El cambio del gobierno de los poderosos, los ricos y la burguesía, al gobierno nacido de los obreros, del proletariado, del pueblo, inició con La Gran Revolución de octubre de 1917 en Rusia, que llevó al poder a obreros, campesinos y soldados, quiénes ya en el poder pararon la guerra en contra de Alemania porque estaba llevando a la muerte a sus hijos, y luego se ocuparon en transformar a su país.
Desde entonces, los poderosos se han empleado a fondo para impedir la llegada de un gobierno emergido del auténtico pueblo. Podrán retrasarlo en el tiempo, pero no pueden ya pararlo.
En Ucrania se emplean a fondo los poderosos imperialistas europeos, encabezados por Estados Unidos (EE. UU.) para parar al pueblo ruso y su presidente Vladimir Putin. No lo lograrán.
Todos los obreros y campesinos en el mundo, como un solo hombre debemos evitarlo, pues el ataque es a los pobres del mundo, a su tarea histórica de convertir su morada que es el planeta tierra, en la casa de todos, donde podamos vivir como hermanos, cuidar y aprovechar los recursos de la naturaleza para desarrollar una vida plena y en armonía con las leyes que rigen su existencia y desarrollo una vez que nos concibamos como parte de ella.
El pueblo trabajador de nuestro país y del mundo: obreros, campesinos, profesionistas, no debe olvidar lo que la historia científica del desarrollo del hombre ha enfrentado, sobre todo en etapas tan oscuras en las que quienes han hablado son las armas de destrucción, la propaganda de quienes jalan el gatillo u oprimen los botones para accionar y destruir la vida, no para defenderla.
Eso es lo primero que nos debe quedar claro y debe ser el hilo conductor del análisis que nos guie a descubrir la verdad: las armas se usan para matar, para asesinar, para privar de la vida o para defenderla y protegerla.
También debemos tener claro otra enseñanza de la historia científica; la producción de las armas más sencillas hasta las más sofisticada de destrucción masiva exige una gran cantidad de recursos económicos, técnicos y humanos que por igual nos pueden mostrar como dice el dicho popular, de la mano que mece la cuna, es decir, ¿Quién está detrás del brazo agresor? ¿Quién se beneficia con la muerte?
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) enfrentó a los poderosos imperialistas de Alemania, que contaba con 64 millones de habitantes, quienes aspiraban despojar de sus colonias a Inglaterra y Francia, apoderarse de la parte Occidental de Rusia; junto con los de Austria y Hungría, 52 millones, que pretendían anexarse a Serbia y Montenegro contra (vs) Inglaterra, 46 millones, que aspiraba quedarse con sus colonias, aumentar su dominio en el Cercano Oriente, fortalecer su poderío colonial y supremacía marítima a costa de Turquía.
Francia, con 39 millones, aspiraba a recuperar dos regiones industriales Alsacia y Lorena que le arrebató en 1870-71 a Alemania, derrotarla y dividirla; Rusia, 169 millones, aspiraba al reparto del imperio turco, y la anexión de las tierras polacas y ucranianas que pertenecían a Austria-Hungría.
Como se ve era la rapiña entre los poderosos, pero quienes se morían en los campos de batalla eran los soldados campesinos y obreros junto con sus hijos los que formaban un ejército casi o sin preparación militar y mal pertrechados.
El zar Nicolás II, los mandaba a enfrentarse al ejército alemán, el más avanzado en armamento y en la preparación de la guerra. Por ello, estos estaban en contra de la guerra. De las entrañas más profundos del pueblo ruso, surgió una voz potente con la consigna: ¡Paz, pan y trabajo!, un gran esfuerzo intelectual formó al líder capaz de aglutinar en un partido de nuevo tipo a la vanguardia del pueblo ruso, quien organizó, educó y dirigió la lucha del pueblo para tomar el poder en sus manos. Los obreros, campesinos y soldados, por primera vez, gobernaron un país, y era este el más grande y mejor pertrechado en recursos naturales y con millones de habitantes.
Vladimir llich Lenin, el gran dirigente de la Revolución de Octubre no solo llevó al pueblo a gobernar, inició la trasformación del gran país, el cual, en unos años, empezó a mostrar a obreros y campesinos el camino a seguir para construir una patria más justa y equitativa.
Tan es así que fue agredido a balazos el 30 de agosto de 1918, después de participar en un mitin, salvó su vida la intervención de los médicos y su robusto organismo, y durante 6 años más, dedicó sus fuerzas a encauzar el primer gobierno de los obreros en el mundo. Murió el 21 de enero de 1924 a los 46 años, los trabajadores del mundo perdieron a un gran amigo, maestro y defensor, al mejor luchador social.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario