Cuando se habla de las consecuencias de la pandemia, hay casos en los que se confunden los problemas que ésta generó con los que ya existían y que se hicieron más evidentes por la emergencia sanitaria; por ejemplo, las deficiencias en los servicios públicos.
En la capital del país el suministro deficiente de agua potable hizo crisis principalmente en el sur de la ciudad, de acuerdo con las autoridades fue en lugares donde la red de abastecimiento no ha llegado o requiere sustitución, aunque también lo hizo en alcaldías donde se presume ya un porcentaje cercano al 100 por ciento de acceso al agua a través de la red hidráulica, alcaldías como Azcapotzalco, por ejemplo, donde las viviendas que no están conectadas a la red se pueden contar con los dedos de las manos.
Razones para justificar el desabasto de agua son varias según las autoridades: el hecho de que la pandemia obligó a las familias a quedarse en confinamiento hizo que el consumo de agua en los hogares se elevara y se hiciera insostenible la demanda de agua de la ciudadanía, algo absurdo porque el agua que consumieron en casa la consumían antes en su lugar de trabajo; el recurrente “mantenimiento” a los pozos que los dejaba inhabilitados semanas enteras; o como en el caso del pozo ubicado en avenida El Rosario, donde el bombeo se detuvo debido a que la CFE suspendió el servicio de energía eléctrica debido a que no se realizó el pago durante meses.
Para quien no viva en carne propia este problema y por alguna razón transite regularmente por esta alcaldía puede atestiguar que los cierres de las avenidas, por parte de los ciudadanos, para exigir pipas de agua están a la orden del día.
El mismo desabasto que se vivía hace dos años se sigue viviendo actualmente, ¿Es que no ha existido ningún plan para atenuar o combatir de manera definitiva el problema? Después de dos años de que conseguir agua, en plena pandemia, se haya convertido en un verdadero calvario vale la pena hacer una revisión de la cantidad de recursos que han sido destinados a resolver este problema.
De acuerdo con la doctora Claudia Sheinbaum, entre 2019 y 2021 se invirtieron en Azcapotzalco 400 millones de pesos en obras de agua potable y drenaje, y en este año se destinarán 133 millones de pesos.
Es claro, para quien sea, que la escasez de agua en las redes no se debe a sucesos fortuitos, sino a la despreocupación, por parte de las autoridades, de atender el problema, de ser cierto a lo que se comprometió la jefa de Gobierno, en cuatro años se le estarían destinando 433 millones de pesos al servicio de agua potable y drenaje.
Es menester mencionar que el último ejercicio será para habilitar dos pozos de abastecimiento, con 433 millones de pesos en cuatro años para una alcaldía con 134 mil viviendas.
Pero no debería resultar extraño para nadie que se gaste cada vez menos en obra pública, pues la proporción del gasto de la Ciudad de México en los diferentes rubros parece estar en consonancia con la que se promueve a nivel nacional; se privilegia el gasto social en programas clientelares y se descuida el gasto en infraestructura pública. Para muestra un botón, en el paquete económico aprobado para 2022, lo único que podemos destacar de gasto en infraestructura pública es el aumento de 54 mil millones de pesos más para el Tren Maya, mientras que el presupuesto global para programas sociales representará la mitad de los siete billones de pesos del presupuesto federal, una grosera desproporción.
Todos deberíamos estar conscientes de que el problema de la escasez del agua en Azcapotzalco y en cualquier lugar de la ciudad no se debe a una serie de fenómenos casuales que han entorpecido el servicio, sino que es consecuencia de intereses mezquinos de la clase política que nos gobierna que ha privilegiado el gasto en otros rubros que les garantizan perpetuarse en el poder a través de mecanismos clientelares.
Los partidos anteriores lo hacían y con el actual las cosas no cambiaron ni cambiarán; el pueblo debe tomar en sus manos la responsabilidad de gobernarse y ejercer los recursos a favor de él mismo, nadie vendrá a hacerlo en su lugar.
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