En el estado de Hidalgo, casi después del pasado proceso electoral federal, comenzó a gestarse, como en Samsa de Kafka, una extraña, repugnante y peligrosa metamorfosis política en el gobierno del estado encabezado por Omar Fayad Meneses. Sólo que esta vez, a diferencia de Samsa, el engendro de Fayad resultó peligroso y, ya transformado, está reprimiendo, encarcelando y maltratando a sus gobernados, cada vez que estos le piden apoyos sociales, obras de infraestructura y servicios prioritarios.
Perdón por la alusión, amigo lector. Seguramente con ella atropelle, e incluso se me acuse, de faltar al respeto al verdadero sentido literario e ideológico de la asombrosa y extraordinaria novela escrita por Franz Kafka en 1915, llamada "Die Verwandlung", en alemán, pero mejor conocida como "La Metamorfosis". Lo que pasa es que de momento, no encontré manera más plástica de expresar cómo fue que de pronto, lo más escatológico y cavernario del PRI del Gobernador de Hidalgo, se fusionó con lo más ruin y reaccionario del gobierno de Morena, para dar paso a un engendro político, repugnante también, que está empeñado ahora, en reprimir, hasta la muerte incluso, a sus humildes gobernados agrupados en el Movimiento Antorchista, antes que resolver las necesidades elementales que le piden.
En la obra de Kafka, Gregorio Samsa es un sufrido viajante de comercio, cuyo raquítico sustento hacía posible el sostenimiento familiar; pero un día, inexplicablemente despertó una mañana convertido en un repugnante y monstruoso insecto, semejante a una cucaracha. Pues bien, sostengo que, mutatis mutandis, el PRI de Omar Fayad Meneses, se convirtió en un algo repugnante también, que llamaremos PRI-Moreno.
Pero veamos qué pasa con los pobres en Hidalgo. En agosto del año pasado, el INEGI ya informaba que el estado figuraba entre los diez más pobres de todo el país, situación que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ratificó, sosteniendo que, según sus datos, en 2010 el estado tenía ya el 43.6 % de su población en pobreza y pobreza extrema, mientras que para el 2016, este porcentaje aumentó a 50.6%, lo que equivalía entonces a más de 50 millones de personas. El portal capitalhidalgo.com, anunció el año pasado: "Se espera que el gobierno del Estado plantee estrategias para fortalecer la situación de Hidalgo, ya que muchos pobladores, están inconformes actualmente y exigen soluciones a corto plazo, como lo fue la reciente manifestación morenista." ("Aumenta pobreza en Hidalgo: INEGI", 12/08/2018). Como podemos ver, el engendro del Gobernador estaba en gestación.
Acuciados por las terribles consecuencias de los altos índices de pobreza de que informan INEGI y el Coneval, los dirigentes del Movimiento Antorchista hidalguense, casi desde iniciada la administración de Fayad Meneses, acudieron, como todo ciudadano, a presentar al gobernador un listado amplio de necesidades; obras públicas y servicios destacan de las demandas que un numeroso grupo de hidalguenses agrupados en la organización antorchista entregaron. Cito aquí lo escrito por la maestra Guadalupe Orona Urías, líder de los antorchistas de Hidalgo, en uno de sus tantos artículos: "Los antorchistas hidalguenses nos hemos hecho presentes cientos de veces en palacio de gobierno y en las diferentes dependencias buscando alternativas para que comunidades rurales y colonias populares tengan agua potable, caminos, clínicas, escuelas, vivienda, etc. y cientos de veces se nos ha mentido y engañado, pues a dos años y medio de la actual administración nada se ha atendido, nada se ha cumplido, ni las promesas de audiencias del propio gobernador". Sé que son más de 100 mil hidalguenses que dirige la maestra Guadalupe Orona, y que sus demandas son añejas y justas.
Pero ¿cómo responde Omar Fayad a los antorchistas? Primero, reprimiendo por su cuenta y riesgo. No hace mucho, el miércoles 10 de abril del año que corre, el Gobernador literalmente sitió la ciudad de Pachuca para evitar que un contingente de 40 mil hidalguenses antorchistas se manifestaran en la capital, el sitio incluyó el secuestro del transporte que usaron los manifestantes. Recientemente, secuestró también, y mantiene recluidos, a un grupo pequeño de estudiantes y maestros por el simple hecho de repartir propaganda reclamando sus demandas. Y su policía estatal, disfrazada de "ciudadanos con cara de porros" merodea, hostiga y golpea cada vez que puede, el plantón permanente de ciudadanos que mantienen los antorchistas frente al Palacio de Gobierno. Pero también, y en segundo lugar, Omar Fayad reprime emulando la política antisocial del gobierno morenista-derechista de López Obrador. No hace mucho, su Secretario General de Gobierno ya salió también a decir, que no resuelven porque el gobierno no trata con organizaciones, sino sólo con el ciudadano. Pues como dice el dicho popular: "Dios los cría y ellos se juntan".
Como ya casi todo mundo lo sabe, el PRI está pasando por serias dificultades para renovar su dirigencia nacional, de hecho, son muchos, muchísimos, los que apuestan por una fractura total que llevará al otrora poderoso partido heredero de la revolución, al diván de los trastes viejos de la historia. Y en esto, abonaron mucho los cacicazgos traidores que, como ratas dentro de un barco en hundimiento, abandonaron al partido con todo y banderas. Sin embargo, abonan mucho más a la destrucción total, los enemigos que desde adentro, como el caso de Fayad Meneses, corroen, como insectos repugnantes y nocivos, la verdadera base social que pudiera representar lo poco salvable del partido de la revolución. Con su represión absurda e irracional, Omar Fayad, desde Hidalgo, está corroyendo y cavando el último hueco faltante en la tumba política del PRI. No significa esto que Antorcha lo pondrá ahí. Nada de esto nos incumbe, nuestra verdadera batalla es contra la pobreza, pero el pueblo pobre nunca olvida, lo vimos en las pasadas elecciones federales. Ojalá que alguien, pronto, le ponga freno al engendro de Fayad Meneses.
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