MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El problema de la vivienda en Álvaro Obregón, ¿un caso fortuito?

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Dentro del artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se establece que “toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La Ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”. 

Es sabido por la mayoría que, con los anteriores gobernantes, lo establecido en el artículo cuarto se venía cumpliendo de manera deficiente, el problema de la vivienda de alguna manera no era una de las principales preocupaciones del Estado mexicano. Sin embargo, resulta valioso preguntarnos cuál es el porvenir de esta problemática ahora que ante nosotros se ha presentado lo que presume ser un parteaguas en la historia de nuestro país: la llamada “Cuarta Transformación”.

Expondré el caso de un municipio del centro del país, del estado de la república que se considera más avanzado en cuanto a infraestructura pública, además de que es el estado que durante ya más de 20 años ha sido gobernado por los que hoy se presentan como los principales adalides de la corriente que gobierna a nivel nacional, para así observar cuáles han sido sus resultados y podamos anticipar nuestras espectativas.

Pues bien, el ejemplo que se toma es la alcaldía Álvaro Obregón, que desde 1997 hasta la fecha ha sido gobernada por diversos representantes de la izquierda mexicana, entre los que destacan: Eduardo Santillán Pérez, hoy diputado local de Morena en el distrito 20; Erick Alejandro Reyes León, actualmente delegado en funciones de presidente de Morena en el estado de Campeche; y Layda Sansores San Román, gobernadora electa del estado de Campeche.

Pues bien, para el año 2000 una de las principales características de esta demarcación era el hacinamiento,  según el Censo General de Población y Vivienda realizado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), en la demarcación existían 170,904 hogares, de los cuales 57,161 contaban ¡solo con un dormitorio!; 57,716 con dos dormitorios y 35,928 con tres dormitorios; es decir, en la alcaldía se tenían alrededor de 150 mil hogares que no contaban con el espacio suficiente para albergar una familia promedio, la creciente condición de hacinamiento seguramente a más de uno preocupó, sin mencionar la composición de éstos hogares, así como su equipamiento y conectividad a servicios. Sin embargo, ahora el presupuesto del entonces Distrito Federal estaba en manos de la izquierda y el sol se asomaba para los pobres. 

Veinte años más tarde, en el censo realizado por el Inegi se publicó que existían 65,965 viviendas con solo un dormitorio; 82,977 con dos dormitorios y 49,098 con tres dormitorios. Por lo que la cifra aumentó a 198,040 viviendas en las que las familias viven amontonadas en uno, dos o en el mejor de los casos, tres dormitorios. Es decir, la mitad de los obregonenses viven en algún grado de hacinamiento. 

En 1997 pensaron que el nuevo grupo político correspondería con el voto de confianza con dirigir importantes recursos del Instituto de Vivienda (INVI) para establecer proyectos importantes y así resolver el problema. Hoy para quien sea incrédulo de las cifras oficiales, puede visitar cualquier colonia de esta alcaldía, donde podrá observar cómo centenares de viviendas se ubican entre tolvaneras y montañas de basura acumulada en los recovecos de los cerros, los cuales aún no han cedido a la invasión de los muros grises de las casas, que se han construido durante más de cuatro décadas. 

La situación se vuelve aun más preocupante si consideramos que el INFONAVIT, en la página 23 de su informe 2019 declaró que en México existían 41.6 millones de viviendas, de las cuales 8.2 millones de viviendas se encuentran deshabitadas. De las 33.3 millones que se encuentran habitadas, 70% son habitadas por sus propios dueños, mientras que 15.4% son viviendas rentadas y 14.6% son viviendas prestadas. Es decir, en México, de manera agregada, 3 de cada 10 casas son habitadas por personas que no son sus dueños.

Aun considerando que podríamos cometer una injusticia al medir con el promedio del país a la alcaldía de la que se habla, es alarmante pensar que al menos 64 mil hogares habitados en Álvaro Obregón son rentados o prestados. 

Preocupante solo para quien lo vive, pues muy diferente fue la postura de la administración aun en turno, ya que prefirió luchar a brazo partido para lograr sus obras emblemáticas: 190 millones de pesos para unas escaleras eléctricas en la colonia “La Araña”; 58 mdp en placas de nomeclatura; un estacionamiento elevado cuyo concepto y gasto sigue sin esclarecerse. Estos fueron los logros que hoy presume la autodenominada esperanza de México. Y de los más de 238 mil millones de pesos que cada año se asignan al INVI vale la pena preguntarse ¿cuánto gestionó el morenismo para atender el problema de los obregonenses? Ni un solo peso. 

Hoy tenemos como pago, después de veinte años de gobiernos de “izquierda”, 198 mil familias que viven amontonadas. A los pobres nos llueve sobre mojado, hace cinco días El Sol de México publicó: Álvaro Obregón se convirtió en el municipio que concentra el mayor número de contagios por covid-19 en el país, lo que se debe, según autoridades de la misma, al hacinamiento poblacional imperante en ella. 

Los mexicanos tenemos que aprender a identificar a los impostores aunque se cambien de vestimenta y de partido, tal como se cuenta que expresó el matemático Johann Bernoulli cuando reconoció un texto de Newton sin firma: “reconozco este texto como se reconoce al león por sus garras”.

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