, adolescentes, jóvenes e incluso adultos en edad de estudiar.El desarrollo económico de un país depende de su inversión en una educación de calidad, que incluye el desarrollo tecnológico.Es una frase muy trillada pero no por eso ha dejado de ser cierta.
México es uno de los países más rezagados en el terreno educativo, desde hace varias décadas, precisamente por la poca inversión que han hecho los gobiernos federales del PRI, del PAN e incluso el de Morena.La UNESCO recomienda una inversión mínima del ocho por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en educación para los países en vías de desarrollo, como es nuestro caso, mismo porcentaje que estipula la Ley General de Educación.Sin embargo, México en promedio ha destinado sólo el seis por ciento en los últimos años.
El panorama es más desolador cuando acercamos la lupa a la distribución del presupuesto.Ya en la administración de la Cuarta Transformación, el gasto educativo para 2020 asciende a 807 mil 305 millones de pesos, en términos reales, solo aumentó el 0.5 por ciento, en comparación con lo destinado en 2019.Pero el 98 por ciento del presupuesto educativo está destinado a gasto corriente, sólo el 1.9 por ciento a la adquisición de bienes inmuebles (gasto de capital diferente al de obra pública), el 0.1 por ciento a la construcción de obra pública y el 0.02 por ciento al concepto de gastos indirectos de programas subsidiados, como las famosas becas Benito Juárez, que tanta arenga le hace el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero en los hechos es una miseria lo que se le destina, en comparación con el gasto total.Vistas así las cosas, no se resolverá el atraso educativo del país, más bien es un programa netamente electoral, aunque AMLO lo niegue, los números no mienten.
A escala nacional, tres de cada 10 alumnos abandona los estudios por falta de dinero, en las comunidades rurales, seis de cada 10 jóvenes de 15 a 17 años se encuentran viviendo aislados, sin escuelas cercanas, es decir, no todos tienen la posibilidad de tener una educación obligatoria y gratuita, como marca la Constitución.De cada 100 niños que nacen en México, 87 se inscriben en secundaria, 66 llega a educación media superior y sólo 17 logran entrar a la universidad, podemos seguir con más datos alarmantes, pero no es mi intención.Con estos nos debe quedar claro que vamos de mal en peor, aun en este gobierno que se jacta de que "son primero los pobres".
En el ciclo escolar 2019-2020, 36.6 millones de estudiantes de todos los niveles volvieron a clases en el país, pero no pasó mucho tiempo, pues a la mitad del ciclo escolar se vieron afectadas las clases por la pandemia del covid-19, aislando a estudiantes completamente de las aulas, el gobierno federal implementó en Educación Básica, el programa "Aprende en Casa", una nueva educación virtual desde casa a través de la Internet, de computadoras para terminar el ciclo escolar, pero lo que el gobierno no valoró, es que no todas las familias cuentan con Internet y menos con una computadora, en este momento de confinamiento las familias se preocupaban más por no morir de hambre, por la falta de empleo y la falta de atención médica.Por eso, muchos alumnos no pudieron tener clases y concluyeron ese ciclo escolar con un aprendizaje insuficiente.
Han pasado más de cinco meses de pandemia, el ciclo escolar concluyó a medias, en los próximos días comenzará el ciclo 2020-2021.Para no perder un año de aprendizaje, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma Barragán, ha planteado el nuevo esquema que se seguirá para el regreso a clases el próximo 24 de agosto.La vuelta al modelo de impartición de clases en aulas quedó descartada ante el fracaso gubernamental que no pudo crear las condiciones adecuadas de contención de covid-19.En este nuevo esquema las clases serán virtuales, a distancia, utilizando como medio de enseñanza las televisoras públicas y privadas, así como la radio y las nuevas tecnologías, como Internet, para la impartición de los contenidos escolares.El dilema de esta nueva normalidad en el sector educativo se centra en que no todos los alumnos cuentan con una televisión o alguna computadora por ser de escasos recursos.Adicionalmente, las familias con varios hijos, que son la mayoría, no solo no tienen varias televisiones o computadoras para que cada uno siga sus estudios en una de ellas, sino que ni siquiera cuentan con varios cuartos para que no haya dos o tres aparatos prendidos simultáneamente, tan solo con saber que en cada familia hay estudiantes con diferente grado escolar, no serían las mismas clases que recibirían, uno de primaria no sabe lo que ya sabe uno de secundaria o viceversa.
Otra deficiencia que tendrá este nuevo programa educativo es que los maestros no estarían interactuando directamente con sus alumnos, no podrán preguntar si les queda alguna duda, el maestro no podrá saber si le entendieron a la clase.De igual manera hay estudiantes con capacidades diferentes y con este nuevo esquema les será más difícil que puedan seguir desarrollando el aprendizaje que requieren.¿Qué pasará con nuestros estudiantes ante este nuevo panorama? Es predecible y fácil de ver que nos enfrentaremos a una escalada nueva en los índices de abandono escolar, particularmente agudos entre la población de escasos recursos y pocas oportunidades económicas.
Como ya vimos, el rezago educativo en nuestro país es ancestral, la pandemia lo vino agravar, pero el fracaso del Gobierno Federal por contener el coronavirus está afectando al país en todos los terrenos, incluido el educativo, hasta el día 13 de agosto ya superamos el medio millón de contagios, en el caso de las muertes, ya superamos los 55 mil y somos el tercer lugar mundial, sólo nos supera Brasil y Estados Unidos.
El reto educativo del Gobierno Federal ante este problema sanitario, no es nada fácil, como dijimos líneas arriba, confiarles la educación a las televisoras, tiene más desventajas que ventajas.Lo primero que el gobierno de la 4T debiera hacer es resolver el problema de la alimentación de las familias mexicanas, a través de la implementación de un programa nacional de alimentos, los niños y jóvenes tienen hambre en estos momentos, sus padres no tienen trabajo.El gobierno federal debe suspender sus obras faraónicas como el Tren Maya, la refinería en Dos Bocas y el Aeropuerto en Santa Lucía.Esos miles de millones de pesos se deben destinar a paliar el hambre del pueblo de México mientras dure la pandemia.En el caso del ciclo escolar 2020-2021 no tiene caso echarlo andar en estos momentos, se debe retomar una vez que sea posible impartir las clases presenciales.Al parecer los únicos ganadores son los dueños de las televisoras privadas que cobraran en promedio 15 pesos por cada estudiante inscrito.Al tiempo.
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