Hace unos meses leí una nota en un diario local de Baja California Sur (BCS) que me llamó mucho la atención. En la introducción hace referencia a un prototipo de vivienda bioclimática, impulsada en el 2013 por investigadores de la máxima casa de estudios del estado, la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).
A mi parecer, es correcto que las instituciones públicas, principalmente aquellas de nivel superior, propongan a la sociedad el desarrollo y resultado de sus investigaciones. Es la investigación científica y su exitosa puesta en marcha lo que ha hecho que varios países a nivel mundial avancen y proporcionen a su población una mejor calidad de vida, por ejemplo, cómo le ha venido haciendo China desde hace varias décadas, país que el año pasado sorprendió al mundo con el anuncio de erradicación de la pobreza extrema entre su población.
En la noticia se mencionó que la directora general del Instituto de Vivienda (INVI) en el estado, Fernanda Villareal, realizó el recorrido en el modelo construido, el cual tiene características específicas para adaptarse a las condiciones locales del clima y aprovechar todos sus beneficios. Ciertamente, el rezago de vivienda no es un tema nuevo. La titular del INVI ha mencionado en diferentes medios de comunicación que este problema afecta a más de 17 mil familias sudcalifornianas.
De acuerdo con datos publicados por el Coneval, entre 2018 y 2020, la pobreza en zonas urbanas aumentó 3.2 puntos porcentuales al pasar de 36.8% a 40.1%. En el mismo documento, se menciona que Baja California Sur aumentó el porcentaje de su población en pobreza, al pasar de 18.6% a 27.6%. Por su lado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dio a conocer que las zonas rurales de BCS están en extinción al tener solamente al 9% de la población, es decir, el 91% restante se concentra en zonas urbanas, principalmente en las ciudades más grandes del estado: La Paz, Cabo San Lucas y San José del Cabo.
A nivel estatal, el INVI, según lo descrito en su Misión: “buscará coordinar, promover y ejecutar programas de vivienda para satisfacer las necesidades de las familias sudcalifornianas en materia de vivienda, atendiendo primordialmente a aquellas con menos ingresos y que por su condición sufren de vulnerabilidad patrimonial…”, con lo escrito podemos ver que el artículo 4° constitucional referente a la vivienda es la idea fundamental para el actuar del INVI. ¿Lo es en la realidad?
El 17 de enero pasado, medios informativos dieron a conocer que familias de Ciudad Constitución acudieron al domicilio particular de la presidenta municipal, Iliana Talamantes, motivados por unas notificaciones que les había llegado por parte del INVI, relativas a varios adeudos que tienen pendientes al Instituto. Posteriormente, la directora dio a conocer que solamente fue una invitación a regularizarse para recuperar la cartera vencida de la población con el INVI.
Es claro que miles de familias trabajan día a día por lograr un patrimonio, un espacio en el que puedan vivir de manera digna, con los servicios elementales que hagan menos penosa su vida. En este sentido, los retos que tiene el INVI para lograr abatir este problema son grandes, y no solamente el gobierno del estado, sino que a nivel federal el gobierno de la república debe implementar un plan para dotar de viviendas dignas a las familias mexicanas.
¿Qué puede hacer el INVI en lo local? La respuesta es no solamente visualizar el problema o las opciones como la vivienda bioclimática, sino, empezar por ejecutar programas de mejoramiento a la vivienda para las familias con mayor rezago y buscar opciones de predios para formar asentamientos. Al tiempo.
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